CRAMPONES
La mayor parte de los crampones pertenecen a alguna de las siguientes categorÃas, aunque existen infinitas variantes: rÃgidos con doce puntas (dos proyectadas hacia delante y diez hacia abajo, bajo la suela de la bota); articulados por su zona central, con diez o doce puntas; y ultraligeros, con ocho o menos puntas. Los "footfangs" (crampones rÃgidos, con veinte puntas y lados paralelos) quedan fuera de estas categorÃas estándar. Los crampones con una sola punta frontal (los llamados "monopuntas" aparecieron a finales de los años ochenta).
La geometrÃa de las puntas tiene una importancia clave y determina los resultados del crampón. La longitud de las puntas, la relación entre puntas frontales y puntas secundarias, la separación de las puntas por debajo del pie, el hecho de que las puntas vayan alineadas siguiendo el contorno de la suela de la bota o por el contrario vayan en dos filas paralelas... éstas y otras variables afectan al modo en que se comporta el crampón. No todos los crampones funcionan igual de bien en todas las condiciones de nieve y hielo. Muchos de los escaladores más "obsesos" tienen dos pares, uno para la escalada de hielo de fusión y otro para el terreno alpino. Personalmente, prefiero los crampones con una única punta vertical para escalar cascadas y los de dos puntas frontales horizontales para el hielo alpino. Si tú no deseas tener dos pares, un único par de crampones graduables de doce puntas, rÃgidos o articulados, te irá bien para la escalada alpina en verano, las cascadas invernales, el hielo "de escarcha" sobre roca o los neveros helados.
Los mejores crampones son los graduables, que pueden adaptarse a una amplia gama de botas. El ajuste es crÃtico para los buenos resultados de un crampón. Cada modelo tiene sus propios parámetros de ajuste, asà que aquà no podemos sino generalizar respecto a varias consideraciones. Evidentemente, sobre nieve helada y neveros van mejor las puntas algo más largas. Para estas condiciones gradúa el crampón de modo que las puntas frontales sobresalgan unos tres centÃmetros por delante de la puntera de la bota. Para el duro hielo de los corredores alpinos y para el hielo negro te bastará con dos centÃmetros de puntas frontales. Paradójicamente, para escalar hielo de cascadas las puntas frontales deberán ajustarse largas, aproximadamente como para la escalada sobre nieve.
Los crampones que vayan abrochados con correas deben ajustarse a la bota casi a presión, hasta el punto de que permanezcan sujetos a la bota al levantar ésta estando las correas desabrochadas. Los crampones con "fijación automática" deben ajustarse lo suficientemente fuerte como para que haya que hacer bastante presión para fijar la talonera.
Antiguamente el único medio de sujetar los crampones a las botas eran las correas. En la actualidad las mejores correas son las de nylon recubierto de neopreno, que no se hielan y permanecen siempre flexibles. Sea cual sea el material de la correa, el cierre debe ser del tipo hebilla de púa o bien de doble anillo, evitando los sistemas de fricción. DesconfÃa de las correas fijadas con un solo remache, porque los remaches fallan mucho.
La mayor parte de los buenos modelos de crampón incorporan una fijación automática de tipo talonera de esquà como sistema de unión bota/crampón. Estas fijaciones tienen muchas ventajas sobre las correas clásicas: son más sencillas y rápidas de abrir y cerrar; proporcionan mejor sujeción de la bota al crampón; no presionan sobre la puntera y por lo tanto no dificultan la circulación, y su rotura es más improbable. Por mi parte recomiendo vivamente este tipo de fijación. Es importante subrayar, no obstante, que dicho sistema exige que la bota presente en la puntera y el talón un reborde de unos seis milÃmetros, que es donde hacen presa las dos partes de la fijación. No hay que tratar de usar este tipo de atadura en una bota con rebordes más estrechos.