LECTURAS DE ANTAÑO, ESCALADAS MODERNAS
1 noviembre 2001
Finales del siglo XIX, en que Europa (no todo el mundo y ni siquiera toda Europa) vivía en plena vorágine de las grandes exploraciones a nivel mundial: África ya no era esa gran desconocida de hacía pocos años antes, los …
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Finales del siglo XIX, en que Europa (no todo el mundo y ni siquiera toda Europa) vivía en plena vorágine de las grandes exploraciones a nivel mundial: África ya no era esa gran desconocida de hacía pocos años antes, los mares estaban abiertos al comercio y a la navegación de trasatlánticos, comenzaban los intentos más serios y definitivos para llegar a los Polos geográficos. En México, Carl Lumholtz se adentraba en la Sierra Madre Occidental y cuyo libro le valió el pasar a la historia como uno de los últimos grandes de la exploración.
Así era ese mundo de entonces: se describía un lugar, una montaña o una ciudad porque no había más datos que esos. Por es la abundancia de las descripciones, la narrativa tan pesada vista desde la actualidad. Por eso no es de extrañar que el libro de Alfred Frederick Mummery My climbs in the Alps and Caucasus tenga precisamente esa tonalidad, ese mismo ritmo de la época. Lo que es sorprendente es que se coloquen ahí argumentos que aún hoy se puedan considerar audaces, como las largas reflexiones sobre la utilidad o estorbo de una cuerda en situaciones peligrosas. Dicho así de sencillo, uno tiende a pensar que es un argumento suicida, pero hay que leer el escrito de Mummery con atención para encontrar grandes similitudes con el pensamiento de Bonatti y de Messner, entre muchos otros. O, sin ir más lejos, a la última escalada al Capitán en poco más de tres horas.
La parte del libro de Mummery que presentamos aquí fue publicada en la revista Alpinismo en el año 1951 y aunque faltan dos partes, el escrito es esencial y se descubre por qué Mummery fue tan importante en su tiempo: una idea puede ser más importante en el desarrollo del montañismo que los hechos, pero las ideas se validan o se refutan con el tiempo: las escaladas que se hacen son precisamente las pruebas y un poco indirectamente, el montañismo se va haciendo un poco a la manera de la ciencia: hipótesis y pruebas.
Y dentro de estas hipótesis están los relatos que se escriben sobre lo que pasa en el montañismo. Hace varios números comentábamos que para escribir un buen relato lo más importante era tener algo importante que decir y poder decirlo sin tapujos. El estilo es lo de menos, que para eso hay miles de personas que trabajan en corrección de estilo o redacción. Sin embargo, para que un relato sea realmente nutritivo debe aportar cierta información básica del periodismo. También presentamos un artículo sobre las crónicas y cómo escribirlas.
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