Existen más de 900 especies de murciélagos en todo el mundo, 200 son encontradas en el hemisferio occidental, y de éstas existen 137 en nuestro país, representando ocho familias y la cuarta parte del total de mamíferos; sin embargo, sólo existen tres géneros que se alimentan de sangre, que son: Diaemus youngii y Diphylla ecaudata, que se alimentan principalmente de animales silvestres, y el Desmodus rotundus o vampiro común, que es el más conocido. Taxonómicamente pertenecen al suborden Microchiroptera, familia Phyllostomatidae, subfamilía Desmodontinae. Sus restos fósiles han sido encontrados al menos en 20 diferentes sitios, todos ellos en cuevas o fisuras naturales en Norte y Sudamérica, que datan de hace más de dos millones de años, y excepto por el tamaño, todos los fósiles son similares a los vampiros actuales. En cambio, los fósiles hallados de murciélagos no hematófagos son mucho más antiguos.
Dado que la dieta de estos animales es exclusivamente de sangre, han llegado a representar el segundo transmisor de rabia a humanos en nuestro país, y un potencial problema para el ganado bovino en el cual el padecimiento es conocido como derriengue. En el caso de los bovinos, la enfermedad se encuentra limitada a los países de América Latina, que se encuentran desde el nivel del mar hasta más de los 2,000 metros de altura. En México, las áreas donde habitan los vampiros se extienden vastas regiones de la vertiente del Pacífico desde el Sur de Sonora hasta los límites de Chiapas con Guatemala y por la vertiente del Golfo de México, desde el Sur de Tamaulipas hasta la Península de Yucatán, incluyendo además todo el Istmo de Tehuantepec; así mismo, en la región Centro Sur se encuentran poblaciones en parte de los estados de San Luis Potosí, Hidalgo, México, Morelos, Puebla, Querétaro, así como zonas muy definidas de los Estados de Chihuahua, Durango y Zacatecas. Este año ha habido al menos dos severos brotes que han producido más de 300 muertes en bovinos. Es por ello que en el Centro Nacional de Investigaciones en Microbiología Veterinaria-INIFAP se creó una colonia de vampiros en cautiverio con el propósito de estudiar la conducta e interacciones que el virus de la rabia presenta en esta especie. Para realizar la captura, se han utilizado dos diferentes métodos: 1) en cueva, y 2) en corral. Debe tomarse en cuenta que los vampiros al ser de hábitos nocturnos, sólo salen de sus refugios para alimentarse en las horas en que no se observa luna, lo cual ocurre durante las primeras horas de la noche o en las horas finales de ella. Para determinar exactamente el período más adecuado se consulta el Anuario del Observatorio Astronómico Nacional, así como conocer la latitud y altitud de la zona donde se pretende realizar el trabajo. En nuestro caso, las capturas se han realizado en cuevas localizadas en el Naranjo, San Luis Potosí, que es una zona libre de derriengue. Debe remarcarse que para la realización de las capturas únicamente se toman en cuenta a los vampiros, ya que cuando se atrapa a cualquier murciélago no hematófago se le libera, ya que estas especies que cohabitan en las mismas cuevas con los vampiros, resultan benéficas para el medio ambiente por lo que es importante protegerlas.
Para transportar a los vampiros capturados mediante el uso de redes especiales, se empaquetan en recipientes individuales en condiciones de humedad. La mortalidad durante este período es de sólo 1%; mientras que durante el período de adaptación las muertes llegan al 40%, aunque los animales que han sobrevivido llevan más de seis años en cautiverio, habiéndose logrado la reproducción en varios casos.
En las instalaciones del CEMD-Microbiología se ha adaptado un espacio, que cuenta con jaulas diseñadas especialmente para el cómodo alojamiento de los vampiros que cuenta con las condiciones adecuadas de oscuridad, temperatura y humedad.
En cuanto a la alimentación, se lleva a cabo con sangre desfibrinada manualmente que se proporciona una vez al día, en bebederos para pájaros.
Algunos de los vampiros de la colonia se han utilizado para diversos experimentos, tales como: evaluación de productos vampiricidas, inmunización con una vacuna antirrábica recombinante (VR-G), evaluación de diferentes rutas de inmunización y desafío, entre otros. Este tipo de observaciones podrían ser tomadas en cuenta para ser considerados en los programas de control de la rabia; especialmente en países donde los vampiros representan un problema, tanto para la salud pública como para la veterinaria.
