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Montañismo y Exploración
DIEZ NOCHES SIN ESTRELLAS
15 diciembre 1999

Una crecida y quedaron atrapados durante diez días dentro de la Sima de Vitarelles, Francia, mientras mucha gente se afanaba por llegar a ellos desde la superficie. Esta es la narración de los espeleólogos que pasaron diez noches sin estrellas.







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En el número pasado enviamos la notificación de siete espeleólogos que se habían introducido a la Sima de Vitarelles y habían quedado atrapados durante diez días. Se pudo haber emitido y quedar así, sin un reporte posterior, pero así quedaría como cualquier noticia de los medios masivos de difusión a los que los montañistas y los espeleólogos tenemos cierta aversión, como lo reporta Yannick Casal. Sin embargo, no tiene nada de productivo ni aprendemos nada el sólo saber que sucedió un acontecimiento de este tipo. Es preciso analizarlo a través del análisis de todos sus componentes. El siguiente es un extracto de los correos posteados en el foro Iztaxochitla, a través del cual se ha formado una ilación de lo que ha sucedido. Se ha preferido hacer una mezcla de los correos para dar un panorama general y así se encuentran sucesos contradictorios. Todo es posible una vez que ha pasado el peligro. Esta no es una versión terminada, pues faltan datos del grupo de rescate y las peripecias que realizaron. Sin embargo, aquí se nos muestra en breve lo que los espeleólogos vivieron en esa caverna.
Jueves 11 de noviembre
A las 14:00 horas, los siete espeleólogos se introducen en la Sima de Vitarelles para hacer una exploración más allá de los límites conocidos de la caverna. El grupo está formado por Yvon Casal (de 54 años), Philippe Vergé, Yannick Casal, Sébastien Delmas, Christian Durarte, Nicolas Wioland y Laurent Delrieu. Su estancia en Vitarelles sería de 48 horas, esparcidos en tres días.
"Los boletines meteorológicos señalan unánimemente un cielo cargado con lluvias débiles a moderadas para el viernes y después ninguna precipitación el día siguiente. Sabemos que el nivel del río era de 50 cm el sábado anterior y que ha debido continuar bajando debido a la falta de lluvia. Es un nivel de estiaje común en esta época del año."
A las 16:00 comprueban que el nivel del agua está a los 43 cm.
"La lluvia anunciada, aun si contribuye a doblar la altura del agua, no nos molestará a priori para el regreso el sábado en la mañana." Entre las 20:30 y las 21:00 llegan a una bóveda donde instalan su campamento gracias a los botes inflables. Están a cuatro kilómetros de la entrada."
Viernes 12 de noviembre
"Como a las 9:00, comenzamos nuestra progresión río arriba. Después de varias navegaciones, escaladas y travesías, llegamos al caos terminal del Loze. Volvimos sobre nuestros pasos a las 17:00 como estaba acordado, y como a las 20:00 llegamos al vivac. Las referencias que habíamos dispuesto la víspera para vigilar el nivel de las aguas no estaban sumergidos, por lo que nos acostamos confiantes, como a las 23:00 después de una buena comida." En esa exploración se pincharon tres de los botes inflables que llevaban y el agua de la caverna seguía "muy clara".
"Más tarde sabremos que en la superficie, lloviznó y después llovió este viernes después del amanecer. La lluvia se mantuvo constante como a las 18:00 y se intensificó durante la noche cerca de las 23:00. En realidad, ese día una depresión muy húmeda que venía del SE regó copiosamente el Languedoc-Roussillon (¡500 mm de agua registrados en el Aude!) y alcanzó algo de la franja NE de Midi-Pyrénées (Pirineos del Sur). Varias estadísticas sobre la cuenca vertiente de Vitarelles señalan alturas comprendidas entre 60 y 65 mm de agua en 12 horas de precipitación, lo que corresponde a lluvias muy fuertes, digamos excepcionales, para el sector. No se había registrado tal altura de agua en la cuenca río arriba desde hacía 30 años en esta época del año, siendo que las mayores precipitaciones eran generalmente primaverales o de origen tormentoso en el verano. Al salir, supimos que se había lanzado un boletín de alerta ese viernes, desafortunadamente demasiado tarde para nosotros."
"Pero cortados del mundo exterior, no sabíamos que durante este tiempo, los residuos de la tempestad mortal que acababa de tocar el Languedoc Roussillon, se abatían también sobre la cuenca de alimentación del Ouysse."
Sábado 13 de noviembre
"Durmiendo a solamente 50 cm del nivel del río, me despierta una desagradable sensación de humendad en el saco de dormir. El agua subió sin ruido aparente. Aviso a los compañeros y en una hora podemos prepararnos y acondicionar el material para salvar un poco arriesgadamente el río crecido por las aguas lodosas y llegar a una terraza en la otra orilla del río, 6 m más arriba del nivel inicial. Dormir tan cerca del río puede parecer irresponsable a algunos, pero eso nos permitió reaccionar y organizarnos para enfrentar la crecida."
"Yvon ayuda a Philippe a subir todas sus cosas. Todo el mundo se viste y arregla su material, los botes no están desinflados. El par de botas de Philippe es la única pérdida que lamentar, afortunadamente tiene sus sandalias."
"De ahora en adelante, hay que actuar muy rápidamente. Nos vestimos y acondicionamos nuestro material en los sacos y botellas vacías. La corriente ya está muy fuerte, es demasiado tarde para intentar salir a la sala del cono, 1 Km río abajo, e imposible de remontar hacia el caos de la Clave de Bóveda, 200 m río arriba."
