{"id":20570,"date":"2012-09-25T21:24:34","date_gmt":"2012-09-26T03:24:34","guid":{"rendered":"http:\/\/montanismo.org\/?p=20570"},"modified":"2012-09-25T21:24:34","modified_gmt":"2012-09-26T03:24:34","slug":"analisis-de-las-grandes-expediciones-al-himalaya-1940","status":"publish","type":"post","link":"http:\/\/montanismo.org\/2012\/analisis-de-las-grandes-expediciones-al-himalaya-1940\/","title":{"rendered":"An\u00e1lisis de las grandes expediciones al Himalaya (1940)"},"content":{"rendered":"
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En 1933 qued\u00e9 profundamente convencido de la falacia de atacar el Monte Everest con una organizaci\u00f3n tan enorme. En primer lugar, ninguna expedici\u00f3n hab\u00eda sido capaz, en la pr\u00e1ctica, de lanzar m\u00e1s de dos ataques contra la cumbre; el n\u00famero \u00f3ptimo de escaladores para una tentativa eran dos, en esto conven\u00eda todo el mundo, y por tanto parec\u00eda improbable que se necesitaran m\u00e1s de cuatro hombres para el asalto efectivo. \u00bfPara qu\u00e9, pues, reunir catorce alpinistas?<\/p>\n

Aleg\u00e1base la conveniencia de tener reservas por si alguno enfermaba. Pero nunca se hab\u00eda dado el caso de que un hombre, reconocidamente capaz de escalar a grandes alturas, hubiera tenido que renunciar a la tentativa final por causa de enfermedad. Parec\u00eda claro, por tanto, que el riesgo era insignificante comparado con las enormes probabilidades de que la expedici\u00f3n no encontrara la monta\u00f1a en situaci\u00f3n de ser escalada.<\/p>\n

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De acuerdo con la conveniencia de tener reservas, pero no tres reservistas para cada hombre que tuviera que ir muy arriba. Convendr\u00eda, adem\u00e1s, examinar este problema de las enfermedades a la luz de la experiencia individual. En las docenas de expediciones y excursiones monta\u00f1eras que he efectuado, no recuerdo un solo caso en que la indisposici\u00f3n de un solo miembro del grupo haya impedido al resto alcanzar el objetivo.<\/p>\n

Estoy seguro de que la mayor parte de alpinistas dir\u00e1n lo mismo, o en todo caso convendr\u00e1n en que un accidente as\u00ed es muy raro. Por otra parte, cuando se manda a un hombre a desempe\u00f1ar una misi\u00f3n importante en un pa\u00eds de clima malo, en el que tal vez tendr\u00e1 que residir durante a\u00f1os, a nadie se le ocurre designarle un compa\u00f1ero de reserva para el caso de que caiga enfermo.<\/p>\n

\u00bfPor qu\u00e9, pues, este extraordinario temor a las enfermedades y accidentes en las expediciones del Everest? Me refiero, naturalmente, a la marcha de aproximaci\u00f3n, no al intento final contra la cumbre.<\/p>\n

Otra raz\u00f3n alegada para la inclusi\u00f3n de un gran n\u00famero de europeos en la expedici\u00f3n es la supuesta necesidad de contar con gente experta para resolver el problema del transporte. En una expedici\u00f3n gigante, esto puede ser o no verdad; nunca he tenido ocasi\u00f3n de dirigir ninguna. Pero en una expedici\u00f3n de moderado volumen, el caso es muy distinto.<\/p>\n

La organizaci\u00f3n del transporte para ir al Monte Everest es particularmente sencilla, mucho m\u00e1s que en cualquier otra parte del Himalaya de las que yo he visitado. Hasta el Campamento Base e incluso m\u00e1s all\u00e1 puede usarse transporte animal; el pasaporte que despachan los funcionaros tibetanos de que proporcionen los medios de transporte necesarios, facilidad que no he encontrado en ning\u00fan otro sitio; el forraje puede adquirirse durante la marcha; en las amplias y abiertas llanuras del T\u00edbet, por las que transcurre la mayor parte de la ruta, no hay el menor peligro de corrimientos de tierras que intercepten el camino durante semanas, amenaza constante en otras partes del Himalaya; el int\u00e9rprete tibetano resuelve a plena satisfacci\u00f3n el problema del lenguaje y los peque\u00f1os conflictos que puedan ocurrir. El resto es un simple c\u00e1lculo aritm\u00e9tico: el peso total del equipaje dividido por el peso de cada fardo nos da el n\u00famero exacto de ac\u00e9milas requeridas.<\/p>\n

