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Montañismo y Exploración
ACCIDENTE EN LAS JORASSES

El 24 de agosto de 1995, Eusebio Hernández y Jorge Wingartz fueron víctimas de una avalancha. El presente es el informe oficial del accidente y todos los pasos seguidos a partir de la primera llamada desde Francia. Hasta el momento es el informe más completo de lo sucedido por la cantidad de fuentes en que se basa y se presenta para análisis a los escaladores.







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EL DESCENSO AL GLACIAR
Se había quedado sin equipo, sin cuerdas, lastimado y descalzo de un pie. Buscó todo lo que le pudiera ayudar y halló anillas en mal estado, fragmentos de la cuerda que habían utilizado momentos antes y un estribo de nylon. Unió todo esto por medio de nudos para poder descender por esa cuerda de nudos, pero antes se desprendió del pantalón de tormenta, que había quedado destrozado y que le estorbaba en los movimientos.
Después, se dejó deslizar a fuerza de brazos (no con el sistema porque la línea tenía nudos y se atoraría, signo de que pensaba con lucidez) por aproximadamente ocho metros, hasta que quedó colgando de la última punta. Sin embargo, estaba a metro y medio de una pequeña repisa. Se balanceó y, haciendo los mejores cálculos, se soltó.
Cayó en la repisa, donde encontró más restos de las cuerdas. Estaban en muy mal estado y volvió a unirlas con nudos, logrando una cuerda de aproximadamente 25 metros y descendió por ella con el sistema Dühlfer. En esta ocasión, tuvo que hacer un péndulo sobre la pared para alcanzar del lado derecho una zona de pequeñas repisas donde la escalada era más sencilla.
A partir de este punto, ya no encontró ningún resto de equipo, por lo que decidió desescalar por la pared que tenía un grado de dificultad de 5.8 en la escala decimal estadunidense. Se encontraba entonces a una altura de 200 metros sobre la base de la pared.
Después de varios metros, descubrió que no podría seguir bajando sin equipo por la ruta que habían usado para subir (había una pared de hielo de 70 grados de inclinación), así que hizo una travesía sobre roca para dirigirse hacia el glaciar. Para entonces decidió que debía quitarse las medias del pie descalzo, pues no tenía mucha sensibilidad y necesitaba obtenerla.

EL GLACIAR
Finalmente, después de 200 metros de desescalar, llegó al glaciar. Ahí descansó y se puso la bota del pie derecho en el izquierdo, mientras que en el pie derecho conservaba el zapín interior.
Para entonces, la pierna izquierda ya no le respondía porque se había enfriado. Entonces, Jorge comenzó a arrastrarse con los brazos y con todo lo que pudiera mover.
Se detuvo cuando se halló frente a una serie de grietas profundas por las cuales tenía que atravesar. Las estudió minuciosamente hasta aprenderlas de memoria, pues sabía que una vez internado en ellas, como en un laberinto, no podría hallar el camino correcto si lo dejaba al azar.
Luego, atravesó las grietas, alejándose de los bordes y sintiendo un dolor profundo que le hacía quejarse continuamente. La última grieta tenía como único medio de paso un puente de hielo de medio metro de ancho y de estructura muy endeble, pero consideró que no podía regresar y que si quería vivir debía intentarlo con mucha calma.
Se acostó para repartir el peso de su cuerpo sobre la delgada capa de hielo y que no se quebrara. Poco a poco, fue pasando. Del otro lado se dio cuenta que no había más dificultades por superar. Entonces lloró, porque se sabía, ahora sí, vivo.
LLEGADA AL REFUGIO
Después de un rato, continuó arrastrándose por la morrena del glaciar hasta que llegó a la base de una pequeña colina sobre la cual estaba el refugio en el que Eusebio y él habían dormido dos noches antes. Sabía que ya no podía subir, pero que en esos refugios siempre hay una persona encargada de cuidarlos, así que se puso de pie y comenzó a gritar pidiendo ayuda. Eran las 18:30 horas y se había arrastrado por el glaciar aproximadamente seis horas.
Después de un rato, el encargado salió y le preguntó qué pasaba. El explicó a gritos que había sufrido un accidente y que necesitaba que lo ayudara, pero como estaban a distancia, la persona no le entendía bien. Además, como el vigilante lo vio de pie, creyó que Jorge Wingartz había visto un accidente y sólo lo reportaba. Mientras tanto, llamaba por radio al helicóptero de rescate.
EL RESCATE
El helicóptero llegó a las 19:00 y descendió cerca de donde estaba Jorge. Bajó un rescatista y Jorge le explicó a grandes rasgos lo que había sucedido. Entonces, el helicóptero se fue rumbo a la pared y estuvo revisándola durante unos minutos mientras un paramédico se quedaba con Jorge y lo ayudaba.
Después de un rato, el helicóptero volvió y dijo que no habían encontrado nada salvo un casco de color rojo, es decir, el casco que llevaba puesto Jorge Wingartz antes del primer alud. Jorge les aseguró que cuando regresaran para buscar el cuerpo de Eusebio Hernández, buscaran precisamente por esa zona.
TRATAMIENTO MEDICO Y POSTERIORES MOVIMIENTOS
Jorge fue trasladado al hospital de Chamonix, donde fue atendido inmediatamente haciéndole radiografías de todo el cuerpo antes de proceder a cualquier otro tipo de intervención. No le fue encontrada ninguna fractura y ese mismo día se le suturaron algunas rajaduras de la cabeza.
Al día siguiente, viernes 25 de agosto, el grupo de rescate de Chamonix buscó y encontró el cuerpo de Eusebio Hernández. Al mismo tiempo, el hospital se ponía en contacto con el Consulado General de México en Francia.
Una persona de la Gendarmería de Chamonix que hablaba perfectamente español le pidió a Jorge que contara cómo había sucedido el accidente y tomó su versión como una declaración oficial, que se conserva en Chamonix, pero que es más escueta que la presente.
El día sábado 26 de agosto, Jorge fue intervenido quirúrgicamente para drenar un hematoma interno de gran tamaño que tenía en la pantorrilla izquierda y que no permitía la irrigación de la sangre al pie. Los instrumentos de drenaje del hematoma le fueron quitados el día 30 de agosto.
CONCLUSIONES
En mi calidad de Entrenador en Jefe de la Asociación de Montañismo y Exploración de la Universidad Nacional Autónoma de México y como la persona que estuvo en la fuente de la información, me veo precisado a declarar:
1. Ambos montañistas reunieron la suficiente información sobre la montaña antes de su salida de la Ciudad de México y durante su estancia en París y Chamonix, incluyendo reportes meteorológicos.
2. En base a la información de la montaña que pretendían escalar y a su experiencia, el programa de entrenamiento fue intensivo y adecuado.
3. La técnica usada tanto en la escalada de la pared como en su descenso hasta el momento del accidente, es impecable y, por lo tanto, no se trata de un error cometido por uno, otro o ambos.
4. El accidente fue provocado por una avalancha de rocas, es decir, por un factor que no está dentro del dominio de ningún escalador ni ser humano.
5. No existe culpa de ninguna clase de Jorge Wingartz con respecto al accidente y, por lo tanto, respecto de la muerte de Eusebio Hernández.
6. Eusebio Hernández cuidó hasta el último momento la integridad de su compañero.



Informe presentado el 6 de septiembre de 1995 a las autoridades de la Universidad Nacional Autónoma de México.

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