En 1891 un hombre se adentraba en la Sierra Madre Occidental, en México, para encontrar los lugares donde posiblemente vivieran los "últimos hombres de la edad de piedra". Carl Lumholtz quedó impresionado por la sierra, pero más por los hombres, así que su búsqueda inicial fue trucada por otra que le convertiría en uno de los grandes exploradores reconocidos en México. Su travesía se prolongaría hasta 1898 y con ella se convertiría, sin saberlo, en uno de los mejores exploradores de México.

Cien años después, en 1998, apareció un libro de Carlos Lazcano titulado "Explorando un mundo olvidado", que tuve el gusto de presentar en la Ciudad de México. ¿Por qué es tan importante este libro? Se trata del resultado de una serie de exploraciones que hacen de él un registro de cuevas con restos arqueológicos. El discurso de la presentación viene incluido en este boletín, así que no abundaré más en el libro.

Lo que sí quiero abundar es que ese "mundo olvidado" sigue estando oculto en su mayor parte. Lazcano se ha dedicado a explorar el estado de Chihuahua pero Durango es todavía más escabroso y guarda más secretos que la Sierra Tarahumara o la tepehuana. Aquí iniciamos una serie de reportajes de expediciones que hemos realizado a lo largo de varios años y, también, a lo largo de la Sierra Madre Occidental. Esta es otra cara de la búsqueda incesante por ese mundo olvidado.

MONTAÑISMO Y RELACIONES DE PAREJA

En respuesta al tema "Montañismo y relaciones de pareja" que publicamos el número anterior, han contestado algunas lectoras, cuyos comentarios se incluyen aquí. Uno de ellos llama poderosamente la atención pues Isela Rodríguez-Arevalo ha tocado el tema desde el otro lado de la moneda: el de la persona que no practica el montañismo y que tiene una pareja que sí lo hace. Esto hace reflexionar acerca de qué tan unilateral es la opinión vertida sobre el tema. Invitamos a las parejas de los montañistas a emitir su opinión sobre el tema.

EL PIOLET DE HERMANN BUHL

El 3 de julio de 1953 Hermann Buhl se convirtió en una leyenda viva cuando llegó a la cima de la "montaña asesina" completamente solo: el Nanga Parbat, la novena más alta del mundo y en donde habían muerto o desaparecido muchos hombres, desde Frederick Mummery, en 1895. Así, Buhl se convertía en el primer hombre en llegar solo a un ocho mil. La única prueba de su hazaña es la fotografía que él mismo tomó en la cumbre y donde aparece su piolet, que dejara clavado en la cima para descender únicamente con los bastones de ski.

En 1999 una expedición japonesa encontró el piolet de Buhl a unos metros de la cumbre junto con restos del banderín que tenía enrollado. Las susceptibilidades, como en el caso de Mallory en el Everest, iniciaron desde el principio y la señora Buhl (no se especifica qué tipo de relación familiar lo unía a Hermann) lo ha donado ya al Club Alpino Alemán para una exposición sobre la carrera deportiva de Hermann Buhl. Mientras tanto, el piolet sigue en manos del japonés Ikeda, a quien el CAA ha invitado a entregarlo.

EL PERFIL DEL SOCORRISTA

Zdzislaw Ryn, especialista en psicología de montaña, presenta aquí un trabajo realizado en socorristas voluntarios de Polonia. El perfil que se descubre en su trabajo ("Vale la pena subrayar que los examinados omitieron completamente motivos tales como la posibilidad de un buen salario, la necesidad de encontrar empleo y la casualidad. Esto habla de una elección consciente, reflexiva y madura de esta profesión.") incita a reflexionar sobre el cariz que está tomando este perfil en los servicios especializados de rescate del Himalaya, particularmente del K2, donde los precios de cada rescate ha subido de manera impresionante.