Walter Bonatti. K2: historia de un caso. Ediciones Desnivel, Madrid. 2002. 240 páginas. ISBN: 84-95760-71-1
Esa noche en el K2, entre el 30 y el 31 de julio de 1954, yo debía morir. El hecho de que, por el contrario, sobreviviera dependió únicamente de mí.
Walter Bonatti
Siempre se ha dicho que la historia no sirve para mucho. Pero mientras tanto, empecemos por lo menos por escribirla correctamente.
Silvia Metzeltin y Alessandro Giorgetta, cit. p. 139
K2. 8,100 metros. 30 de julio de 1954. Dos hombres: uno italiano y el otro hunza. Dos idiomas que no se comprenden mutuamente. Walter Bonatti y Madhi han subido hasta los 8,100 metros para llevar el oxígeno que Lino Lacedelli y Achille Compagnoni necesitarían para llegar a la cumbre. Pero no los encuentran y la noche se les viene encima. Sus compañeros de expedición, refugiados en su campamento IX, a pocos metros de ellos, no van en su ayuda y le gritan a Bonatti que deje los tanques en donde están y bajen, pero, atrapados en una pendiente difícil, Bonatti decide vivaquear. En cuanto hubo luz del día siguiente Madhi, destrozado, comienza a descender. Lacedelli y Compagnoni llegarán a la cumbre del K2 a las seis de la tarde con los tanques que Bonatti y Madhi han subido para ellos. A su regreso, la expedición en total, pero especialmente quienes llegaron a la cima, son tratados como héroes.
Diez años después, en 1964, el periódico italiano Nuova Gazeta del Popolo della Domenica publica un artículo titulado "Diez años después la verdad sobre el K2. Cómo Bonatti intentó adelantarse a Compagnoni y Lino Lacedelli." Y en él se afirma que Bonatti intentó llegar a la cumbre del K2 antes y usando los tanques de oxígeno que llevaban. La respuesta de Bonatti fue veloz y contundente: una demanda por difamación al periódico y al reportero. Pero el resultado habría de arrojar un saldo imprevisto para todos: la fuente de información había sido Compagnoni.
Así se abría el expediente de un caso que aún no finaliza, según Bonatti, porque si bien en 1994, en el aniversario 40 del primer ascenso al K2, los periódicos y la opinión no dudan ya de los argumentos presentados con lógica por Bonatti "quizá principalmente porque nunca fueron demostrados como falsos" el reconocimiento oficial por parte del presidente de Italia a Ardito Desio, jefe de la expedición, en 2001 por su 104 aniversario, hizo saltar de nuevo a Bonatti: si bien el mundo especializado sabía la verdad, la historia oficial seguía siendo claramente errónea.
¿Por qué molestarse en documentarse y escribir un libro más bien documental que literario sobre dos días de la historia de una sola montaña? Hay que colocarse en el papel de un Walter Bonatti de 24 años, a sólo uno de distancia de convertirse en una leyenda del montañismo con su ascenso en solitario al pilar oeste de los Drus:
"Pasaban los meses, tras aquella aciaga noche en el K2; y yo, tozudamente confiado a la par que ingenuo, seguía esperando un gesto, una simple palabra de reparación, aunque fuera dicha de tú a tú, guiñando un ojo, como a menudo se hace entre hombres; en fin, cualquier cosa que pudiera por lo menos atenuar la profunda desilusión de esa noche causada por aquellos por los que yo, espontáneamente y con el máximo empeño, había puesto en riesgo mi propia existencia. No sólo no ocurrió nada de eso, sino que, a la luz de los acontecimientos que siguieron, mi silencio sirvió únicamente para imponer y consolidar la versión defendida por los demás, en detrimento de lo que viví en esa lejana cumbre." (p. 50)
Pero si bien este es el sentimiento propio de un hombre de 24 años, el reportaje donde se hablaba de "la verdad" después de diez años, fue el cristal a través del cual pudo mirar lo que sucedía a su alrededor: no podía conseguir patrocinios y se hablaba de él a sus espaldas y, de pronto, también de frente, usando la versión oficial para ello: "Pero mi aclaración, repito, es sobre todo para hacer justicia y volver a darle sentido lógico a las decisiones que tomé esa noche del 30 de julio de 1954." (p. 84)
No se trata de un libro de literatura y tampoco es agradable ver cómo la disputa se hace fuerte. Pero es un libro que tiene cabida en el contexto histórico. Y no se trata de la versión de Bonatti contra la de Ardito Desio (que nunca estuvo en los campamentos superiores, pues ni siquiera era alpinista) o de Compagnoni o Lacedelli. Quizá la versión de Bonatti sea más interesante y llena de vida, pero puede ser éste el anzuelo que haga tomar partido por Bonatti.
Se descubre lo verdaderamente valioso del libro cuando se lee el artículo escrito por el médico australiano Robert Marshall, un aficionado al alpinismo que decide escrutar los documentos presentados por Bonatti y hacer una análisis de la situación en plan general. Es entonces cuando el carácter de cada uno de los personajes implicados aparece instantáneamente.
Este libro puede no tener valor para mucha gente pero desde mi punto de vista, se trata de un documento importante que no es fácil de leer y que, en contra de lo que una reportera comentara ("Se trata, por el contrario, de un libro-documento, un collage de materiales, incluso periodísticos, que intenta con audacia experimental, no ya presentar al lector una verdad ya hecha, sino conducirlo gradualmente a construirse él mismo su propia verdad." [Andrea Casalegno, cit. en p. 172]), es un conjunto de pruebas que muestran claramente la verdad.
Reinhold Messner menciona: "Walter Bonatti merece el último laurel por todos sus heroicos actos sobre la roca, con o sin clavos, con o sin preparación. Es el Aquiles del Alpinismo. y ha sobrevivido, a diferencia de Herman Buhl y Lionel Terray. Si hubiera permanecido silencioso como lo hicieron Milarepa y Dibona antes que él, se hubiera contado entre los sabios." ("Mitos destruidos, héroes muertos")
Pero... ¿hizo bien Bonatti en comenzar el "proceso", un proceso que aún no acaba, a un año del cincuentenario de la conquista del K2? Para algunos, no. Para la gran mayoría es una lucha que ya no tiene sentido seguir. Sin embargo, de no haber iniciado esa lucha, habría pasado a la historia como un rufián. Y por supuesto, no se ha quedado en su "rehabilitación" (pues su calidad técnica y sus hechos no estaban puestos en duda) sino que hace un planteamiento decisivo:
"...hoy el problema sólo es reconocer la verdad y volver a escribir la historia oficial del K2. no me importa que los periódicos de todo el mundo hayan tomado partido por mí: es un hecho muy importante, pero no es suficiente. Es la oficialidad de la historia lo que hay que corregir." (Walter Bonatti en una entrevista, p. 178)
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