Sobre cu\u00e1l sea el volumen \u00f3ptimo de una expedici\u00f3n reina gran discrepancia de opiniones. Una vez pregunt\u00e9 a mi amigo el doctor Humpreys qu\u00e9 pensaba de este asunto. Contest\u00f3 decididamente y sin la menor vacilaci\u00f3n: \u201cTres forman una expedici\u00f3n grande; un equipo de uno puede considerarse una expedici\u00f3n peque\u00f1a\u201d. No voy a proponer que en los intentos contra el Monte Everest se adopte un criterio tan extremista, aunque siempre he cre\u00eddo que un equipo de tres escaladores tendr\u00eda oportunidades tan buenas como un grupo m\u00e1s numeroso.<\/p>\n

Yo imaginaba un tipo de expedici\u00f3n constituida por seis miembros europeos, todos con gran experiencia de alpinistas, y todos con porteadores sherpas seleccionados con cuidado y con un entrenamiento especial. Abogaba por una considerable reducci\u00f3n en el volumen de provisiones y pertrechos por cabeza, y un gasto total de 2,500 o 3,000 \u00a3 en lugar de las 12,000 \u00a3 que por t\u00e9rmino medio vino a costar cada una de las grandes expediciones anteriores (excepto la primera \u201cexploraci\u00f3n\u201d).<\/p>\n

Una expedici\u00f3n semejante tendr\u00eda la ventaja de la movilidad, con una consiguiente mengua del riesgo de interrupci\u00f3n en las l\u00edneas de comunicaci\u00f3n. A pesar de la gran reducci\u00f3n en el coste, podr\u00eda equiparse a cada porteador con un utillaje mucho m\u00e1s selecto y eficaz. Los monta\u00f1eros estar\u00edan en situaci\u00f3n de trabar conocimiento individual con cada uno de los mozos, cosa imposible cuando \u00e9stos son 170, lo que redundar\u00eda en pro de la comprensi\u00f3n y confianza mutuas. Se reducir\u00edan los hurtos y robos de equipaje. Con una caravana enorme de tres o cuatrocientos animales, desde poderosos yaks a diminutos borriquillos, extendida a lo largo de varios kil\u00f3metros de carretera, es extraordinariamente dif\u00edcil evitar el pillaje, que puede afectar lo mismo a piezas esenciales del equipo que a provisiones superfluas. En 1933 se perdieron de este modo un considerable n\u00famero de botas para los porteadores; de haber sido el robo mayor del que fue, hubiera podido producir un verdadero colapso de la expedici\u00f3n. Adem\u00e1s, la requisa de un peque\u00f1o n\u00famero de animales no desorganizar\u00eda la vida normal del pa\u00eds como hasta ahora ha ocurrido, y \u00e9sta es una de las principales razones por las que el gobierno del T\u00edbet se opone a las expediciones al Everest.<\/p>\n

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Pero mi oposici\u00f3n a las expediciones numerosas se basaba sobre todo en razones psicol\u00f3gicas. Es de vital importancia que ning\u00fan miembro del grupo tenga nunca la impresi\u00f3n de estar de sobra, o de que se encuentra all\u00ed s\u00f3lo para el caso de que alguien falle. Una situaci\u00f3n as\u00ed supone para cualquiera una tensi\u00f3n intolerable y no puede menos que provocar roces con la consiguiente mengua del rendimiento. Un jefe de expedici\u00f3n, absorbido por los detalles de la organizaci\u00f3n y ocupado constantemente en sus planes, corre gran peligro de no prestar a este punto la atenci\u00f3n debida.<\/p>\n

En una expedici\u00f3n cient\u00edfica cada hombre est\u00e1, o deber\u00eda estar, absorbido por una misi\u00f3n particular, y el grupo entero puede ser dividido en equipos aut\u00f3nomos, cada uno con su tarea y responsabilidad especiales. Pero cuando el \u00fanico objetivo consiste en coronar la cima de una determinada monta\u00f1a, el problema es completamente distinto.<\/p>\n

