La visita que hiciera David Macià a México para impartir un curso de planificación del entrenamiento en escalada deportiva, no fue algo superficial. Por primera vez en la historia de la escalada había un profesional de alta calidad que dirigía la escalada a su terreno puro: es competitiva, como todo hombre lo es de una manera o de otra, y por ende hay que entrenar. Y por lo tanto, si se quiere ser mejor, hay que saber cómo entrenar.

Lo que su presencia signifique para la escalada en México lo tendrán que decidir los escaladores que estuvieron presentes en las teorías, polémicas y prácticas del curso. Eso es claro. Pero de lo que David se encargó en ese breve tiempo fue de moldear a las personas con disciplina, con ideas que parecían tocadas pero nunca profundizadas: si la escalada y el montañismo en general son competitivos, si el uso de drogas es adecuado, si existen "mutantes" capaces de hacer la escalada más fuerte sin apenas entrenar, por ejemplo.

Aunque fueron sólo un par de ojos, los de David Macià  se fijaron todo el tiempo en los problemas de cada uno de sus escaladores y les dirigía para superarse, algo que en pocos días ya se oía desde lejos cuando uno pasaba cerca del muro: "¡Corre, corre!", "¡Marca!"

Aunque el mismo David mencionaba que lo que él enseñaba sería seguramente olvidado en poco tiempo, es seguro que queden vestigios palpables. En quienes estuvieron presentes, la disciplina y el análisis de lo que se hace. Pero también es posible que ver calentar los músculos a base de ciertos movimientos se haga popular dentro en un plazo corto o mediano. Esto en sí ya es ganancia.

Y aunque su visita fue breve, para muchos marcó un parteaguas en su vida de escalador o montañista. Incluido yo.