Al noroeste del estado de Sonora, bajo el estado de California de los EUA, existe una porción de superficie que es considerada una de las zonas más áridas de México: El Gran Desierto de Altar, esa zona donde desemboca el río Colorado y donde termina el Mar de Cortés, refugio natural de la vaquita marina.

Con aproximadamente 70 kilómetros de dunas de hasta 80 metros de altura, es parte del Parque Nacional Gran Desierto del Pinacate y fue uno impedimentos para la colonización del noroeste de la Nueva España y para la construcción de la vía férrea que aún llega a Mexicali. Sin embargo fue recorrida por grupos indígenas e incluso un misionero solo en el siglo XVII, además de algunas incursiones del Padre Eusebio Francisco Kino.

Deportivamente, el primer recorrido de que se tiene noticia hasta ahora es en los años setentas, cuando un grupo de montañistas dirigidos por Armando Altamira cruza el desierto. Desde entonces, Altar ha significado un reto de aislamiento, de soledad y de silencio que atrae realmente a pocos.

Oliver López y Elvia Ramírez, ambos de la Asociación de Montañismo y Exploración de la UNAM, salieron hacia el estado de Sonora el día 14 de diciembre y tienen la intención de cruzarlo después de una etapa de reconocimiento, que al mismo tiempo le servirá de aclimatación. En un proyecto independiente de la Asociación, ésta será su primera incursión después de haber recorrido dos mil kilómetros del viejo e histórico Camino de Santiago, en España y Portugal.