Hace unos días, buscando algo de equipo de montañismo, descubrí en los escaparates de algunas tiendas muy nombradas equipo hecho "en casa". Lo que más llamó mi atención fue un piolet cuya pieza principal (la pica y hachuela) estaban soldadas, muy mal, por cierto, el mango de madera (habría que preguntarse si esa madera es de la mejor para resistir una caída) y el regatón como una simple hoja que había sido adaptada haciendo la forma de pico. Por supuesto, resaltaba de entre los piolets avalados por la UIAA (Unión Internacional de Asociaciones de Alpinismo) por el precio bajo y aunque éstos últimos son muy elegantes, la gente que lo veía se inclinaba más por el precio bajo aunque no fuera estéticamente mejor.

La pregunta es: ¿qué tanto precio tiene nuestra propia vida? Algo que hay que remarcar es que existen dos tipos de equipo para montañismo y para los deportes llamados ahora "de aventura". Las mochilas, las bolsas de dormir y las tiendas de campaña, por ejemplo, pueden ser suplidas con implementos hechos con baja calidad aunque la experiencia en todos los cursos que impartimos es que las mochilas baratas tienen una vida muy corta y generalmente producen malestares al cargarse.

El segundo tipo de equipo es aquel que no admite sustitutos pues son elementos de seguridad: cuerdas, mosquetones, anillas, arneses, piolets, crampones, una balsa inflable, un remo de mucha calidad, un excelente paracaídas, etc. Por supuesto, es muy tentador comprar para "lo que alcance" para hacer la excursión que se tiene programada, pero eso no justifica el poner en riesgo la vida. Y es un riesgo tomado a ciegas, pues quien hace tales compras no tiene noción de qué impactos debe resistir un material para ser aceptable. Nadie usaría un piolet hecho de unicel, por ejemplo, y sin embargo, los otros se consideran igualmente buenos.

El montañismo se está haciendo excesivamente popular y las montañas se están "achicando" con tantas visitas semanales. Sin embargo, los peligros siguen siendo los mismos. Y la pregunta sigue en pie: ¿qué precio tiene nuestra vida?

La espeleología ha ido apareciendo poco a poco en el escenario. Me refiero no al deporte en sí, sino a que es cada vez más conocida y nombrada. Pero, ¿quiénes fueron los fundadores de este deporte? Sabemos de Whymper, de Hillary, de Messner, pero muy poco o nada de los que dieron un impulso grande a la espeleología. En este número presentamos una breve reseña biográfica de Norman Casteret, la persona que dio ese tremendo empuje a la espeleología. La reseña, escrita por Nicolas Poulain, fue transmitida en el foro Iztaxochitla (exclusivamente de espeleología) por Raúl Martínez Chapa y la hemos incluido con permiso de éste último.

En literatura que no abarquen relatos vividos, hay una cantidad enorme de escritos acerca de montaña. Uno de ellos es el que presentamos sobre la génesis de los escaladores, porque a fin de cuentas todo tiene un principio y un fin. Y hablando de literatura: el próximo mes aparecerá la convocatoria para el Primer Concurso de Narrativa de Montaña, realizada por la asociación y aunque falta tiempo para que se convoque siquiera, el aviso es oportuno para aquellos interesados y que vayan preparando su escrito.

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