He tenido la oportunidad, a través de 59 años de exploraciones por todo el mundo, de ser testigo y de estudiar dos ejemplos impresionantes de comunidades con un destino nefasto: Isla de Pascua y HaitÃ, ambas vÃctimas de angustiantes tragedias ecológicas de nuestro tiempos. La Isla de Pascua ha experimentado el mismo desarrollo incontrolado que terminó después de mil años de percance en el colapso de una cultura original y la erradicación fÃsica de los isleños, por un Â?autogenocidioÂ?.
Haità está horriblemente sobrepoblada: 7.5 millones en una tierra exigua y empobrecida, con seis hijos en promedio por familia, pero no es raro encontrar familias con once hijos. Tiene una alta tasa de mortalidad infantil, insuficiente escolaridad y miseria debidas a la ignorancia, a la superstición y al mal manejo polÃtico.
Sin embargo, los haitianos son bellos, orgullosos, inteligentes, de buen humor y trabajadores. Pero han agotado los recursos marinos de su estrecho arrecife continental. Han deforestado sin precaución, dos tercios de su paÃs y por eso, las lluvias tropicales han barrido la tierra dejando desnuda la roca del suelo lo cual impedirá la agricultura durante los próximos siglos. Para cocinar su escaso alimento continúan deforestando y convierten la madera en carbón de leña.
Nosotros les preguntamos: ¿Qué pasará cuando ya no quede más leña? Eso será el fin del mundo.
Â?SÃ, eso será el fin del mundo, respondieron ellos.
Hasta entonces los hombres de Haità y las mujeres dicen: �¿Quién soy yo para decidir cuántos hijos tendré?�
Los cambios polÃticos no podrán resolver la tragedia de Haità puesto que este paÃs estará enfermo de pobreza durante muchos años. Tal vez para siempre, porque en ciertos casos la destrucción ambiental puede llegar al punto de no retorno.
En el siglo VII d.C. como lo demuestran los petroglifos, dos grandes canoas llegaron a una isla tropical virgen, exuberante e inhabitada; doscientos polinesios Â?hombres, mujeres y niñosÂ?, y gallinas y cerdos, desembarcaron en las hermosas costas de la Isla de Pascua. Vinieron de las Islas Marquesas donde habÃan sido condenados al ostracismo y perseguidos después de una guerra tribal.
Durante ocho siglos después de haberse establecido, ellos cultivaron, se multiplicaron y desarrollaron una civilización única, una sociedad dividida en tres castas: campesinos, escultores y sacerdotes. Su población llegó a 70,000 habitantes. La hambruna, las rebeliones sangrientas y el caos causaron el colapso total de su sociedad. Cuando los navegantes holandeses desembarcaron en la Isla de Pascua en el siglo XVII, ésta estaba completamente estéril; era un pedazo de roca totalmente deforestada donde un par de centenares de canÃbales se cazaban unos a otros para sobrevivir.
La exuberancia de la Isla de Pascua habÃa expirado bajo el peso de demasiados consumidores. Todo lo que quedó fueron unas estatuas orgullosas y unas lajas de piedra indescifrables, una severa advertencia a la humanidad de lo que le pasará a la Isla Tierra si los humanos no controlan estrictamente su demografÃa.
Debe haber una movilización general para dar marcha atrás a la tendencia demográfica y evitar �la explosión poblacional� (population big bang). Pero en vez de ello, hay una cierta confusión sobre cómo enfrentar esa amenaza tan grande.
Poco después de la Segunda Guerra Mundial, el Club de Roma reveló la relación causa-efecto entre el agotamiento de los recursos no renovables y los efectos de la expansión demográfica combinados con el aumentos de los niveles de vida. Hoy, organizaciones como el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y el Instituto World Watch revalúan constantemente las consecuencias del Ãndice del desarrollo humano. Este Ãndice está basado en la expectativa de vida, grado de alfabetización e ingresos.
Pero todos los factores se ven influidos por la calidad del manejo mundial y principalmente por la espantosa tasa de crecimiento de la población. A pesar de algunas mejoras esporádicas, conseguidas con dificultad, el balance no es nada prometedor: algunos paÃses tienen todavÃa una expectativa de vida de 40 años solamente. El analfabetismo global permanece cerca del 40%, más de mil millones de personas vive en un nivel de pobreza absoluta. Dos mil millones de seres humanos una calidad de vida decreciente.
Pero hoy, el crecimiento de la población se ha vuelto exponencial. Ya no es el momento de discutir las teorÃas de Malthus. Durante el tiempo que yo he vivido, 80 años solamente, la población mundial se ha más que triplicado, saltando de 1.7 mil millones de habitantes en 1910 a 5.4 mil millones hoy. Si no se hace algo drástico, dentro de 80 años, en el año 2072, la población se triplicará de nuevo hasta alcanzar la absurda cifra de 16 mil millones de seres humanos. Casa seis meses se suma el equivalente de la población francesa (50 millones). Cada diez años nace una nueva China en las regiones más pobres de nuestra Tierra.
Páginas: 1 2 3 4 5