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Montañismo y Exploración
TRES BREVES PALABRAS
15 agosto 2001

Existe una palabra que describe perfectamente a mi amigo de origen chino, apellidado Kwong y la cual es: "serenidad". Él recibe —igual que todos los humanos— su ración de pesares y tribulaciones pero, le pase lo que le pasare, siempre …







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Existe una palabra que describe perfectamente a mi amigo de
origen chino, apellidado Kwong y la cual es: "serenidad".
Él recibe —igual que todos los humanos— su
ración de pesares y tribulaciones pero, le pase lo
que le pasare, siempre sale airoso de cualquiera prueba.

No hace mucho tiempo, un club al cual Kwong es miembro activo,
convocó a sus elecciones anuales. Yo estaba enterado
de que Kwong tenía una verdadera ilusión por llegar
a ser presidente de esa sociedad pero, desgraciadamente, no
resultó electo. La siguiente vez que lo vi le manifesté:
"Siento mucho que no haya salido electo presidente, Kwong";
a lo que me contestó: "Yo también me siento
desilusionado pero, sin embargo, así es y no tiene remedio",
y sonriendo aregó: "Olvidémoslo".

Le expresé que no comprendía cómo podía
tomar tan a la ligera un golpe que yo sabía que era fuerte
para él y le pregunté cómo se las arreglaba
para ello.

"Simplemente", me repuso, "esto lo logro diciéndome
a mí mismo tres palabras".

"¿Tres palabras?, le pregunté, "Y cuáles
son?"

"Permíteme que te explique con mayor amplitud",
me dijo, "de vez en cuando paso un mal día; todo
me sale al revés; mi negocio marcha mal; mi pequeño
hijo se lastima una rodilla; recibo desconsoladoras noticias
de mis parientes ausentes; así es que para el anochecer
me siento fatal! Cuando eso sucede, sencillamente me digo a
mí mismo esas tres palabras... En cambio, hay ocasiones
en que todo es de color de rosa; el negocio camina espléndidamente;
mi hijo trae a casa excelentes calificaciones de la escuela;
un viejo y querido amigo pasa a saludarme, en fin, que todo
sale bien! Esos días son muy raros, pero suelen presentarse
y, entonces, también me digo esas tres palabras.

"¿Las mismas tres palabras?", le pregunté.

"Sí", me explicó Kwong con una mirada
amable. "Has de saber que mi mayor deseo es que mi vida
siempre conserve un nivel lo mejor equilibrado que sea posible.
Ni demasiado goce, ni demasiado sufrimiento. Así pues,
cuando los días se presentan muy buenos, o cuando son
muy desagradables, me repito esas mismas tres palabras breves
e instantáneamente el cielo se despeja."

"¿Y cuáles son esas tres breves palabras?"
le pregunté.

Kwong, sonriendo, me contestó al punto: "A pesar
de cualquiera cosa que me acontezca, me digo a mí mismo:
"Esto también pasará". Ensáyalo
alguna vez."

Le di las gracias por su consejo y le prometí llevarlo
a la práctica.

Y lo he cumplido pues, desde entonces, no importa lo que suceda
—demasiada buena suerte, o demasiada adversidad— me
repito lo mismo: "Esto también pasará".

Venturosamente, pasa y la vida sigue su curso serena y apaciblemente...


© Alpinismo, revista mensual. Tomo 2, número
13, octubre 14 de 1950. Página 34.

Tomado de "The Rotarian"

Traducción de Carlos G. Soriano





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