El privilegio de la duda
10 junio 1999
Hace varios años apareció un programa en el que un solo hombre hacía desaparecer "a la vista de los demás" la famosa Estatua de la Libertad. Si uno veía con profundidad lo que mostraba, todo podía ser elaborado. Sin embargo, …
|
Hace varios años apareció un programa en el que un solo hombre hacía desaparecer "a la vista de los demás" la famosa Estatua de la Libertad. Si uno veía con profundidad lo que mostraba, todo podía ser elaborado. Sin embargo, las impresiones de la gente asistente eran de asombro. El resultado entonces me pareció asombroso pues se había hecho un acto importante: transformar a la gente en creyente de algo y alguien que no conocían sin poner en duda nada. Necesitaban creer y ahí estaban. No eran escépticos y creyeron. Por supuesto, nos queda el privilegio de la duda y de pedir pruebas que comprueben el acto y no meros dogmas de fe.
El descubrimiento del cuerpo de Mallory es muy similar al narrado. La gente está ansiosa de creer, sobre todo por el argumento que se maneja ahora: "¿Habrá llegado realmente a la cumbre?" Dentro de la información que poseo, no recuerdo algo que haya causado tanta sensación desde el descubrimiento en Egipto de la tumba de Tutankamon por Howard Carter, en 1920. Carter decía entonces que un arqueólogo debía ser muy prudente porque había gente extremadamente experta en falsificar piezas y citaba el caso de un especialista que había caído en la trampa.
Así pues, es más conveniente se escéptico y pedir pruebas contundentes de lo que se pregona y hacer caso omiso a lo que dicen las "autoridades" y, sobre todo, los familiares. Como dijimos en un boletín anterior: es preferible esperar a que los especialistas den su veredicto, aunque es difícil que un especialista diga que no y le crean cuando la opinión pública ya lo ha aceptado.
De todo esto, hay algo importante: mucha gente no había escuchado jamás de Mallory ni de Irving ni de lo que pasó en esas primeras expediciones. En los números anteriores presentamos la narración de la expedición de reconocimiento al Everest de 1951, cuando se encontró un acceso a la cumbre, que ahora es llamada "ruta normal". En este número comenzamos el envío de un libro que aclarará algunas dudas sobre Mallory: se trata del libro escrito por Francis Younghusband, a pa sazón presidente de la Real Sociedad Geográfica de Inglaterra y uno de los promotores de la idea de ascender el Everest. El libro es importante para entender lo que representaba entonces explorar la cordillera más alta del planeta.