follow me
Montañismo y Exploración
RAZONES PARA SER ESPELEÓLOGO
9 agosto 2004

La espeleología es una actividad que se comprende muy poco, quizá menos que el resto de los deportes de montaña. Haroun Tazieff, explorador de volcanes, explica su descubrimiento bajo tierra, un descubrimiento muy personal pero que es nítido aún hoy. Estos son fragmentos de su libro La sima de la Pierre Saint Martin.







  • SumoMe

�Gruesas gotas de agua suenan al caer sobre la piedra desde la altura, pequeños chorros canturrean en la obscura sala, y éstos son los únicos sonidos que percibo en este extraño mundo...� (p. 19)

�A la débil luz de la pequeña antorcha, no distingo bajo mi nariz más que la bobina del hilo telefónico, algunos pedruscos muy próximos y el vago contorno de gigantescos bloques. El resto es obscuro. No obscuro: negro. Y noto que es inmenso.� (p. 20)


�Conozco también ese miedo del hombre ante la fuerza terrible de la Naturaleza, ese miedo que le sobrecoge a uno cuando se trata de atravesar una pendiente en la que pueden producirse aludes o una zona batida por un bombardeo volcánico. Miedo a ser aplastado, enterrado bajo el derrumbamiento de millares de toneladas de roca. No digo nada. Es mi compañero quien debe calcular sus probabilidades de éxito y decidir por sí mismo lo que ha de hacer.� (p. 37-38)


�El atractivo de la espeleología, sin embargo, era todavía escaso para mí. Recordaba, eso sí, la alegre excitación que me había invadido al sentir aproximarse el momento del descubrimiento del pozo que conduce a la sala inferior. Pero de esto a abandonar el cielo, el sol, las nubes...� (p. 50)

�El pretexto, el motivo que me di, fue la insuficiencia de mi reportaje filmado en la primera exploración y el interés excepcional de la sima, que merecía ser mejor conocida. En realidad, me sentía atacado por la pasión del descubrimiento. Y comprendí de qué modo la espeleología absorbe a sus adeptos; actúa sobre ellos con el más activo de los fermentos: el atractivo de lo desconocido.� (p. 53)

�Sobre la gran exploración de superficie, la de los abismos subterráneos presenta dos ventajas: su campo de acción es todavía tan nuevo que las posibilidades de descubrimiento son más innumerables que en el Antártico, los Andes o el Himalaya y, por otra parte, basta con recorrer algunas decenas, algunos centenares de kilómetros como máximo, para llegar a una región calcárea... En el periodo de un sencillo week-end, el espeleólogo podrá experimentar todas las dificultades, las angustias y las alegrías de una expedición en un país virgen.

�Este atractivo de lo desconocido, y de lo desconocido difícil, no se atreve mucho, sin embargo, a manifestarse como tal. En todos los tiempos se han refugiado detrás de móviles más admisibles: razones económicas, objetivos científicos... Quiero creer que fué el cebo de las riquezas fabulosas lo que arrastraba mar adentro a los navegantes de Cartago o de Cádiz, a Marco Polo a las estepas o los desiertos del Asia Central, a los exploradores a los montes del Perú o a las selvas del Congo.

��ste era al menos el motivo confesado: pero lo que ardía en el fondo de ellos mismos, ¿no era acaso la embriaguez del contacto con lo desconocido?

�También la espeleología pone en evidencia unos objetivos de orden utilitario, incluso e3stratégico. No se atreve a confesar su simple amor de lo desconocido revelado, del riesgo corrido, de las dificultades superadas. Lo mismo que el alpinismo de los primeros tiempos, se reviste de apariencias científicas. Y en realidad es apasionante, hallar en el fondo de las simas y las galerías subterráneas, algún indicio sobre la perforación de la corteza terrestre, descubrir vestigios de la humanidad primitiva y de animales desaparecidos, intentar penetrar el misterio de los rayos cósmicos o estudiar la biología de los cavernícolas... Pero no creo que nadie se haya hecho espeleólogo por razones semejantes. En cambio, más de un espeleólogo venido del deporte a la ciencia, ha sentido crecer en él la curiosidad de ese mundo extraño, en el cual la afición a la acción le había introducido.� (p. 54-55)



Páginas: 1 2 3 4



 



Suscríbete al Boletín

Google + Facebook Twitter RSS

 

Montañismo y Exploración © 1998-2024. Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con SIPER
Diseño por DaSoluciones.com©