Es una falta de tacto recordar a un hombre que puede estar contento con que se le haya invitado, y que en casa han quedado centenares de alpinistas tan buenos como \u00e9l que con mucho gusto ocupar\u00edan su lugar. Apelar al \u201cesp\u00edritu de equipo\u201d no basta para hacer marchar sin tropiezos una expedici\u00f3n, ni evitar que surjan envidias. La mejor partida alpinista es aquella en que cada miembro reconoce la vital importancia de cada uno en los esfuerzos comunes y siente que su propio papel es igualmente indispensable, Este ideal no es menos importante en una expedici\u00f3n al Himalaya que en una escalada en los Alpes. En mi opini\u00f3n, s\u00f3lo puede realizarse con un grupo relativamente peque\u00f1o y bien compenetrado. S\u00f3lo entonces se puede hablar (si el caso se presenta) de \u201cesp\u00edritu de equipo\u201d.<\/p>\n

\u00bfC\u00f3mo es posible, cuando por lo menos el 50% de los escaladores han de quedar en reserva, evitar un sentimiento de competici\u00f3n? S\u00f3lo un santo podr\u00eda extirpar de su esp\u00edritu toda esperanza de que otro hombre caiga enfermo, para poder reemplazarle. \u00a1Cu\u00e1n diferente es esto de la alegre camarader\u00eda que hemos conocido en otras escaladas!<\/p>\n

Por mi parte, aborrec\u00eda la multitud y el barullo inseparable de una expedici\u00f3n numerosa. No pod\u00eda apartar de mi mente la rid\u00edcula impresi\u00f3n de que estaba formando parte de una jira tur\u00edstica o una excursi\u00f3n escolar, y me entraban ganas de marcharme o de esconderme. Naturalmente que esto no ocurr\u00eda durante las pocas ocasiones en que hab\u00eda que trabajar en firme, pero por desgracia \u00e9stas se presentaban una porci\u00f3n muy peque\u00f1a del tiempo total.<\/p>\n

El peque\u00f1o pueblo de tiendas que se levantaba cada atardecer, el ruido y ajetreo de cada puesta en marcha, el espect\u00e1culo de un gran ej\u00e9rcito invadiendo la paz de los valles, todo esto estaba tan lejos del esp\u00edritu \u00e1gil y libre con que est\u00e1bamos habituados a aproximarnos a las cumbres. Y yo creo que el esp\u00edritu contribuye mucho al \u00e9xito de una aventura monta\u00f1era. <\/p>\n

Elim\u00ednese, pues, la impresi\u00f3n de estar empe\u00f1ado en una empresa sobre la que se concentra la atenci\u00f3n del mundo, ins\u00edstase en que el objetivo no es otro que escalar una monta\u00f1a, m\u00e1s alta tal vez que las dem\u00e1s, pero fundamentalmente an\u00e1loga a cualquier otra, y con ello se aumentar\u00e1n enormemente las probabilidades de \u00e9xito y, lo que es m\u00e1s importante, de deleite.<\/p>\n

Viene luego la cuesti\u00f3n econ\u00f3mica. A lo que comprend\u00ed, el argumento corriente era \u00e9ste: puesto que es f\u00e1cil obtener dinero para una expedici\u00f3n al Everest, \u00bfpor qu\u00e9 no hacerlo?<\/p>\n

En primer lugar, el simple derroche de dinero no incrementa en s\u00ed mismo la eficacia de una expedici\u00f3n; es m\u00e1s, puede muy f\u00e1cilmente convertirse en un factor de debilidad, creando atiborramiento de trastos in\u00fatiles y obscureciendo los puntos realmente importantes. Por ejemplo, ser\u00eda mucho m\u00e1s \u00fatil utillar a todos los porteadores con el mismo equipo usado por los escaladores \u2014tiendas de c\u00fapula, botas, sacos de dormir\u2014, que transportar cajas de champa\u00f1a y otros requisitos desde Londres a Rongbuk.<\/p>\n

