Saludos a todos los reunidos aquà por una causa común, conservar el mundo natural para las futuras generaciones. Ustedes están escuchando los pensamientos y la sabidurÃa de los pueblos autóctonos en todo el mundo, quienes desde tiempo inmemorial han vivido aquà y formado nuestras sociedades para adherirse a la ley natural.
Nuestra sabidurÃa es profunda y proviene de vivir en el mismo lugar durante incontables generaciones. Proviene de observar salir el sol en el este y ponerse en el oeste desde el mismo lugar durante muchos espacios de tiempo. Estamos familiarizados con las tierras, los rÃos y los grandes mares que nos rodean, como lo estamos con las caras de nuestras madres. Efectivamente llamamos a nuestra tierra
Etenoha, nuestra madre de donde surge toda la vida.
La ley natural, como la entendemos, es el orden predominante de la vida. El Gran Creador plantó en esta tierra a todas las naciones vivientes: desde los pastos hasta los árboles, desde los insectos hasta los elefantes, desde las más pequeñas vidas en las aguas hasta las grandes ballenas en los mares. Y plantó a las familias de la humanidad en los cuatro sagrados colores de negro, blanco, rojo y amarillo.
El dio instrucciones a estas grandes naciones vivientes y ellas continúan siguiendo las mismas. A nosotros los seres humanos �l nos dio responsabilidades. Nos dio manos para trabajar, intelecto y el poder de razonar, opciones para elegir nuestros caminos, para hacer lo que es debido o hacer lo que es indebido. Nos dio la presencia de la muerte y la perspicacia de la vida después de la muerte. Estas son responsabilidades más que dádivas y también nos dio a cada uno una misión en esta vida que es sólo nuestra.
Estas son responsabilidades para meditar y participar en beneficio de toda la vida. Para nosotros no existe la palabra �salvaje�. Lo más aproximado que tenemos es �libre�, libertad en el orden natural de las cosas, con las reglas inherentes y con las obligaciones de la libertad. Nosotros no percibimos nuestro �hábitat� como salvaje sino como un lugar de gran seguridad y paz y lleno de vida.
Los principios básicos de la ley natural son simples: un respeto para toda la vida, ya que toda la vida es igual; reconocimiento de la soberanÃa de los individuos, sean ellos seres humanos, las naciones de animales o los bosques vivientes; agradecimiento por todo lo que se nos ha dado a disfrutar para que dentro de siete generaciones, a partir de este dÃa, nuestros hijos puedan disfrutar de las mismas cosas que tenemos ahora.
Nuestros abuelos hablaban de las aguas cristalinas en los manantiales, en los arroyos, en los rÃos, en los lagos y en los grandes mares interiores. Hablaban de bosques tan vastos, tan espesos, que los rayos del sol difÃcilmente encontraban su paso hasta el suelo y que una ardilla podÃa viajar desde el mar del este hasta el rÃo Mississipi sin tocar tierra. Hablaban de las flores y de las hierbas medicinales que crecÃan con profusión junto con las frutas, las nueces y las bayas que servÃan de alimento no sólo a las familias sino también a las naciones de animales que abundaban y prosperaban en estas tierras. Hablaban de las vastas manadas de caza Â?venado, alce y las masivas manadas de búfalosÂ?, que vagaban por el continente entero y en número sin fin. Pero sà tuvieron fin y asà recibimos nuestra primera lección: que habÃa hombres que querÃan dominar y lo que no pudieron dominar lo destruyeron.
La ley natural es una ley espiritual. Sus poderes son claros y oscuros. Somos bendecidos y prosperamos si es que vivimos dentro de la ley. Es oscura, terrible y despiadada si la trasgredimos.
Hoy la noticia es agobiante: parece haber un esfuerzo decidido en destruir la vida que hay en este planeta. La ley natural es clara. Si destruyes el proceso de los ciclos de vida, afectas a la vida como la conocemos. El balance es delicado. Los mayas cultivaron la tierra durante incontables siglos trabajando con este balance; ellos vivieron con la ley, con respeto y comprensión y por ello prosperaron.
Pero aún ahora arriesgamos nuestras vidas por la descarada explotación de la abundancia de la Tierra, sin tener en cuenta las leyes de la Naturaleza.
¿Quién sufre por nuestra trasgresión de la ley natural? Nuestros hijos. Estamos obteniendo provechos a costa suya. Estamos cambiando deliberadamente la vida en el futuro.
¿Cómo sucedió esto? Sucedió o porque no entendimos la ley natural o deliberadamente elegimos ignorarla. ¿PodrÃamos decir que la tecnologÃa es una herramienta, esta fue una decisión conciente de la humanidad, la motivación? Utilidades. La tecnologÃa liberó nuestra codicia.
He oÃdo que el crecimiento económico es una necesidad y que la conservación es una consideración de importancia. Nosotros disentimos. La conservación es vida y el crecimiento económico es cosa de interpretación.
Aquà estamos, en este momento de la historia, con una tarea que no podemos dejar a nuestros hijos, con una elección que requiere coraje, fortaleza y una voluntad inspirada en la comprensión de la gran ley espiritual de nuestra madre tierra.
Gran Jefe Oren Lyons, de la Tribu Lobo.