Todo fue salir de la tienda de campaña y nos atacaron a todos a la vez. Estábamos en despoblado. Fuimos atacados con violencia, pero huimos y por eso estamos vivos ahora. El lugar del campamento era un lugar bonito, con una playa de puras conchitas y sin grano de arena. Estábamos en una pequeña bahía, completamente aislados. De noche vimos a lo lejos, hacia tierra, las luces rojizas de los ingenios azucareros. Eso debió darme la alerta, pero no lo percibí, así que al amanecer, saliendo de la tienda, nos atacaron.