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Montañismo y Exploración
UN MUNDO OLVIDADO
1 noviembre 2000

La información recabada en el recorrido en solitario de 1987 sirvió para plantear una exploración importante: si la barranca Bacís estaba llena de leyendas y de tradición oral sobre los







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Que sus habitaciones eran casas de adobe y terrados, pintadas a su manera en forma muy primitiva, y [...] las cinco o seis casas que formaban cada ranchería [...] sólo tenían unas puertas muy pequeñas colocadas a bastante altura del suelo, lo que les daba más apariencia de ventanas, pero que en cambio hacían el acceso a la casa mas difícil, pues que para cruzarlas había que meter primero solamente la cabeza, enseguida los brazos, y luego, dejándose caer sobre las manos pasaba el resto del cuerpo, lo que los ponía a cubierto de un asalto [...]



LA ARQUEOLOGÃ?A OLVIDADA

Cuando queremos saber algo de arqueología de nuestro país, invariablemente nos topamos con los portentos de los habitantes de Mesoamérica: mayas, aztecas, olmecas... Harto estudiada y fundamentada, a esta arqueología sólo le queda por resolver aspectos verdaderamente nimios. Al norte de esta inmensa superficie que ocupa gran parte de México y llega hasta América Central, hay pocos sitios arqueológicos. Aridoamérica le llaman los especialistas a todo lo que hay en el norte, incluyendo Las Cuarenta Casas y Paquimé, en Chihuahua. Dos zonas muy claramente marcadas. Pero, ¿qué había en la zona "fronteriza". ¿Nada?

Carl Lumholtz, el explorador noruego que recorrió toda la Sierra Madre Occidental en la última década del siglo pasado, descubrió una gran cantidad de estos sitios. Sin embargo, no entró a una zona muy quebrada, arrugada como cara de viejo bueno: barrancas que habitaron muchos grupos étnicamente diferenciados. Una zona arqueológicamente virgen, sin datos de ninguna especie, incluso entre los especialistas, quienes se lamentan de lo escueto de algunas descripciones; una región demasiado aislada del mundo para que los arqueólogos pudieran hacer su trabajo.

De entre todas las barrancas escogimos la de Bacís porque yo tenía más conocimiento de ella por la exploración de 1997 y porque el misionero jesuita Hernando Santarén había escrito algo sobre ellos que correspondía con la imagen viva del caníbal. El Club de Expedicionarios de México organizaba la primera expedición de reconocimiento arqueológico en el país a una zona completamente desconocida de la que Harry Möller había quedado impresionado en 1980. Hacia allá fuimos. ¿Buscando una quimera? No. Más bien tratando de concretizar esa quimera, esa labor dejada de hacer por los arqueólogos porque no tenían la seguridad de encontrar algo tangible. ¿Valía la pena intentarlo? !Por supuesto!

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