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Montañismo y Exploración
Expedición de reconocimiento al Everest, 1951
10 abril 1999

Después de que la frontera tibetana se cerrara para las expediciones que queríanllegar a la cumbre del Everest, la vertiente del Nepal quedó abierta y Eric Shipton, Edmund Hillary y otros expedicionarios exploraron el lado sur para encontrar la que fuera después la ruta de ascenso en 1953. Un libro en donde se muestra que la alta montaña tiene más que sólo subir montañas: tiene exploración.







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Nuestro tercer campo de acción fue el macizo del Gauri Sankar, que salimos a explorar a principios de noviembre, después de abandonar las operaciones en la cascada de hielo. Nos dirigimos hacia el noroeste desde Namche, a lo largo del valle del Bhotse Kosi. En Tami, Hillary, Riddiford y Dutt, que durante el mes de octubre habían llevado a cabo extensas investigaciones geológicas sobre una amplia zona, tomaron por un valle hacia el oeste y cruzaron el Tesi Lapcha. Este paso, aunque necesita de cierta escalada de hielo difícil, era conocido de los sherpas y empleado a veces. Cruzaba, a través de una masa de picos de granito espectaculares, una ramificación del macizo principal que se desprende hacia el norte, y da paso a una notable garganta, llamada Rolwaling, que se abre en dirección oeste bajo los precipicios meridionales del Gauri Sankar. Los demás continuamos a lo largo del Bhote Kosi hasta el pequeño pueblo de pastos de Chhule. Desee allí, Murray y Bourdillon, llevando alimentos para cuatro días, continuaron a fin de visitar el Nangpa La, el paso por el cual cruza la ruta comercial de Sola Khombu al Tibet. Por ambos lados de la divisoria se llega a él por un largo glaciar y está situado en un extenso campo de hielo a una altitud de más de 5,790 metros. Que yo sepa, es el paso más alto de una ruta comercial del mundo. Tiene un considerable volumen de tráfico durante la mayor parte del año, y profundos surcos abiertos en el hielo del glaciar atestiguan el paso de innumerables yacks. No pasan caballos por este puerto, no porque sea demasiado alto, pues en el paso del Karakoram, que no es mucho más bajo, se emplean caballos extensamente, sino debido a una curiosa superstición según la cual si alguien intenta cruzarlo con un caballo, no sólo muere el caballo, sino también el dueño. Por el Nangpa La es por donde los sherpas mantienen su estrecho contacto con el Tibet; gran número de ellos lo cruzan cada año, no sólo para comerciar, sino para ir en peregrinación al monasterio de Rongbuk. Desee cerca del paso, Murray y Bourdillon vieron una posible ruta para escalar el Cho Oyu.

Desde Chhule, Ward y yo nos dirigimos hacia el oeste a un grupo de altas montañas cuya posición en relación con el macizo principal era difícil de precisar. Al cabo de algún tiempo dedicado a reconocimientos, encontramos lo que parecía ser el único camino para atravesarlas, un collado al que dimos por nombre Menung La, Viajando con muy poco peso y llevando provisiones para una semana, cruzamos este collado con Sen Tensing, y vimos que conducía a un gran sistema glaciar cuyo ramal principal se dirigía hacia el sur, lo cual parecía indicar que nos encontrábamos aún en la vertiente meridional del macizo principal. Sin embargo, cuando nos pusimos a explorar nuestros nuevos alrededores, vimos que estábamos en un vasto anfiteatro, muy parecido en muchos aspectos al circo del Nanda Devi, en cuyo centro, completamente aislado del macizo principal, se alzaba un hermoso pico de granito claro. Era el pico más alto del macizo, pues es algo más elevado que el Gauri Sankar, y le llamamos "Melungtse". Vimos que las aguas de la cuenca vertían hacia el noroeste y se hundían directamente en un sistema de tremendos cañones, cuya arteria principal identificamos con el Rongshar. En uno de esos notables ríos que, como el Arun, nacen muy al norte, en la meseta tibetana, y que se han abierto paso por las gargantas de la gran cordillera del Himalaya. Es ciertamente una de las gargantas más espectaculares que he visto. También conseguimos llegar a la cresta de la sierra principal al sur del "Melungtse", en un punto a unos 5,940 metros. Desde allí teníamos inmediatamente a nuestros pies el Rolwaling, a 2,100 metros más abajo. Sen Tensing me dijo que este nombre es una palabra sherpa que significa el surco abierto del arado. Nos sorprendió ver que existía un camino para bajar por los enormes precipicios hasta la garganta.

Fue en uno de los glaciares del Menlung, a una altura de unos 5,800 metros, donde una tarde encontramos las curiosas huellas en la nieve que han despertado cierto interés público en este país. No las seguimos más de lo que era conveniente, cosa de un kilómetro y medio, porque llevábamos pesadas cargas en aquel momento, y además, porque habíamos llegado a una etapa particularmente interesante en la exploración de la cuenca. Anteriormente, he encontrado muchas veces estas curiosas huellas y he intentado seguirlas, pero siempre las he perdido en la morena o en las rocas laterales del glaciar. Éstas a que ahora me refiero, parecían muy recientes, probablemente de menos de veinticuatro horas. Cuando Murray y Bourdillon pasaron por allí unos días más tarde, las huellas habían casi desaparecido por fusión de la nieve. Sen Tensing, que no tenía la menor duda de que los seres (porque eran al menos dos) que dejaron las huellas eran "Yetis", u hombres salvajes, me dijo que dos años antes, él y otros sherpas vieron uno a una distancia de unos 25 metros en Thyangbochi. Lo describía como mitad hombre y mitad bestia, de 1.67 metros de estatura aproximada, con gran cabeza puntiaguda, el cuerpo cubierto de pelo rojizo, pero la cara sin pelo. Cuando llegamos a Katmandu a finales de noviembre, hice que volvieran a interrogarle en nepalí (yo hablaba con él en indostaní) y no dejó lugar a dudas en cuanto a su sinceridad. Sea lo que fuera lo que él vio, estaba convencido de que no era ni un oso ni un mono, animales que le eran por supuesto muy familiares. De las diversas teorías que se han expuesto para explicar estas huellas, la única que es en cierto modo plausible es la de que sean debidas a un mono langur, y aun está muy lejos de ser convincente, como creo que serán los primeros en reconocer los mismos que la han sugerido.

Estas exploraciones nos proporcionaron un conocimiento íntimo de una zona de unos 100 kilómetros de la gran cordillera del Himalaya, en terreno hasta entonces prácticamente desconocido de los viajeros occidentales. Esta clase de montañismo, la exploración de picos, glaciares y valles desconocidos, el descubrimiento y paso de nuevos collados para enlazar unas zonas con otras, es la ocupación más fascinante que conozco. La variedad de experiencias, el paisaje continuamente cambiante, el desenvolvimiento gradual de la geografía de la cordillera, resultan altamente satisfactorios, porque proporcionan un conocimiento muy real, casi una sensación de posesión personal, del terreno explorado.

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