EL RECONOCIMIENTO OFICIAL
En 1973, Iseo Noyola, entonces nombrado presidente del Club, decidió dirigir una carta al Presidente de la República para solicitar equipo básico para realizar excursiones de mayor nivel técnico. La respuesta llegó semanas después diciendo que debía dirigirse a las autoridades deportivas de la propia Universidad. Entonces era Director General de Actividades Deportivas y Recreativas el Ingeniero Alejandro Cadaval, quien, a pesar del interés que manifestaba hacia la idea de integrar el montañismo como un deporte más en la UNAM, tenía todavía serias dudas respecto a la seguridad en quienes planteaban el proyecto.
A principios de 1974, Manuel Casanova, nombrado sucesor de Iseo Noyola, propuso a la Universidad la idea de ascender las diez cumbres más altas de México, encender una antorcha en la cima y bajarla de la montaña para entregarla a una serie de corredores que la harían llegar a Ciudad Universitaria, donde se encendería en pebetero olímpico con el fuego venido de lo más alto de México para iniciar los Primeros Juegos Deportivos Estudiantiles. Como el evento fuera un éxito, la incorporación del montañismo al deporte estudiantil de la Universidad Nacional Autónoma de México finalmente se cristalizó ese mismo año.
Sin embargo, hubo una pequeña variación que el Club de Alpinismo no esperaba: el ingeniero Cadaval nombró como responsable de la Asociación de Alpinismo (nombre que se le dio al incorporarse como deporte estudiantil) al profesor Mariano Aguilera, hecho que llevó a un distanciamiento persistente entre el montañismo de la Universidad y los integrantes del Club de Alpinismo, quienes decidieron cambiarse el nombre a Grupo Expedicionario Universitario (GEU).
El nombre implicaba no sólo su descontento hacia el nombre oficial que se le había dado a un esfuerzo de mucho tiempo y que de pronto ya no les pertenecía, sino también la calidad de sus metas, pues para entonces planeaban ya realizar expediciones. Los dos años siguientes (1975-1976) son un tanto confusos en todos términos para las dos partes. Por un lado los miembros del GEU siguen realizando excursiones de alto nivel.
En 1975, Carlos Rangel Plasencia, fundador del nuevo GEU, realizó en el mes de noviembre una escalada en solitario a la pared Las Inescalables, por la ruta El Sol, en la parte norte de la Cabeza del Iztaccíhuatl. La escalada, planeada durante muchos meses, fue apoyada por Iseo Noyola desde el refugio del Teyotl, y Manuel Casanova y tres montañistas más quienes acamparon en la cumbre de la Cabeza. Por este ascenso, la Liga Excursionista del Seguro Social le entrega la medalla "Al Mérito Deportivo" de ese año en la ceremonia del aniversario de su Club.
Por su parte, la nueva Asociación de Alpinismo tuvo problemas de funcionamiento pues no tenía la energía ni la filosofía del GEU. Así, en septiembre de 1974, su evento principal, una exploración a la Barranca del Cobre y que duró tres días, estuvo a punto de suspenderse porque no había gente que asistiera. El evento se salvó gracias a que el GEU participó con su gente, invitados por Manuel Casanova.
Sin embargo, las tensiones entre un grupo y otro y el marcado desinterés que el profesor Aguilera manifestaba a las actividades del montañismo, hicieron que a fines de 1975 el propio ingeniero Cadaval decidiera eliminar al montañismo como deporte universitario.