En segundo lugar, si hay que gastar dinero, existen muchas maneras provechosas de hacerlo. Con la diferencia de coste entre una expedici\u00f3n grande y una peque\u00f1a, se podr\u00edan enviar no menos que doce expediciones m\u00e1s a otras partes del Himalaya, las cuales, bien organizadas y dirigidas, podr\u00edan ejercer una influencia directa sobre el problema primordial de escalar el Everest; estas expediciones secundarias podr\u00edan reservarse para los a\u00f1os en que no se obtuviera permiso de entrada en el T\u00edbet. Hay centenares de alpinistas j\u00f3venes que dar\u00edan cualquier cosa para poder ir al Himalaya. \u00a1Cu\u00e1nto m\u00e1s f\u00e1cil ser\u00eda el trabajo de selecci\u00f3n de los comit\u00e9s del Everest, si pudiera ofrecerse esta oportunidad a algunos de ellos!<\/p>\n

Por otra parte, la escalada del Everest es tanto un problema de monta\u00f1ismo como de fisiolog\u00eda. Estamos lamentablemente a obscuras acerca de los efectos reales de la altura sobre el cuerpo humano, o sobre los medios de contrarrestar estos efectos. Los fisi\u00f3logos han pasado a\u00f1os trabajando sobre estos problemas, pero siempre han tropezado con la falta de ocasiones y de sujetos para sus experimentos. Nada se opondr\u00eda a mandar un peque\u00f1o grupo de fisi\u00f3logos y alpinistas al Kamet, para que durante meses acamparan en la cumbre. Los resultados de sus investigaciones ser\u00edan tan valiosos para la ciencia como para los que ans\u00edan conquistar los orgullosos picachos del Himalaya.<\/p>\n

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Finalmente, el inconveniente de las grandes expediciones radica en la publicidad de que son objeto y que es inevitable dadas las grandes sumas que hay que recoger. La empresa reviste un car\u00e1cter apote\u00f3tico, totalmente ajeno a la fundamental simplicidad del juego. Nada tiene de extra\u00f1o que los alpinistas deseen conquistar la cumbre m\u00e1s alta del mundo, o al menos se interesen en el proyecto. Pero, por desgracia, en nuestra \u00e9poca de \u201cr\u00e9cords\u201d, la supremac\u00eda del Everest entre todas las monta\u00f1as del mundo excitaba la imaginaci\u00f3n popular, y gradualmente las expediciones fueron objeto en la prensa de una propaganda totalmente desproporcionada al valor de la empresa, y en todo caso extra\u00f1a a lo que sol\u00eda considerarse como \u201cla mejor tradici\u00f3n monta\u00f1era\u201d.<\/p>\n

Afirm\u00f3se que la empresa era un s\u00edmbolo del esp\u00edritu de la juventud moderna, y que su \u00e9xito representar\u00eda un triunfo del hombre sobre la Naturaleza. La verdad es que las primeras expediciones fueron un interesante ejemplo de exploraci\u00f3n geogr\u00e1fica, y que las siguientes plantearon un apasionante problema monta\u00f1ero: nada m\u00e1s, nada menos; ambas fases deben situarse en el mismo plano que otro proyecto similar cualquiera.<\/p>\n

Conozco a un hombre, con m\u00e9ritos suficientes para tomar parte en la expedici\u00f3n, que deseaba escalar el Everest para ganarse un gran nombre que le permitiera influir en pro de la paz mundial. Ambici\u00f3n loable, sin duda ninguna, pero \u00bfno le hubiera sido m\u00e1s provechoso dedicar sus energ\u00edas al estudio de la econom\u00eda pol\u00edtica, en lugar de lanzarse a una empresa monta\u00f1era que s\u00f3lo pod\u00eda demostrar la posesi\u00f3n de una excepcional capacidad pulmonar, o de las dem\u00e1s cualidades que capacitan a un hombre para trepar a grandes alturas? \u00c9ste es un ejemplo entre muchos de la extraordinaria distorsi\u00f3n de valores que se produce cuando se descubre una oportunidad de entrar en el templo de la fama por la puerta trasera. Si no fuera tan rid\u00edculo, tendr\u00edan raz\u00f3n de indignarse los que aman el alpinismo como fuente de profundo deleite est\u00e9tico.<\/p>\n

