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Montañismo y Exploración
LA ESPELEOLOGÍA EN MÉXICO: ¿Deporte contra ciencia?

En marzo de este año, espeleólogos de diferentes grupos se reunieron para formular un proyecto que llamaron "Proyecto 8-1000 CHAKXOCAS" y que pretende descender a ocho cavernas de más de mil metros de profundidad en expediciones organizadas exclusivamente por mexicanos …







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En marzo de este año, espeleólogos de diferentes grupos se reunieron para formular un proyecto que llamaron "Proyecto 8-1000 CHAKXOCAS" y que pretende descender a ocho cavernas de más de mil metros de profundidad en expediciones organizadas exclusivamente por mexicanos en el periodo de 2003 al 2010.

Aunque la noticia ya circulaba entre algunos grupos, fue dada a conocer oficialmente en el foro Iztaxochitla. Lo que nadie esperaba fue la reacción a este proyecto, basada en un argumento de definición: ¿qué es la espeleología: deporte o ciencia? Esta es una forma de poner sobre la mesa de discusión un proyecto deportivo que no tiene objetivos científicos, pues la espeleología, han mencionado ya varias veces, es el estudio de las cavernas y no el mero recorrido de ellas. Es una ciencia y no un deporte.

Por el momento hay dos vertientes principales en la discusión: aquellos que opinan que sólo se puede unir a la espeleología nacional por medio de un proyecto de exploración y quienes, por supuesto, apoyan el proyecto deportivo. ¿Se debe hacer una expedición que sólo reúna objetivos deportivos? ¿Debe encauzarse esa energía hacia un proyecto más amplio de exploración del subsuelo mexicano?

Desde nuestro particular punto de vista, cada proyecto cuesta tanto trabajo que es una hazaña no entrar y lograr el objetivo, sino el simple hecho de lograr salir de la ciudad, de haber podido reunir voluntades y esfuerzos e ir en pos de un objetivo común. Ésta es una base no mencionada de los deportes de montaña. Habrá que hacer una logística y un entrenamiento que si bien no son ciencia, sí contribuiría a la difusión de la espeleología y dejaría de ser tan poco conocida como es hoy.

Por otro lado, parece existir cierto temor de que la espeleología siga el camino del montañismo. Con hábitats más frágiles, las cavernas no soportarían el impacto ambiental y como muestra está el Sótano de las Golondrinas, que cada vez está en peores condiciones. Con los aparatos de difusión masiva y el auge de la palabra "extremo" a los deportes, los más ansiosos de que estos deportes se realicen son los patrocinadores, que hacen caer a los deportistas en la arena del espectáculo, las carreras, las marcas y otras "minucias" que cambiarán el escenario tal como es actualmente.

¿Se hace o no espeleología con un proyecto de siete o más años en el que aparentemente no se realiza exploración ni aportaciones a la ciencia? Es algo que quienes están involucrados en tal discusión deben postular, aunque yo no le daría tanta importancia a las definiciones. A fin de cuentas, el proyecto se puede llevar a cabo con o sin el emblema "espeleología". Lo que sí es importante es plantear si la espeleología puede involucrar a los espeleístas y si éstos pueden aceptar esta denominación sin sentirse menos, como indica Rafael Carreño.

Sea espeleología o espeleísmo, lo que llama poderosamente la atención es que se trata de un proyecto a largo plazo, que fue propuesto por varios grupos y que con el paso del tiempo el proyecto mismo pueda ser el imán que atrajera a muchos que no conocen lo que es la espeleología.

Por el momento, hay un tema en debate: la definición de lo que es espeleología y sus finalidades. Pero basta recordar que el alpinismo comenzó teniendo una finalidad (o "pretexto", como suelen decir algunos) científica y terminó siendo un deporte altamente especializado nada despreciable. Claro que la diferencia sustancial es que las montañas se conocen desde antes de decidirse a escalarlas, mientras que no se sabe qué cantidad de cavernas puede haber en el mundo y éste es uno de los mayores atractivos de los exploradores.


MARES DE MÉXICO

En 1993, el capitán Carlos Aragón me invitaba a navegar con él en su velero en el Pacífico. No sabía entonces que esa experiencia en mar iba a convertirse en el surgimiento de un proyecto llamado "Mares de México", que pretende navegar a lo largo de varios años las costas de México: más de once mil kilómetros. En diciembre de 2000 recorrimos el Mar Caribe, desde Chetumal hasta Cancún, en lo que dimos por llamar la "Segunda Etapa" del Proyecto, dando así reconocimiento al gran arranque impulsado por el capitán Aragón.

Hoy es tiempo de iniciar la tercera etapa: más de 1,400 kilómetros de costa desde Cancún hasta el puerto de Veracruz. La expedición estará siendo transmitida por este boletín electrónico y en nuestro Sitio Web.


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