follow me
Montañismo y Exploración
La jornada más larga

A las tres y media, comenzó la "brisa", ese viento que corre paralelo a la costa y que nos ha venido ayudando tanto. Entonces decidimos salir de nuevo, a avanzar un poco más.







  • SumoMe

Día de navegación 16. Viernes 10 de mayo, 2002


Caminamos un rato más en el pueblo y llegamos a la cancha de béisbol y ya luego regresamos al faro a descansar que ahí en la parte alta íbamos a dormir, con viento, pero a la mañana siguiente amanecimos blancos por la cal del piso, era todavía medio de noche pero comenzamos remar...


Salimos de ahí por la mañana, cuando apenas estaba saliendo el sol, pues queríamos atravesar la boca de la ría lo más pronto posible porque sabíamos que sería una remada muy lenta. Ya habíamos aprendido que hacerlo en agua baja era demasiado desgastante. Los kayaks sufrían algo parecido a un buen freno y para mantener la misma velocidad debíamos usar más fuerza o ir más lentos, que equivalía a remar más tiempo. Por eso era la urgencia: no queríamos tener el sol encima de nosotros todavía en mitad del agua. La otra orilla sería otra cosa, porque el manglar mismo nos evitaría el viento "sueste", que tiraba hacia el mar la mayor parte del día y de la noche y que ahora venía a ser un problema para nosotros.


Pasamos el día remando y remando. A la una de la tarde, llegamos a un pequeño islote y me detuve ahí a descansar. ¿Qué habría más adelante? Ni idea, pero me tumbé en una tabla de madera y quedé dormido poco más de una hora. Cuando desperté, la algazara de patos era increíble. Sabían que estábamos pero como no hacíamos ruido, se dedicaban a lo suyo y era hacer tanto ruido como pareciera. Decenas de voces y no digo de patos, sino de voces diversas, como si fuera una auténtica comunicación entre ellos.


...sabíamos que no habría paradas sino hasta Isla Piedra que es un pedazo de arena en medio del manglar no tendrá mas de cien metros cuadrados y pues ahí acampan pescadores por unos días, pero para bien de nosotros resultó que antes había un islote que era también un punto de reunión de pescadores...


A las tres y media, comenzó la "brisa", ese viento que corre paralelo a la costa y que nos ha venido ayudando tanto. Entonces decidimos salir de nuevo, a avanzar un poco más.


El "poco más" se prolongó mucho tiempo. Para la tarde yo estaba cansado y mi ritmo de remo era bastante más bajo. Casi al atardecer llegamos a eso que hemos dado en llamar una "entrada" al manglar y que viene a ser un sitio donde los hombres han cortado el mangle para poder desembarcar. Lo más curioso era que por primera vez había una pequeña colina que subir, sin planos y ya. La curiosidad pudo más, bajamos y subimos a la colina.


El lugar era un cerro lleno de agujeros excavados. Alex por su lado y yo por el mío, recorrimos una parte. Vi auténticos pozos de agua, trozos de cerámica bastante vieja, piedras y arena removida por todos lados y no me cupo duda: el sitio había sido una pequeña ciudad costera con ruinas mayas que había sido saqueada. Un poco más lejos vi un campamento, así que regresé a los kayaks y nos movimos para allá.


Se trataba de un campamento de pescadores. Uno de ellos cortaba el hielo en bloques para mantener el pescado en buen estado. Los demás no nos causaron una buena impresión. Era Isla Piedra y el próximo punto para acampar estaría a una hora de distancia, lo que en nuestro estado de fatiga era ya mucho. Pero preferimos irnos y tener tranquilidad a seguir escuchando comentarios sobre lo buenos que serían nuestros kayaks para la época de pulpo y de cuántos de aquellos pescadores quisieran tener uno.




















Fue poco más de una hora y eso con viento en popa. El sitio era más que agradable: un pequeño islote que tapaba un brazo de mar adentrándose en el manglar, una choza de "guano" y ya. Todo estaba tranquilo. Comimos y dormimos como auténticas piedras.


...cuando llegamos a Isla Piedra los pescadores nos dijeron que más delante había un techito donde podíamos resguardarnos para pasar la noche en medio del manglar, así que remamos duro porque solamente quedaban dos horas de luz, cuando llegue y vi el lugar quede sorprendido, sentí una alegría al ver espacio suficiente, estar rodeado de agua sin viento, pasar la noche dentro de un manglar con vistas extraordinarias a la fauna y flora del sitio, eso sí, el calor de esa noche fue insoportable porque el manglar nos tapaba el viento así que sudamos y sudamos toda la noche y si te sales a refrescar pues los mosquitos, tábanos y demás te comen, así que no quedó otro remedio más que aguantarnos.







Páginas: 1 2 3 4



 



Suscríbete al Boletín

Google + Facebook Twitter RSS

 

Montañismo y Exploración © 1998-2024. Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con SIPER
Diseño por DaSoluciones.com©