Mensaje 1ffvelard
My friend, es cierto lo que dices. Qué extraño y qué acertado que uses la palabra
dolor para referirte a las sensaciones que despierta el ser testigo de esta inexorable situación que, como bien argumentas, es global.
Hace como un año, en el IztaccÃhuatl, mientras descansábamos en el refugio del Ayoloco, contemplábamos el glaciar y lo retraÃdo de éste con un buen amigo que además es escritor, se llama Héctor ChavarrÃa. Ã?l me comentaba lo que otras personas del CAM me habÃan dicho, que hace apenas unos años, no mucho, 7 u 8 años, ese glaciar se extendÃa mucho más abajo, por lo que su acceso desde el refugio era relativamente fácil. La reducción del mismo [glaciar] ha sido acelerada.
Y el otro comentario de Héctor fue que a su vez a él Â?la gente de antañoÂ? le platicó que ese glaciar de Ayoloco era en épocas pasadas aún mucho más extenso. ¿Más aún? ¿Qué tanto? Me di a la tarea de buscar algo de información al respecto, encontrando que el primer estudio cientÃfico de los glaciares de México lo califica como un glaciar suspendido, es decir, que formaba incluso una pared de hielo en el precipicio donde termina la pendiente, o sea, una extensión inimaginable en estos dÃas.
Â?La obra de Ordóñez (1895) esa ya especÃficamente sobre los glaciares de los que reconoce dos en el lado occidental. Su toponimia es algo oscura pero parece que los reconocidos son los llamados de Ayolotepito y de Ayoloco, calificando a este glaciar suspendidoÂ?. (
www.planeta.com)
En las fotos de los libros de Alfredo Careaga [sobre los volcanes de México] ya se ve una diferencia importante en la magnitud de los glaciares de la zona de La Panza pues, por ejemplo, al llegar a la misma desde la zona de Las Rodillas, prácticamente no habÃa que descender para atravesar hacia el Pecho. Hice una comparación con fotos actuales y el resultado es deprimente.
Pero las fotos que recientemente, en la edición de septiembre 2003, se publicaron en la revista Any-XTREME son aún más antiguas, quizá datan de los años 50 y en ellas es posible distinguir un laberinto de enormes grietas en la pendiente del Ayoloco, y ese peñón rocoso que se encuentra en medio de la Panza, un poco hacia el lado oriental, no se distingue porque está absolutamente cubierto por el glaciar. Esas fotos son lo más impresionante que he visto en mucho tiempo. Cuando miramos ahora toda esa zona, quizá nos daremos cuenta de la magnitud del descenso de su espesor, fácilmente 30 metros.
En noviembre pasado ascendà al Pecho, y qué sorpresa: en la zona donde tradicionalmente se considera que se llega a la cima, es decir del lado norte del glaciar, antes de la Arista de Luz, en ese lugar clásico de los abrazos y la felicidad, ahà el suelo ya era en partes arenoso y rocoso, como nunca antes. Testimonio de los tiempos que
cambian y de la desaparición de ese componente básico de nuestras montañas que es el hielo.
¿Glaciares en La Cabeza, en el Cuello, en la Torre de San AgustÃn? No me tocó conocerlos. Desaparecieron hace varios años.
¿Glaciares Orientales? Conozco fascinantes relatos de un buen amigo que realizó su último ascenso en esta ruta clásica en 1998, y ahora ya no lo intentará porque ya están demasiado descompuestos.
Me pregunto, y aprovecho para plantear estas cuestiones a los miembros de este foro: A este paso, ¿llegará el dÃa en que desaparezcan por completo el hielo de nuestras montañas? ¿Alcanzaremos a ver un Izta o un Pico de Orizaba en el mes de abril sin rastro de hielo, sólo pendientes arenosas y roca por todos lados? ¿Qué se perderá además de la belleza de las montañas, como afectará todo esto el entorno inmediato de estas montañas? ¿Donde encontraremos ese mundo nuevo y distinto, ese ambiente polar al que a veces nos transportan nuestras montañas? ¿Podemos hacer algo, es verdaderamente un proceso irreversible?
Si es cierta aquella teorÃa (Gaia), según la cual la Tierra en su conjunto es el organismo vivo más grande que conocemos, la palabra dolor parece muy apropiada para describir todo este proceso.
FFV
Fallen Angel