¡Verdaderamente no hay nada como los sueños!,
en sueños suceden cosas que de otra manera serÃan
irrealizables, muchas veces en sueños vemos cómo
se hacen realidad anhelos largamente suspirados, durante esos
pequeños periodos de inconsciencia lo imposible es posible,
la vida se endereza, se corrigen los errores y se mejora en todo...
Y si lo dudan, permÃtanme relatarles el sueño
que tuve la otra noche:
"Soñé que estaba en el año de 1960,
esto es 10 años adelantado, naturalmente que en este
largo lapso, habÃanse efectuado grandes cambios, tanto
en la situación mundial, como en el mundillo, excursionista,
al principio me extrañó ver el ambiente de cordialidad
que reinaba entre varios grupos de excursionistas que yo sabÃa
que antiguamente eran enemigos, después de varias pesquisas
pude saber los enormes cambios que habÃan sucedido.
Resulta que, por algo que casi podrÃamos catalogar de
milagro, se habÃa logrado ¡al fin! La tan deseada
unificación de excursionistas, esto habÃa pasado
9 años atrás, tras un Congreso, tras el cual los
representantes de los principales clubes habÃan decidido
"hacer la prueba", durante un periodo de dos años
obligatorios, después de los cuales quedaban en opción
de seguir en la nueva Asociación que agrupaba a todos
los excursionistas o renunciar.
En esta agrupación se juntaron las demás centrales,
aportando cada una sus menguados bienes y ventajas, la L.I.Z.E.,
la Agrupación Obrera de Excursionismo, la Unión
Mexicana de Excursionismo, la Federación y los clubes
grandes y chicos quedaron en una sola coalición, se nombró
una directiva con los mejores ejecutivos de cada grupo y se
empezó a trabajar, con muchas ganas y sin esas antiguas
y tontas rencillas que tanto habÃan perjudicado al alpinismo
mexicano.
Se fijó una pequeña y sumamente módica
cuota de $1.50 por socio, como la Asociación tenÃa
15,000 socios, lógico es que cada mes se colectaran $22,5000.00
¡Veintidós mil quinientos pesos!, con los
que se empezaron a hacer maravillas.
En primer lugar, se alquiló en una colonia céntrica
un amplio local, en el que se improvisaron baños, gimnasio,
mesas de ping-pong, boliches, billar, etc., gozando los excursionistas
de todas esas comodidades, gratuitamente.
Ante un memorial amparado por 15,000 firmas, el gobierno no
tuvo más remedio que regalar un terreno, muy céntrico
por cierto, y que aportar $50,000.00 con los cuales se empezó
a construir una obra, que solamente 5 años antes hubiera
parecido irrealizable: un edificio propio para excursionistas.
Verdaderamente fue conmovedor ver como cooperaron los excursionistas y la fe que pusieron en su trabajo: algunos que eran ingenieros, proyectaron la obra, otros que eran contratistas se encargaron de dirigirla, excursionistas que trabajaban como albañiles, plomeros, electricistas, pintores, decoradores, etc., trabajaron en la obra, sin percibir dinero, otros que no conocÃan
estos oficios, no tuvieron empacho en aprenderlos y empezar
a trabajar en lo que ya llamaban "nuestro edificio",
los alpinistas que tenÃan empresas comerciales o que
laboraban en otras, con conexiones en la industria de la construcción,
proporcionaron los materiales, a precio de costo.
Y los que no cooperaron en alguna de las formas antes citadas,
tuvieron a bien aportar dinero en efectivo, algunos unos cuantos
centavos, otros, los más, unos cuantos pesos, y unos
pocos aportaron cantidades en las que aparecÃan dos,
tres o cuatro ceros.
El primer año y medio fué relativamente duro,
pero al cabo de ese tiempo se inauguró, con gran alegrÃa
de todos los alpinistas, un magnÃfico local de 6 pisos,
destinado exclusivamente para uso de excursionistas.
HabÃa de todo, muchos baños, gimnasio, mesas
de ping-pong, billar, boliche, juegos de dominó y ajedrez,
juegos eléctricos, servicio de restaurante a precios
módicos, pequeños locales para que los clubes
celebraran sus asambleas, cuartos para hospedaje de excursionistas
provincianos o extranjeros de paso por la Capital.
Y la cooperación siguió dando sus frutos, varios
excursionistas donaron el mobiliario, los del Club de Electricistas
arreglaron que la corriente eléctrica fuera proporcionada
gratuitamente, igual cosa hicieron los telefonistas, los cinematografistas se ganaron la simpatÃa general al logra que en el cine construido en el propio edificio hubiera, cuatro dÃas
a la semana exhibición de las pelÃculas de moda,
al módico precio de $0.50 la entrada, cantidad que se
destinaba a un fondo para accidentes, ya que las alquiladoras
de pelÃculas "a la buena", proporcionaron las
pelÃculas gratuitamente.
En el salón de baile habÃa "pachangas"
un dÃa a la semana, y ocasionalmente un grupo de excursionistas
que habÃan formado un grupo teatral daba exhibiciones
de sus múltiples habilidades.
