Alex, el descubridor
Ricardo Coello
Los nuevos montañistas mexicanos, como Alejandro Pérez, se adaptan a la modernidad, ya que hoy, llegar a la cumbre de alguna montaña no se basa solamente en hacerlo por rutas que han sido exploradas por 15 o 20 personas, sino tratar de descubrir nuevas rutas con paredes verticales que impliquen algo más allá de alcanzar la meta.
“Habemos pocos montañistas en México que somos completos. Un montañista es alguien que sube montañas, aunque últimamente no se trata solamente de subir la montaña, sino de subirla por las rutas más difíciles, significa que las subidas son más verticales, que necesitas escalar roca, en hielo o en artificial.
“El nuevo grupo de montañistas estamos llevando la batuta en México en cuanto a ascensiones al extranjero, hay otros grupos de chavos que le están entrando durísimo, y México tiene mucho potencial, lo malo es que no hay difusión ni cultura del montañismo”, aseguró.
Alejandro, con 10 años en esta actividad, tiene entre sus logros más importantes el haber inaugurado una nueva ruta en 1999 en la montaña de Pixco (sic) Perú, la cual fue bautizada con el nombre de “PDG”.
“Gustavo Montalvo y yo abrimos una ruta en el Pixco, la ruta se llama ‘PDG’. Que significa ‘pinches de güey’, se bautizó solita porque la gente en Perú dicen que los mexicanos decimos mucho pinche güey, pero se oye mal y prefirieron dejarle como está ahora”.
Como todos los montañistas mexicanos el principal reto para Alejandro, después de la montaña, es el recurso financiero, donde en ocasiones no se consigue lo necesario para viajar, a pesar de los patrocinadores.
“Para irnos a Perú agarré la mitad de mi ropa y salí a venderla, vendí mi bicicleta, un tío me prestó 500 dólares. El montañismo es algo en donde si estás arriesgando tu vida que más no arriesgad, cualquier cosa que valga menos que la vida. Todo”.
Alejandro describió el momento que se vive como montañista al llegar a la cima, donde, contrario a lo que se pudiera pensar, no todo es felicidad.
“Llegas a la cumbre y te sientes contento y triste a la vez. Te propones un sueño y luchas por él, lo logras y te da mucha felicidad, pero también se acaba el sueño y es triste, no lo puedo describir, el hecho de no tener algo más por que luchar, pero vuelves a buscar otra cosa y sigues adelante”.
Reforma
Diciembre 12 de 2001