“La medicina de montaña es hasta ahora, una especialidad un tanto desconocida en nuestro país, pero su importancia obliga a que sea estudiada sobre todo por los médicos que acompañan a los montañistas en las expediciones”, dijo el doctor Reynaldo Téllez Villagra, coordinador de Servicios Médicos de la Organización de Montañismo y Exploración de la UNAM.
Agregó que recientemente se llevaron a cabo las Primeras jornadas nacionales de medicina de montaña, en el Palacio de Minería, donde se trataron temas básicos para los practicantes de la especialidad: fisiología de altitud, aclimatación en la montaña, vasculopatías funcionales, preparaciones médicas para una expedición y edema agudo de pulmón.
Se pretendió unificar, asimismo, los criterios médicos para hacer posible su acercamiento a la especialidad y su práctica en las alturas, porque es allí, en el orden práctico, donde la preparación del médico tiene mayor utilidad para los montañistas.
En Francia y Estados Unidos existen bastantes médicos especializados en medicina de montaña; cada expedición al Himalaya incluye normalmente dos médico en el equipo.
En México, aun cuando las expediciones se han llevado a cabo con adecuado nivel técnico, no se ha tomado en cuenta la importancia de la medicina de montaña, debido principalmente a la falta de recursos humanos preparados en esta nueva rama de la medicina del deporte.
Mencionó que la investigación médica científica en los trabajos de la fisiología de altitud es mínima en México, e indicó que sobre el tema destacan los trabajos efectuados por los doctores Bonfiglio Muñoz y Rodolfo Limón, quienes han practicado varios estudios, pero con falta de seguimiento médico-deportivo en la montaña y extrapolando datos de otros países.
Hace cuatro años el doctor Téllez inició un seguimiento médico-deportivo de alta montaña con varios integrantes del equipo representativo de la UNAM, cuyos resultados dará a conocer después de una expedición que se tiene planeado realizar en junio próximo a los Andes del Perú.
El informe aportará datos muy importantes sobre las constantes vitales de los alpinistas a una altura promedio de 5 mil metros sobre el nivel del mar, y los cambios de potencial de hidrógeno (pH) de la orina, entre otros.
Las constantes vitales son presión arterial, frecuencia cardíaca, frecuencia respiratoria y temperatura corporal.
También, finalizó el doctor Téllez se darán a conocer los resultados sobre alteraciones psicológicas de comportamiento y personalidad del alpinista en cotas elevadas, cambios que son provocados por la falta de oxígeno a gran altitud, lo que repercute sobre el sistema nervioso central principalmente en las personas no aclimatadas.
GACETA UNAM, 1984
