Alba Jaramillo
Al poner ambos pies en la cima de la montaña más alta del mundo, el 18 de mayo, Badía Bonilla recibió una nueva perspectiva de la vida y llenó su corazón de nuevas ilusiones.
“El Everest me dio mucha vida. Tengo planes de hacer muchas cosas y de pronto hasta pienso, ‘¿por qué no tengo 20 años?’”, reflexiona la montañista mexicana. “Sé que en esta vida todo llega a su tiempo, entonces hay que hacer cosas porque la vida se va y no perdona”.
Entre las cosas que la mexicana anhela realizar, está el reto de la montaña Shisha Pangma, que ella y su esposo Mauricio López intentaron escalar, desistiendo a 7 mil 100 metros, de los 8 mil 47 de altura. La aventura está programada para el mes de septiembre de este año.
“Nos quedamos muy cerca, ya conocemos la ruta, y con la experiencia que estamos adquiriendo, consideramos que con buen clima y buena suerte podríamos intentar llegar”, aseguró Badía. “Repito, no me voy a confiar porque ya hice el Everest, voy a seguirme preparando y mi intención es terminar lo que dejamos inconcluso”.
Su éxito en el Everest, la alpinista mexicana lo atribuye a la buena labor en equipo que realizó con su esposo, quien planeó la expedición y fue el líder de la misma.
“Fue mi mejor sherpa”, aseguró emocionada.
Bonilla viajó como parte de una expedición de 40 mil dólares que estuvo conformada por ella, su esposo, dos sherpas y un cocinero. La intención era que tanto ella como López llegaran a la cumbre juntos, no obstante, la falla en el tanque de oxígeno de Mauricio y la falta de visión en un ojo, le hicieron tomar la difícil decisión de regresar cuando le faltaban 50 metros para alcanzar la cima.
“Cuando estaba en la escalera para subir a la cima, pensé que podía hacerlo sin oxígeno, pero la vista me empezaba a fallar, mi ojo ya no captaba campos de profundidad, empezaba a ponerse peligroso”, explicó Mauricio. “Lo entendí hasta que un sherpa de otra expedición me dijo que de subir en esa condición seguramente no bajaría”.
El no haber llegado a la cumbre no representa para Mauricio una frustración, y no tiene planes inmediatos de regresar.
“Yo me siento muy contento por Badía, sinceramente no me siento triste, todo lo contrario, tengo muchas ganas de seguir adelante”, aseguró.
Badía Bonilla se sumó así a una galería de extraordinarias mexicanas que ha coronado exitosamente la cima del Everest: ElsaÁvila, Karla Wheelock, y Ma. Del Carmen Peña, quien hizo cumbre un día antes que Badía, según detalló el miércoles.
Récord
Junio 14 de 2002
