Jorge Sepúlveda Marín. Varios lo han intentado, pero hasta ahora nadie lo ha conseguido. Escalar hasta la cumbre del Nuptse, por su cara oeste, resulta un desafío para los montañistas del mundo. Carlos Carsolio, monarca de más de 14 ochomiles buscará conquistar esa cumbre.
En palabras del alpinista: “Intentaré escalar uno de los grandes problemas que quedan por resolver en el Himalaya”. Para llegar a los 7 mil 879 metros de altura, las principales dificultades técnicas que enfrentará serán subir por una pared casi vertical, a veces de hielo, otras de nieve dura o blanda, y sortear las tormentas de nieve que se presentan, mortales casi por necesidad en esa parte del mundo.
Carsolio insiste en que se trata de un reto al que no se puede negar, porque así como los pintores y los escultores, “en el alpinismo el escalador va moldeando el camino a su capricho o por donde lo pueda hacer. Es —igualmente— como una obra de arte. Igual de emocionante, de creativa”.
“Con 80 mil dólares en la bolsa, Carsolio, al lado de cuatro escaladores eslovenos, se emociona cuando habla de la pared que lo espera en las alturas: “Es una de esas raras joyas que la naturaleza ofrece en forma tentadora”, dice, y no esconde que, como le ocurre a menudo a uno de sus amigos —“quien siempre siente un mariposeo en el estómago antes de salir a escena”—, a mí esto me sigue llenando de emoción, porque desde niño escalo y esta es mi vida”.
Luego de conquistar los 14 ochomiles del planeta, labor que le llevó 13 años, decidió satisfacer su apetito de emociones subiendo paredes, algunas de las cuales nadie antes se había atrevido a ascender, por lo que se le reconoce como uno de los mejores trepadores [sic], quien calcula emplear, desde que salga de esta ciudad a su regreso, aproximadamente dos meses, ya que antes de aventurarse por la cara oeste deberá hacer otros ascensos, no sólo para aclimatarse, sino para tomarle la medida a la altura.
Recuperado de una lesión que sufrió hace algunas semanas, Carsolio niega que haya un límite para hacer grandes escaladas, como no sea el o los que el propio alpinista se imponga, aunque desde luego lo mejor es conocer las limitaciones de uno mismo, considera.
Sobre las muertes que han ocurrido en las últimas semanas en las alturas de la montaña, sólo comentó que, como en todos los deportes, hay gente amateur que se mete sin saber demasiado y negó categóricamente que la solución a ese problema sea la legislación, “ya que si se ponen reglas sería como acabar con el alpinismo”, por las limitaciones que se impondrían.