Y siguieron las aportaciones, los clubes que dependen de la
IEM, de la General Electric, proporcionaron radios y demás
aparatos eléctricos, para mayor confort.
Y asà cada club, dependiendo del ramo a que se dedicaran
sus socios, cooperó con algo, al beneficio común.
Todo eso en cuanto a la cuestión social, digámosle
asÃ, en el terreno deportivo se consiguió más.
El sostenimiento del magnÃfico local, con todo y sus
servicios, no costaba más que $4,000.00 al mes, por lo
tanto se hizo este pequeño presupuesto, con los $18,500.00
que quedaban cada mes.
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Construcción y conservación de albergues |
5,000.00
|
Fondo para el Socorro Alpino |
3,000.00
|
Fondo para expediciones al extranjero |
5,000.00
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Pago de profesores de idiomas, comercio y otras materias de cultura y preparación práctica |
2,500.00
|
Edición de un BoletÃn bimensual en el que se incluyen clases de alpinismo, primeros auxilios y notas de interés |
3,000.00
|
Total
|
18,500.00
|
Naturalmente que con el transcurso del tiempo los socios fueron
aumentando, gracias a las grandes ventajas de que se gozaba.
Un hecho muy significativo de las ventajas de estar todos unidos
en la Asociación fué lo que pasó con la
LÃnea México-Puebla, resulta que a estos señores
no les gustaba, al parecer, que los excursionistas ocuparan
asientos en sus camiones, pensando quizás que los montañistas
son indignos de viajar con comodidad. Al saber de esta actitud,
los dirigentes de la Asociación efectuaron con presteza,
y dado que la Asociación tenÃa el reconocimiento
oficial, acudieron con su queja a la SrÃa. De Comunicaciones,
la cual impuso una fuerte multa a la LÃnea, con una severa
amonestación y amenaza de retirarles el permiso, caso
de seguir insistiendo en violar los reglamentos de Comunicaciones,
que claramente expresan que todos los pasajeros tienen derecho a viajar sentados.
Pero no fue eso todo, se decidió boicotear a la lÃnea,
hasta que ésta, viendo el dinero que dejaban de ganar,
humildemente pidió sus excusas a los excursionistas,
prestándoles desde entonces un magnÃfico servicio.
Además se consiguió que tanto los ferrocarriles
como los autobuses hicieran descuentos especiales a los excursionistas,
haciendo viajes especiales de fin de semana a módicos
precios, y lográndose además, que se instalara
un eficiente servicio de transportes a la Joya y Tlamacaz.
La Escuela de GuÃas recibió un fuerte apoyo,
en honor a los grandes beneficios que se obtendrÃan con
ella, inclusive se mandó a varios elementos a perfeccionar
su técnica al extranjero, asà como se trajo a
multitud de alpinistas famosos, a que sustentaran conferencias
y clases prácticas de sus experiencias en las más
difÃciles montañas del mundo.
Aumentaron los albergues, lográndose ahora sÃ,
un perfecto control de ellos, cuando a algunos inconscientes
se les descubrió destruyéndolos, se les expulsó
vergonzosamente del núcleo excursionista, amén
de que fueran acusados de daños a la propiedad pública,
pasando algunos meses "a la sombra", con estos estrictos
escarmientos se logró prolongar la vida de los refugios.
Gracias al gran espÃritu de unión que existÃa,
era sumamente fácil que una o dos al año salieran
expediciones al extranjero, preparándose con todo cuidado,
una primera expedición al Himalaya, dotándose
a los seleccionados con un magnÃfico equipo.
Por el efectivo sistema del boicot y de la importación
directa, fué posible adquirir equipo de alta montaña
de la mejor calidad a precios módicos.
Dada la fuerza que habÃa adquirido el excursionismo,
gracias a una buena organización, fué sumamente
fácil obtener de las autoridades deportivas de la República
varios subsidios, que permitÃan la realización
de más amplios planes.
Por medio de una extensa campaña de educación,
fué posible reducir el número de clubes existentes,
a los que quedaron, se les exigió que sus guÃas
fuesen extremadamente competentes, sujetándoseles a severos
exámenes, con lo cual se consiguió disminuir considerablemente
el número de accidentes mortales.
El Socorro Alpino, sin problemas económicos que resolver,
aumentó y mejoró todos sus servicios, tanto en
la montaña como en la Ciudad, contando con un excelente
cuerpo médico.
Y asà por el estilo seguà soñando, hasta
que un triste despertar me trajo nuevamente a la realidad, a
la amarga realidad que significa la actual anarquÃa que
reina en nuestro amado deporte, porque todo lo que antes esbocé
fue un sueño, sÃ, ciertamente, pero un sueño
que fácilmente puede llevarse a la realidad, ya que,
si efectivamente pudieran reunirse los 15,000 excursionistas
que existen en el Distrito Federal, lo anterior dejarÃa
de ser una simple ilusión, para convertirse en una vigorosa
realidad, que finalmente dejarÃa corto todo lo que ahora mencionamos.
Por ahora limitémonos a exclamar: ¡Hasta cuándo
nos convenceremos que la unión hace la fuerza!
© Alpinismo, revista mensual. Tomo 2, número
16, enero 16 de 1951. Páginas 10-12.