Rosalía A. Villanueva /III y última ¤ El presidente de la Federación Mexicana de Excursionismo y Montañismo, Raúl Gómez Castillo, dice que no es “un fugitivo para que los medios me traten así”, tras la muerte de su secretaria, Justina Elia Martínez, quien perdió la vida cuando escalaba el Aconcagua.
Y se defiende: “No me estoy escondiendo ni tengo nada que ocultar. Elia fue una excelente montañista, de experiencia, una mujer con una gran calidad humana, una gran compañera. Era el baluarte y la parte medular de nuestra institución. Si no me han encontrado en la federación, es porque no tengo ninguna obligación de estar de tiempo completo ahí. Yo no recibo ni un quinto de la FMEM, porque mi cargo es altruista. Si los famosos ochomiles me tiran, es porque la federación no se presta al negocio económico que ellos con su imagen están haciendo”
¿Elia era una montañista de experiencia?
Ella promovía este deporte en la escuela de montaña del estado de México. Se dedicaba a enseñar a los niños y daba cursos de alpinismo.
¿Qué tiempo tenía como montañista?
No tengo conocimiento exactamente, pero sé de oídas que hacía todo eso y era una montañista de experiencia. Conmigo trabajaba desde hace siete años como secretaria y era el enlace. Estudió periodismo y su tesis es la única que se ha escrito sobre el montañismo en México.
¿Por qué los montañistas no cuentan con seguro de vida?
La Codeme no lo contempla, y no hay forma de obligar a los deportistas a que paguen seguros, porque son muy caros. Quien lo hace es por cuestión personal.
¿La FMEM otorga aval a los montañistas nacionales?
Nada más para quienes van al extranjero.
¿Les exige certificados médicos?
Nosotros no somos médicos.
Pero, al dar el aval...
Bueno, recibimos lo que son certificados médicos. En México tenemos la poca fortuna de no pedir ese trámite como se hace en Argentina o Nepal para realizar los ascensos. Recientemente fallecieron algunos alpinistas en el Pico de Orizaba y no sé si presentaron dicho certificado. Aquí no exigimos esos trámites ni cobramos por subir a las montañas, todo se hace de una forma aventurada.
Nervioso, con el rostro desencajado, Raúl Gómez, maestro en ciencias por el ITESM campus Toluca, comenta que cuando llegó al cargo, en 1992, comenzaron los problemas dentro de su federación, generados principalmente por un grupo de famosos montañistas que han alcanzado la fama al conquistar el Everest. No da nombres, pero es obvio que se refiere a Ricardo Torres Nava, Carlos Carsolio, Elsa Avila, Karla Wheelock, Hugo Rodríguez, Héctor Ponce de León y Andrés Delgado, entre otros. Algunos hasta pidieron su remoción.
¿A qué se debe la animadversión de los Everest hacia la FMEM?
Porque la federación no se presta a promover los logros de estos grandes alpinistas. Aquí hay muchos intereses económicos. Ellos manejan mucho dinero, porque es su negocio y de eso viven, y nunca lo informan. Estos montañistas consideran importante resaltar sus logros para usar políticamente su imagen. Y están acostumbrados a que todo mundo los apapache. Ahora no es así. La FMEM sólo reconoce a los montañistas afiliados al Sistema del Registro para el Deporte (Sired).
“Tenemos mil 400 en todo el país y hay 26 asociaciones. Y ninguno de los famosos ochomiles pertenece a alguna asociación. Quieren ser juez y parte, y entre ellos hasta dudan de lo que han logrado, de si alcanzaron o no el Everest. Y, la verdad, la FMEM no le entra a esa dinámica ni se presta al juego, y por eso en vez de ayudar atacan”.
Pero la FMEM les pide 8 por ciento de lo que reciben de sus patrocinadores.
Eso es por reglamento de la Codeme para los deportistas que tramitan un patrocinio; 5 por ciento va para la Codeme y el resto a la federación.
“Respeto la trayectoria de la señorita Wheelock, pero ella desconoce la normatividad del deporte federado. Nosotros tenemos campeones panamericanos de escalada en roca, son jóvenes que no lucran con el montañismo, pero como no son famosos, nadie les reconoce sus logros. Esa gente sí nos interesa y estamos trabajando por ellos, para conseguirles apoyos”.
La Jornada
11 de enero de 2000