DE REGRESO
Bajamos del cerro hacia Cahabón. La vereda está inundada de gente. Es domingo y se transporta lo que se vende y lo que se compra. Es día de mercado allá abajo. Camino franco, cada quien caminó a su velocidad. Era la primera vez que no estábamos tan juntos, pero no nos preocupaba porque no había manera de perderse con esa vereda y con tanta gente.
Una pareja pasó con una niña de cuatro años. "¿Qué le pasó?" Había sido una caída hace varias semanas. Pedí que me dejaran revisarla e inmediatamente la madre puso toda su atención en mí, en mis manos que palpaban, en mis ojos que reconocían. El padre estaba atento, listo a traducir al kekchí lo que yo le dijera. Una caída sobre las rocas y todavía tenía un chichón enorme en el pómulo. Sin infecciones, sería una fractura que sellaría mal. No podíamos hacer nada y recomendamos que siguieran poniéndole la pomada que el curandero le había mandado.
Ante sus ojos, crecimos, mas éramos diminutos porque no podíamos hacer nada.
Un hombre bajaba la pendiente con un tronco a cuestas. Junto, iba su hijo cargando el machete. Nos topábamos con ellos con frecuencia porque se nos adelantaban o los rebasábamos. Todo un tronco con el que haría una letrina allá, en su casa. En un alto nos invitó café caliente que llevaba en un recipiente. Más adelante, le invitamos pinole con chocolate. Nos hicimos amigos.
Cahabón es un pueblo caliente. Iglesia antigua con portón de madera recia, paredes blancas, pueblo diseminado en los altibajos del terreno. La iglesia, en lo más alto y todo lo demás, alrededor. Ahí terminaba nuestra travesía por la selva. Ahí, una de las puertas de entrada a la "tierra de guerra" que una vez fuera conocida como Tezulutlán y ahora como Alta Verapaz.
Allá arriba, en Secacao, pasamos nuestra última noche en la selva y la disfrutamos con cielo despejado. Ahí vimos el atardecer, de pie sobre una colina que se elevaba sobre una amplia depresión. Cerros diminutos, como habían sido todo el tiempo que estuvimos en la selva. Descubrimos que los conquistados habíamos sido nosotros. No importaba adónde fuéramos, recordaríamos las grutas de Mucbilá, la caminata nocturna a toda velocidad, la bienvenida en kekchí de Tutzilá, la camaradería de todo el grupo. ¿Cuándo íbamos a tener esto nuevamente? ¿En dónde?
PARTICIPANTES DE LA EXPEDICIÓN
- Nancy Arizpe Ramos
- Ludmila Mizerit Trivi
- Idalia Villalpando Toledo
- Fernando Benítez Martínez
- Víctor Catalán Romero
- Sergio Corona Villegas
- Humberto Espinosa Christlieb
- Gerardo García García
- José María González González
- Olmo González Magaña
- Georges Govaere Vicarioli
- Carlos Hernández Aguilar
- Oliver Laris Ulloa
- Oliver López Corona
- Pavel López Corona
- Juan Manuel Rivero Mercado
- Carlos Rangel Plasencia
( jefe de la expedición)
ANOTACIONES SOBRE LOS MAPAS
Los mapas que usamos son de escala 1:50,000, editados por el Instituto Geográfico Militar del Ministerio de la Defensa Nacional de Guatemala, C.A. Las claves de los mapas son: 2263 III, para el de Fray Bartolomé de las Casas, y 2262 IV, para el de Cahabón.
La lectura de los mapas es muy difícil porque hay cientos de cerros y depresiones y no se tienen suficientes puntos de referencia en la selva. La brújula usada fue una Silva, con clisímetro, para determinar la latitud en que estábamos.
De acuerdo a tales mapas, las poblaciones que tocamos están situadas en las siguientes coordenadas:
Población |
Latitud norte |
Longitud Oeste |
Altitud metros |
Fray Bartolomé de las Casas |
15º 47.3' |
89º 52.5' |
180 |
Magüilá |
15º 44.2' |
89º 53.4' |
186 |
Secacaj |
15º 43.27' |
89º 51.9' |
240 |
Mucbilá |
15º 42.11' |
89º 51.73' |
280 |
Sincheu |
15º 41.15' |
89º 53.85' |
200 |
Tutzilá |
15º 42.47' |
89º 49.1' |
400 (estimado) |
Secacao |
imprecisa |
imprecisa |
600 |
Cahabón |
15º 36.16' |
89º 48.73' |
300 |
Hay que anotar que el orden real de las poblaciones es diferente al de los mapas, lo que nos confundió durante varios días. La ubicación de Tutzilá es relativamente fácil gracias al arroyo que corre al fondo de una depresión. Los mapas pueden conseguirse en la ciudad de Guatemala.>
LECTURAS RECOMENDADAS
Jan de Vos. La Paz de Dios y del Rey. La conquista de la Selva Lacandona (1525-1821). Fondo de Cultura Económica, México. 1980.
Nuria Pons Sáenz. La Conquista del Lacandón. Universidad Nacional Autónoma de México (Biblioteca del Estudiante Universitario, 122), México. 1997.