Ideario 57
1 marzo 2001
El mar entero era nuestro y, con todas las puertas del horizonte abiertas…
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El mar entero era nuestro y, con todas las puertas del horizonte abiertas, una verdadera paz y libertad descendía sobre nosotros desde el firmamento... En lugar de enemigos temibles, siempre a punto de sumergirnos en espuma, los elementos se habían vuelto amigos seguros...
Thor Heyerdahl
Yo me quedé pensando en lo necios que eran. No sólo incompetentes para las cosas del mar, sino que no se daban cuenta de que eso, soñar, era lo único que les quedaba, quizá sería también lo último que hicieran en su vida.
Antonio Díaz Barreiro