La Asociación de Montañismo y Excursionismo de la UNAM hizo un importante hallazgo al descubrir piezas arqueológicas durante la expedición que efectuaron a la Barranca de Bacís, Durango, al mando del biólogo Carlos Rangel, catedrático de la Máxima Casa de Estudios.

El objetivo era localizar los sitios más representativos del grupo indígena xiximes, donde suponían subsistieran restos arqueológicos.

Se exploraron más de 100 kilómetros cuadrados durante un mes de trabajo, sobre un terreno en el que los lugareños ya no deambulan, sólo cuando se les extravía su ganado.

Los resultados fueron positivos y se localizaron 15 puntos donde hay pinturas rupestres, petroglifos, tumbas, cerámica y construcciones precolombinas.

Dos de los hallazgos más importantes fueron una pequeña ciudadela con 15 construcciones de no más de 1.5 metros de altura, y otro sitio con estructuras habitacionales, una de ellas con el techo todavía completo y otra con el decorado frontal en color rojo. Aquí existe una pintura rupestre que probablemente represente a la supernova que estalló en el año de 1054 de nuestra era y que fue visible durante varios días.

Es la segunda vez que el Grupo de Exploración de la UNAM realiza un hallazgo de tipo arqueológico. En marzo de 1986, en el Valle de San Juan Raya, Puebla, se localizó una cueva con máscaras de madera cuya antigüedad es de mil años.

Participaron en la expedición Claudia Gallardo, Jorge Iván Uribe (facultad de Ciencias); Said Orozco (Derecho); Arturo Vázquez, Maribel Sierra y Mario Mira (facultad de Ingeniería); y Carlos Rangel, jefe de la expedición. Además, Miguel Domínguez, del Club Expedicionarios de México, organismo que junto con la revista México Desconocido financió el viaje.

Gaceta UNAM, 1986