Juanjo Alonso. Manual de cicloturismo. Ediciones Desnivel, Madrid. 1999. 126 páginas. ISBN: 84-89969-28-0
…la bicicleta también significa un sentido de vida para llenar el tiempo de ocio de muchas personas y el ciclismo deportivo es uno de los deportes más importantes de la sociedad actual en los países del primer mundo.
La bicicleta, cuyo prototipo más lejano es un caballo de madera con ruedas hecho en 1789, se ha vuelto muy popular y tanto que ahora sus modalidades son numerosas, incluyendo el cicloturismo, una forma de viajar parecida a tener un velero: igual que se puede ir de un puerto a otro o sólo navegar por media hora, también se le puede dar la vuelta al mundo. Y varios lo han hecho ya.
“…el cicloturismo nos ofrece la posibilidad de marcar nuestro propio ritmo, nos deja tiempo para descubrir y disfrutar, para aprender y asimilar, nos otorga la libertad de ser los dueños de nuestro destino.” (p. 25)
Juanjo Alonso, confirmación de la sentencia de Steinbeck sobre “…el que ha sido vagabundo alguna vez, lo será siempre.” (John Steinbeck, cit. en p. 9), también le dio tiempo para escribir un manual sobre lo que es su pasión: viajar por todos lados montado en su bicicleta.
“El cicloturismo no es siempre vivir situaciones extremas pero hay que tener en cuenta que se trata de una actividad en pleno contacto con el medio ambiente y los seres que lo habitan, se desarrolle en un lugar cerca de casa o en un país lejano.” (p. 38)
Sin embargo, el resultado es ambiguo: cuando se trata de relatar lo que ha vivido, es intenso y muy profundo, de manera que hay que releer lo que dice tan claramente para estar seguros de lo que dice. ¿Confuso? No, al contrario: muy certero. Una sentencia basta de muestra:
“Quien siente tanto miedo que para viajar necesita llevar consigo todo lo que sea capaz de transportar, especialmente en cuanto a medicinas y alimentos, se moverá por el mundo dentro de un globo que le impedirá conocer el medio humano y social que le rodea.” (p. 48)
Pero si hablamos de un manual, simplemente no se dio tiempo de vaciar todos los conocimientos que tiene en un libro dirigido a los demás. Me refiero a los conocimientos sobre técnicas y aspectos más elementales de la bicicleta. La pregunta que más frecuentemente se formula es “¿Qué bicicleta me compro?” Y el libro no la contesta. Es más: ni siquiera lo tiene en cuenta y pasa a enumerar lo que es mejor llevar. Su capítulo de mecánica es de sólo dos páginas y uno esperaría que éste fuera precisamente el plato fuerte.
El capítulo 10 se llama “Curiosidades y precauciones” y es un montón de consejos que proporciona de forma aislada y en desorden. Quizá si estuvieran agrupada por conceptos, sería más útil y fácil de localizar.
En resumen, si uno quiere aprender lo que es el cicloturismo, sería mejor asomarse a uno de los varios libros que el mismo autor ha escrito de sus viajes por casi todo el mundo. Pero en cuanto a ser un “manual”, mejor nos reservamos la palabra para otro tipo de contenidos.
