ESCALAR EN CHIAPAS¿Plantas urticantes? ¿Animales venenosos? ¿Dificultades insuperables por la selva? Chiapas, el estado mexicano donde abunda(ba) la selva, es visitado por gente de todo el mundo. Pero, ¿se puede escalar ahÃ? El artÃculo de Carlos Macotela nos presenta un Chiapas donde un pequeño pero entusiasta grupo de jóvenes escaladores están creando la escalada en su estado.
Hablando con justicia, lo importante no es que sean jóvenes ni que sean pocos. Lo realmente importante es el entusiasmo con que se dedican a practicar su deporte. PodrÃan ser cientos y podrÃan todos ser mucho más jóvenes, pero seguir un mismo camino no lleva a ningún lado. El entusiasmo es el que falta para hacer que el hombre busque algo nuevo. Entusiasmo y pasión, dirÃa la gran mayorÃa de la gente. Yo agregarÃa: Â?creatividadÂ?, porque sin ella, el mundo es tan pequeño como nuestro alcance.
CUERDASNo es necesario hacer ninguna encuesta para saber cuál es la herramienta de que nos valemos más los montañistas. Sólo hay que asomarse a los viejos escudos de los clubes de los años veintes a sesentas y se descubre con facilidad: la cuerda. No importa qué especialidad del montañismo sea, la cuerda está presente, antes aún que los mosquetones. Pero, ¿qué es la cuerda? Mucha gente considera que, nueva, es irrompible y aunque en ciertos cÃrculos se comienza a hablar del factor de caÃda, la verdad escueta es que no se ha prestado la suficiente atención a lo que puede pasar si la cuerda falla.
Es por eso tan importante el pequeño libro
Cuerdas y nudos de alta resistencia, cuya reseña incluimos en el presente boletÃn. Imaginar que una misma cuerda puede servir para escalar, hacer rapel o navegar en el PacÃfico es tanto como comparar cualquiera de esas actividades con tender al sol la ropa mojada. Una cuerda es un elemento de seguridad y debe tratársele como tal, tanto en su cuidado como en su manejo. Si bien es cierto que se puede ahorrar dinero comprando una mochila de menor calidad, el mismo pensamiento aplicado al equipo de seguridad puede ser fatal.
CONSERVACIÃ?NDesde hace algunos números, hemos estado enviando artÃculos breves sobre el pensamiento de los indÃgenas americanos (hasta ahora norteamericanos, por su fuente histórica escrita) sobre el cambio de su vida cuando llegó la civilización europea. ¿Por qué esto?, nos han escrito varias veces. ¿Para qué desvirtuar un boletÃn de montañismo con escritos ecológicos que parecen tener tendencia polÃtica?
La razón es una: el mundo que habitamos necesita que tomemos conciencia de él. Y no sólo por seguir la norma siempre repetida de �no tirar basura�.
Hace unos dÃas, en la cima del Ajusco, escuché ese mismo razonamiento: Â?no tires la basura porque contaminasÂ?. Esto es cierto a medias. El no tirar la basura hace que no
veamos la contaminación, pero más que no tirarla, es urgente inculcar lo que los indios norteamericanos hablaron hace siglos:
no crearla. La diferencia es sustancial. Después de todo, si regresamos con la basura a nuestras casas, llegará a otro lugar. En vez de no tirar basura, mejor no crearla, aunque esto no nos exime de no tirarla y, por supuesto, tampoco de recoger la que no es nuestra.
