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Montañismo y Exploración
Sucumbe el Cho Oyu por lo más Delgado
16 mayo 1999

José Luis Tapia Otra aventura más del montañismo mexicano, Andrés Delgado regresó ayer del Himalaya donde, en 1º días, ascendió en dos ocasiones a la cumbre del Cho Oyu, de 8 mil 201 metros sobre el nivel del mar, la …







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José Luis Tapia

Otra aventura más del montañismo mexicano, Andrés Delgado regresó ayer del Himalaya donde, en 1º días, ascendió en dos ocasiones a la cumbre del Cho Oyu, de 8 mil 201 metros sobre el nivel del mar, la segunda de ellas con el tapatío Alejandro Ochoa.

Delgado llegó solo. Con su mochila a la espalda, bermudas y una chamarra negra inapropiada para los 23 grados de temperatura de la Ciudad de México, el montañista superó de nuevo el cansancio del viaje Frankfurt-México y narró parte de su historia.

Superó de nuevo el cansancio porque, dijo, éste estuvo a punto de impedirle ascender la segunda vez, el 3 de mayo pasado, pero su compromiso como guía que contrajo con su compañero, y sobre todo, la fortaleza mental, lo llevaron a lograr la hazaña.

“Si bien uno va entrenado, yo hago bicicleta, pesas y nado, estando ahí es todo pental (pues) en 7 días no te recuperas.

“Cuando bajé, las patas las sentía como de papel, y el día que salimos de nuevo, cuando iba rumbo al campamento uno, pensé ‘no voy a llegar’, y llegué al (campamento) dos y al tres, y ya en el tres, rumbo a la cumbre, dije, ‘es que no llego’, pero sólo es cambiar el estado mental”.

De hecho, el primer ascenso no estaba previsto. Andrés cuenta que ese día, el 23 de abril, sólo tenían planeada una caminata de aclimatación, a la cual salieron equipados como si fueran a intentar la conquista de la cumbre. Y lo intentaron, aunque el único que lo logró fue él, pues Alejandro sufrió un incidente que le impidió seguir.

“Alejandro no se sintió muy bien como a los 7 mil 700 metros, tuvo un incidente bastante desagradable, se encontró con un cadáver, y lo peor es que pensó que era yo, pues estaba vestido igual que yo, de amarillo, y Alejandro se espantó mucho.

Cuando llegó me contó que le había dado pena sentirse tan bien por ver a un muerto que no era yo, porque a fin de cuentas era un cadáver. Entonces decidió darse la vuelta en ese punto de la escalada y yo seguí, y me sentí increíblemente bien al llegar a la cumbre, me costó muchísimo trabajo, pero llegué, como a las 10 de la mañana, hora de Nepal”.

A pesar de todo, Andrés, quien en 1997 conquistó la cima del Everest, considera que fue una expedición tranquila, sobre todo porque ya conocía la montaña, aunque el miedo también hizo su aparición.

Cuenta que un grupo de vascos atacaron la cumbre cuando no estaban lo suficientemente preparados. Uno de ellos se perdió por 48 horas e incluso  se le dio por muerto. Justo cuando Andrés y Alejandro abandonaron el campamento base, éste apareció arrastrándose fuera de la tienda de campaña. Los malos recuerdos inundaron la cabeza de Andrés, quien en 1996 estuvo tres días extraviado en el Everest.

Ya en Katmandú, Andrés se encontró con una buena noticia. Ahí, saludó a Elsa Ávila de Carsolio, quien días antes se convirtió en la primera mujer latinoamericana en alcanzar la cima del Everest. Platicaron sus respectivas anécdotas, pero Delgado no quiso adelantar nada, “ella ya les contará”.

“La vi en Katmandú hace unos días, está feliz, viene entera, bien, le gustó el ascenso, no tuvieron percances, tuvieron un susto con una amiga, pero nada más… es un honor y un gusto que sea mexicana”, dijo.

Andrés Delgado se preparará un año para intentar la cumbre del K2, mientras que Alejandro se quedó en la India a disfrutar una hazaña más del montañismo mexicano, que hoy está de fiesta al cumplirse 10 años de que Ricardo Torres Nava se convirtiera en el primer mexicano en lograr la cumbre del Everest.


Reforma
Mayo 16 de 1999



 



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