Hacia las 12:00, el agua había subido aproximadamente 10 metros. sólo seis de ellos tienen lugar en las embarcaciones inflables y uno (Laurent) se la pasa en el agua mientras Yannick y Philippe le improvisan una balsa con el suelo de uno de los botes pinchados y un par de chalecos salvavidas, reforzados con botes de agua vacíos. Después, el mismo Laurent, ayudado de Phillipe se instala en lo alto de una pared, un poco incómodo pero al menos está fuera del agua. Los espeleólogos hacen maniobras para no separarse y algunas exploraciones en busca de un mejor lugar para permanecver largo tiempo, porque ambas salidas (río abajo y río arriba) son impensables.
Con la crecida del río, los espeleólogos se han visto obligados a meterse a una campana, donde "nos cuesta trabajo mantener nuestras posiciones. Nos anquilosamos. Sin embargo, necesitamos movernos con mil precauciones. Un naufragio podría ser rápidamente fatal." "Las 12 horas pasadas en la campana son verdaderamente los peores momentos. Yvon se desliza hacia la parte posterior del "Aérazur". Tiene las nalgas y los pies en el agua. Nicolas y Sébastien están en una posición que se vuelve incómoda con el tiempo, pero tienen que aguantarse. Yannick y Philippe hacen una balsa más sólida que la anterior, que servirá para aliviar los pies de Yvon. Todo el material deriva en la campana con la corriente, afortunadamente todo está asegurado."
"21:00. El nivel del agua se estabiliza. La altura estimada del agua es de 12 m y quedan 1.5 m hasta el techo. En este momento, un compañero anota 40 m del pozo de entrada al precipicio de Vitarelles. El desnivel del río es poco (+20 m desde el embarcadero) y deja suponer un enorme volumen de agua en toda la cavidad. No es sorprendente sentir una gran presión en la campana de aire �del orden de una columna de agua equivalente a unos 10 m�. Tenemos que deglutir o equilibrar nuestros tímpanos en muchas ocasiones. En ese momento, disponemos aproximadamente de un volumen de aire de 20 metros cúbicos. Estamos preocupados con relación a un aumento del CO2. Hace tiempo que se detuvieron nuestros acetilenos [lámparas de carburo]. Del hecho del poco declive del río y de los numerosos sifones (tres conocidos río arriba, mas todos aquellos, probables, entre las principales ruinas de Thémines y Théminettes) que han debido hacer un tapón, la onda de la crecida se amortiguó mucho y la subida del agua fue relativamente lenta; 10 m en 10 horas, después 2 m en 9 horas cuando se formó la campana. El principio del descenso es una fuente de satisfacción inestimable. En los minutos siguientes mi altímetro brinca, la depresión se acentúa."
"Temo un accidente de descompresión cuando se equilibren las dos partes de la sala. En efecto, poco después, grandes burbujas de aire hacen hervir la superficie. Asistimos, un poco preocupados, que se desactive este sifón próximo. El agua se calma al fin de dos minutos y continúa bajando. El ruido del aire expulsado después de que se formó la campana de aire se esfuma y después se detiene completamente. Estamos aliviados.
"Repentinamente, ¡nos llega un silbido que llena toda la cavidad! Paramos la respiración, nos sujetamos de la cuerda de seguridad, viendo la superficie con ansiedad. Comienza una especie de vaciado en un estrépito ensordecedor. El caudal aumenta considerablemente produciendo un fuerte chapoteo. Conseguimos guardar los botes. Las ondas de choque se propagan en el cañón a intervalos regulares. Percibimos violentas corrientes de aire. Al cabo de 10 minutos, la situación mejora."
"De repente, el aire entra violentamente bajo la campana en descompresión, los burbujeos y las proyecciones de agua hacen un ruido impresionante. En pocos minutos, el nivel baja 50 cm, la corriente es cada vez más violenta. Tememos ser llevados violentamente bajo la bóveda. El fenómeno se reproduce en toda la cavidad. Las ondas de choque se propagan, como golpes de ariete durante los equilibrios de nivel de las diferentes porciones de las galerías."
"Cuando el nivel parece suficientemente bajo, cuatro de nosotros se arriesgan a descender. Laurent, Yvon y yo [Yannick Casal] nos quedamos sujetos en la vuelta. Alrededor de una hora más tarde, alcanzamos a nuestra vez la banqueta. El nivel del agua parece decidido a bajar. Pero todavía está muy alto para intentar lo que sea, o para esperar una acción de rescate que nos imaginamos evidentemente en plena efervescencia. Su progresión en la cavidad presenta peligros reales. La situación es clara, habrá que esperar la noche, el frío, durante al menos tres o cuatro días, si no llueve más. Decidimos entonces colocarnos en situación de supervivencia para administrar de la mejor manera las condiciones de espera. Antes que nada, economizar la luz, los botes neumáticos nos van a servir de colchón, los cobertores de emergencia de aislante térmico. Tres de nosotros se desvisten y colocan sus ropas calientes antes de deslizarse en sus sacos de dormir. Después de un inventario de nuestras provisiones, decidimos alimentarnos una vez cada doce horas y consumir los siete la ración de una persona. Conservamos las referencias de tiempo gracias a nuestros relojes. En lo que se refiere al agua, colectamos de un cuentagotas y la purificamos con ayuda de comprimidos. Bebemos regularmente para no deshidratarnos. Algunos de nosotros se quedan por el momento de guardia para estar operacionales en caso de subida súbita del agua."

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