La gente, apenas hicimos tierra, comenzó a salir de sus casas escondidas detrás de las dunas costeras. Ancianos, mujeres, niños, adolescentes y adultos… todos preguntaban qué hacíamos, adónde íbamos, si Alex era gringo, si… pero lo más inquietante fue que tocaban todo: los remos, el kayak, cualquier cosa que estuviera al alcance y sin pedir permiso.