El 31 de julio de 1954, dos hombres llegaban a la cima de la segunda montaña más alta del mundo: el K2. Antes habÃan sido ascendidos el Annapurna (1950), el Everest (1953) y el Nanga Parbat (1953). Estas tres cimas no dejaban lugar a dudas: se habÃa llegado en un juego que todos los montañistas consideraban limpio. En el K2 serÃa otra historia. Los hombres que llegaron a la cima y su jefe de expedición fueron vitoreados, como todas las expediciones. Después de todo, Italia entraba al campo de las naciones que conquistaban un ocho mil.
Años después, Walter Bonatti, uno de los mejores escaladores de su época y participante de la expedición de 1954, levantaba una demanda legal para borrar todas las difamaciones que se habÃan suscitado acerca de su participación. Bonatti y el hunza Mahdi habÃan subido hasta los 8,100 metros llevando las botellas de oxÃgeno a Campagnoni y Lacedelli, quienes establecieron un campamento de altura fuera del lugar acordado.
Bonatti gritó a sus compañeros para pedir su ubicación, pero ellos no respondÃan y cuando los oyeron sólo se limitaron a responder que dejara las botellas donde estaban y descendieran. Hace 50 años, eso era imposible, asà que Bonatti y Mahdi vivaquearon a esa altitud sin poder pegar los ojos y cuando Lacedelli y Compagnoni bajaban por las botellas, se sorprendieron de verlos bajar.
El resultado fue la conquista de una cima que Italia perseguÃa desde que el Duque de los Abruzos se internara en al Karakorum y que a Madhi le cortaran todos los dedos de las manos. Pero tiempo después, Lacedelli y Compagnoni declararÃan que Bonatti habÃa tratado de alcanzar la cima usando el oxÃgeno que llevaba y que a ellos les hizo falta para llegar a la cima, por lo que se vieron obligados a seguir sin él.
Ahà comenzó todo. Querellas, disputas, uno de los mejores alpinistas de su época marginado incluso del CAI (Club Alpino Italiano) y la exigencia de Bonatti de reconocer oficialmente los hechos que Ardito Dessio, jefe de la expedición, y los conquistadores de la cima habÃan falseado. Una fotografÃa en que se veÃa a uno de ellos con la máscara de oxÃgeno puesta y los tanques en la cima, aclaraba todo, a pesar de que era imposible que Bonatti pudiera usar el oxÃgeno sin las mascarillas que tenÃan sus compañeros.
Ahora, 50 años después, cuando decenas de personas han pisado la cumbre de la �montaña de las montañas� y se han roto récords de ascensos, el vivac de Bonatti y Mahdi a 8,100 metros sigue pesando en la historia de esa montaña en una historia truculenta que tiene comparación sólo con la conquista del Denali por el Dr. Cook.