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Montañismo y Exploración
K2, LA CONQUISTA INTERRUMPIDA
1 agosto 2001

Un grupo de universitarios realizó del 14 de junio al 6 de agosto de 1982 una expedición que se convirtió en una de las más trascendentales para el montañismo nacional en su tiempo: por invitación directa y personal de reconocidos escaladores polacos a integrantes de la Asociación de Montañismo y Exploración de la Universidad Nacional Autónoma de México, se llevó a cabo la expedición conjunta Polonia-UNAM al monte K2, de 8,671 metros, segunda cima más alta del mundo. No se trataba sólo de subir, sino de abrir una nueva ruta: la arista noroeste.







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UNA FORMIDABLE PARED

Luego de instalado el campamento I, lo que más nos preocupó fue el abrir y equipar la ruta al campamento II. Y preocupaba porque era la parte de la ruta de mayor dificultad y riesgo. Era una formidable pared con un desnivel de 800 metros, una inclinación de 60 a 70 grados y cuya pendiente de hielo estaba cubierta de nieve floja y salpicado de rocas que amenazaban desplomarse.

Hubo una gran controversia entre los miembros de la expedición sobre las probables vías para superar este obstáculo. La mayoría opinaba que la más factible era una ruta directa a través de un gran canalón, lo cual estaba considerado desde los preparativos. Otros proponían una larga travesía. Su argumento, que pesaba mucho, se basaba en una mayor seguridad, pues las condiciones de la nieve podrían provocar aludes que, de subir por el canalón, resultarían funestos. Finalmente, se resolvió que se realizaría la travesía, pero se dejó la posibilidad abierta a la ruta directa del canalón si es que las condiciones mejoraban, lo cual, en efecto, sucedió.

El trabajo de abrir este tramo de la ruta duró ocho días continuos. Las distantes cordadas se turnaban en el trabajo de punta mientras el resto de los expedicionarios se dedicaba a una de dos actividades: la primera era el traslado de material, pues no usábamos porteadores de altura (sherpas); la segunda, que se combinaba perfectamente con la primera, era la aclimatación. Para lograrlo, se subían cargas dos días seguidos y al tercer viaje se dormía en el campamento I para pasar a la punta en los cardadas que se encontraban en la pared.

El día 16 de julio nos tocó a los mexicanos ir nuevamente a la punta. Ese día ya estábamos listos cuando aún no amanecía. Llenos de entusiasmo nos dirigimos a la pared, separada del glaciar por una grieta-rimaya semicubierta de nieve. En este punto se iniciaba la cuerda fija que días antes habían instalado nuestros compañeros polacos; con la ayuda de los jumars ascendimos lentamente. La nieve era floja y nos hundíamos hasta las rodillas, lo que nos obligaba a turnarnos en la punta. Después de subir directamente, llegamos a una gran roca donde estaba anclada la cuerda. Seguimos la cuerda fija por la travesía y, afanándonos, ganábamos altura. A las 11:00 horas llegamos al extremo del cable fijo. El campamento I se veía insignificante entonces, con sus siete tiendas de color rojo era apenas visible.

"Enrique pasa al frente. Avanza con cautela pero con decisión; atrás, Lucia asegura. La nieve floja cede a nuestro paso y lentamente se desliza en busca del abismo. Continuamos así un tiempo. A las tres de la tarde el tiempo se descompone y suspendemos el avance; para entonces hemos agregado 200 metros más a la ruta, una vía virgen donde antes ningún ser humano había pisado. Nos sentimos satisfechos pero sentimos también el frío y bajamos con rapidez al campamento I".

Al día siguiente, otra cordada avanzó hasta un breve espolón donde instalaron un campamento intermedio quo consistía de una sola tienda, no cabía ni una más. El campamento intermedio cumplía la finalidad de ahorrar tiempo: para seguir abriendo la ruta, no era ya necesario ascender desde el campamento I, sino que se empleaba parte de un día en subir al I-bis, se dormía y se continuaba al día siguiente frescos y descansados. La ruta continuó, sin perder espectacularidad, por una travesía bastante incómoda y luego subía en línea recta hacia arriba durante 150 metros. Así, el 19 de julio se logró llegar al final de esta imponente pared; se habían instalado más de mil metros de cuerda fija, los cuales se transportaron en tres a cuatro viajes por persona.

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