Campeche
12 mayo 2002
Paramos en un lugar determinado, donde no podíamos ni desembarcar, pero ambos queríamos ponernos en pie. El auxilio costero nos envió más allá todavía y finalmente llegamos a Espacios Náuticos, la única marina que tiene Campeche.
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Día de navegación 18. Domingo 12 de mayo, 2002
Así que en la mañana despertamos y comimos avena pero cuatro sobres cada uno porque lo que seguía era cruzar la bahía de Campeche bueno tiene otro nombre pero no me acuerdo y además teníamos viento en contra y decidimos remar con fuerzas y sin detenernos a descansar ni un minuto porque si no te lleva el viento y te lleva mar adentro y si le dábamos la vuelta íbamos a remar mucho más. ¡Qué remada tan pesada!, las manos y los pies entumidos no aguantan...
Llegar a Campeche fue realmente un logro. El calor era atenazante, el viento nos alejaba de la costa y por lo tanto habíamos decidido costear, lo que suponía aumentar la distancia de remo. Pero llegamos. Lo más doloroso de llegar a una gran ciudad es que la gente no tiende la mano, como en los pueblitos, como los fareros o en Isla Arena o en cualquiera otro donde habíamos pasado un buen rato. Paramos en un lugar determinado, donde no podíamos ni desembarcar, pero ambos queríamos ponernos en pie. El auxilio costero nos envió más allá todavía y finalmente llegamos a Espacios Náuticos, la única marina que tiene Campeche.
...la cruzamos muy bien pero llegamos muertos y nos paramos al principio del malecón y me acosté en la banqueta si la gente me veía raro pero yo ni en cuenta estaba realmente agotado, ya después de que paso el mareo de tierra nos metimos a los kayaks a remar todo el malecón en busca de el faro para informar a la capitanía de puerto que ya estábamos en Campeche sanos y a salvo, pero llegamos a una marina de Héctor Solís, que nos ayudo muchísimo nos esta cuidando los kayaks, nos dio chance de bañarnos y demás, y aparte en ese momento llegaba el Secretario de Cultura y Deporte del Estado y pues platicamos con el y resulta que mañana tampoco vamos a remar porque nos hicieron una rueda de prensa.
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Nos recibió su dueño, Héctor Solís y tras explicarle que veníamos desde Cancún, nos ofreció todas las facilidades. Ahora descansamos en un hotel, estamos limpios con agua dulce, con el estómago lleno y sin pensar en el momento en que nos adentraremos nuevamente al mar. El gobierno del estado está haciendo lo posible por ayudarnos y seguirá nuestra pista hasta que salgamos del estado.
Así, después de una larga agonía bajo un sol feroz y en un mar contrario donde la orilla no parecía acercarse, Campeche se ha convertido para nosotros en un refugio donde podemos recuperarnos y pensar nuevamente en el mar, ese donde ya hemos recorrido aproximadamente 619 kilómetros. Mares de México tiene hasta el momento 1073 kilómetros navegados.
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