Para los miembros de las expediciones era dif\u00edcil no dejarse llevar por esta corriente de notoriedad, y se requer\u00eda una buena dosis de serena introspecci\u00f3n para explicarse el mal sabor de boca que percib\u00edan los m\u00e1s sensibles. Mas yo creo que los sentimientos de muchos alpinistas podr\u00edan resumirse en las palabras de un amigo m\u00edo (que no particip\u00f3 personalmente en ninguna expedici\u00f3n): \u201cPor el amor de Dios, escaladlo de una vez y volvamos a practicar en paz el verdadero alpinismo\u201d. Es una l\u00e1stima que un proyecto tan sencillo haya podido crear tal estado de \u00e1nimo.<\/p>\n

Uno de los m\u00e1s desgraciados efectos de las expediciones al Everest fue la influencia que ejercieron sobre el monta\u00f1ismo en el Himalaya. Su enorme volumen y complicaci\u00f3n hicieron creer que era imposible hacer nada en el Himalaya sin disponer de una enorme y costosa organizaci\u00f3n. Muchas de las expediciones \u2014italianas, alemanas, francesas, internacionales\u2014 que siguieron a las primeras tentativas de escalar el Everest, fueron conducidas con una suntuosidad que eclips\u00f3 todos los derroches anteriores.<\/p>\n

Us\u00f3se un utillaje fant\u00e1stico, se llev\u00f3 dinamita para volar obst\u00e1culos, se emplearon aeroplanos para echar provisiones en la monta\u00f1a, procur\u00e1ronse todos los requisitos del arte culinario para reanimar a los exhaustos alpinistas, poblaciones enteras fueron arrancadas de sus hogares para transportar la impedimenta por los glaciares \u2014con el consiguiente peligro de hambre para el a\u00f1o siguiente, por el abandono de los cultivos\u2014. No hay que decir que esta t\u00e1ctica tuvo muy poco \u00e9xito y que no se escal\u00f3 ninguno de los picos atacados con tal ferocidad. Pero lo triste es que las lecciones dadas por los grandes precursores de la exploraci\u00f3n del Himalaya \u2014Longstaff, Conway, Kellas, Godwin Austin, Frehfield, los Schlagintweits\u2014, que consiguieron a fuerza s\u00f3lo de arte e intrepidez, fueron relegadas al olvido.<\/p>\n

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Acaso sea injusto achacar s\u00f3lo a las expediciones al Everest este culto a lo gigantesco caracter\u00edstico de las campa\u00f1as del Himalaya, pero algunas conversaciones que he sostenido con los organizadores de expediciones extranjeras, en las que intent\u00e9 persuadirles de que adoptaran un plan menos complicado, me han convencido de que sus ideas estaban basadas sobre todo en los precedentes del Everest.<\/p>\n

Hago estas observaciones sin ninguna hostilidad, y espero que ser\u00e1n consideradas como una cr\u00edtica constructiva. Cre\u00edase con toda sinceridad que la mejor manera de llevar a cabo la empresa consist\u00eda en echar mano de todos los recursos adquiridos con dinero; los hay que se aferran todav\u00eda a esa concepci\u00f3n, pero yo creo que es por falta de experiencia directa de las enormes ventajas materiales y morales que poseen las expediciones peque\u00f1as y compenetradas. D\u00eda vendr\u00e1 en que los hombres volver\u00e1n sus ojos al alto Himalaya; conf\u00edo en que entonces se tendr\u00e1 en cuenta este otro punto de vista.<\/p>\n

En resumen, y para no pesar de todo lo dicho, las expediciones al Everest han sido una excelente aventura, y una experiencia muy beneficiosa para todos los que tuvieron la dicha de participar en ellas. Por mi parte, con toro el desapego para las grandes expediciones, no quisiera haber perdido una sola de las amistades que hice en 1933.<\/p>\n

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Eric Shipton. Por las cumbres. Escaladas en tres continentes<\/a><\/em>. 1962. Editorial Juventud, Barcelona. 224 p\u00e1ginas. s\/ISBN. P\u00e1ginas 26-30 <\/p>\n<\/blockquote>\n\n\n
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