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Montañismo y Exploración
ALPAMAYO
1 septiembre 2002

Ismael Pérez se dirige, una vez terminada la expedición a la Esfinge, al Alpamayo con César Sánchez Vázquez del Mercado para hacer un intento a esta montaña.







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Día sábado 24 de agosto
Partimos de Huaraz hacia Cashapampa para iniciar el acercamiento al Campamento Base del Alpamayo por la quebrada de Santa Cruz. La caminata se inició aproximadamente a las 12 del día y había que caminar unos 35 kilómetros, los cuales los hicimos en una cinco horas y media. Los integrantes eran César Sánchez, Yunuen Jorda (Yuno), Hilda y yo.
Llegamos al C.B. por eso de las 6:30 de la tarde admirando los nevados del alrededor: el Quitarraju y otros. El plan a seguir era salir temprano para ir al campo morrena y después y al campo alto del Alpamayo donde nos quedaríamos a dormir.
Día Domingo 25 de agosto
Salimos por eso de las siete rumbo al campo morena y cuando llegamos ahí, César y yo nos percatamos de que los demás ya venían muy atrás. Lo mejor sería que se quedaran en al campo morrena para al día siguiente intentar subir al collado. César y yo continuamos hacia el Col tratando de que el clima nos dejara por lo menos subir al Quitarraju o al Alpamayo.
Al entrar al glaciar César se dio cuenta de que tiene un gran movimiento porque él, que había estado el año pasado aquí, veía muchas grietas que antes no estaban. Fue algo bueno el enfrentarse a un glaciar con esas características. En el ultimo tramo para llegar al Col nos encontramos con una pendiente de unos 75 u 80 grados durante unos 50 metros.
César subió en libre para fijarme una cuerda y poder subir más aprisa. Después de un rato llegamos al Col. Habíamos logrado cruzar el glaciar de una manera rápida y sólo faltaba bajar al campo alto, pero para eso teníamos que encontrar el paso. Iniciamos el descenso por una pendiente donde había que poner una estaca para hacer un rapel y eso era todo.
Pero cuando me disponía a llegar junto a César -lo tenia apenas a dos metros- sufrí un tropezón y resbalé por la pendiente. Intenté detenerme con el piolet pero no pude. La pendiente iba a dar a una grieta, así que caí 30 o 35 metros hasta parar en una repisa. Afortunadamente había nieve reciente que amortiguó el golpe, además de la mochila.
Fue un buen golpe, traté de controlar la respiración ya que respiraba muy rápido y los broches de la mochila me sofocaban. Liberar los broches me costó mucho trabajo. Al tener la respiración controlada comencé a gritarle a César que me encontraba bien, que solamente tenía un golpe en el pecho y era lo único que me dolía. Miré por donde había caído y lo que hice fue reír un poco (qué más podía hacer). Al poco rato César llegó y me revisó (es médico) para después ayudarme a levantarme y caminar lejos de
la grieta.
Decidimos bajar de inmediato, pero ahora había que escalar un tramo de 10 metros. Llegaba en ese entonces un porteador y le pedimos que nos fijara una cuerda y ya instalada subí con el jumar hacia el Col donde sólo restaba hacer unos rapeles para poder caminar de bajada.
Fueron como unos tres rapeles y nos tardamos mucho porque César bajaba desescalando y tenía que recuperar las estacas por si se ocupaban más abajo. Ya de noche descendíamos por el glaciar. Yo aún sentía dolor por el golpe, pero si me mantenía en movimiento no era tan molesto.
A Yuno e Hilda les habíamos avisado que nos esperaran en la entrada del glaciar y juntos salimos del glaciar para dirigirnos hasta el C. B. En caso de haber alguna complicación por la caída, estar en el campamento base facilitaría su solución. Llegamos a las nueve y media de la noche.
Día Lunes 26 de agosto
César acudió a mi tienda para saber cómo me encontraba y me preguntó si era necesario bajar hasta Huaraz. Yo le dije que sí y comenzamos a desarmar el campamento. Las mochilas se quedarían en el C. B. para que Yuno e Hilda bajaran el martes con los arrieros.
El descenso fue rápido, ya traía unos analgésicos que me ayudaron. Tardamos unas cinco horas en bajar a Cashapampa y de ahí solo restaba ir en transporte a Huaraz. César me comentaba en el camino que al parecer no era nada de gravedad ya que tenía 24 horas de haber pasado y no tenia ninguna complicación, que a lo mejor solamente era un buen golpe.
Llegamos a Huaraz por eso de las 6:30 de la tarde donde inmediatamente nos bañamos para ir a comer ya que era lo que necesitábamos.
Cabe mencionar que en este momento me encuentro mucho mejor y con esto he concluido que ante cualquier descuido la montaña es impecable y hay que estar alerta ante todo.
Con lo que respecta a César quiero decir que es muy bueno y fuerte, tras haber hecho los Huandoy sigue siendo una persona agradable y buen médico.

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