{"id":13903,"date":"2009-08-26T00:00:00","date_gmt":"2009-08-26T00:00:00","guid":{"rendered":"http:\/\/montanismo.org\/revista\/?p=13903"},"modified":"2012-02-13T18:30:33","modified_gmt":"2012-02-14T00:30:33","slug":"como_enviar_a_un_hijo_a_un_campeonato_mundial_de_escalada_deportiva","status":"publish","type":"post","link":"http:\/\/montanismo.org\/2009\/como_enviar_a_un_hijo_a_un_campeonato_mundial_de_escalada_deportiva\/","title":{"rendered":"C\u00f3mo enviar a un hijo a un Campeonato Mundial de Escalada Deportiva"},"content":{"rendered":"
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Amo Ato, matarile liri lón…<\/strong><\/p>\n

Un día, a principios de este año, estábamos Claudia y yo jugando en el escalódromo. Ella me aseguraba y me “entrenaba para una competencia”. Ahí llegó Alfredo Velázquez (presidente de la Federación Mexicana de Deportes de Montaña y Escalada) y platicamos de los planes para el año: competencias, eventos e incluso que tenía en mente comenzar con las competencias de velocidad. Claudia bromeó: ¿habría después escalada con obstáculos?<\/p>\n

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Claudia Maldonado, seleccionada nacional por México para el Campeonato Mundial Juvenil de Escalada Deportiva.Fotografías cortesía archivo de Claudia Maldonado<\/em>.<\/p>\n<\/blockquote>\n

En la plática Alfredo abrió una posibilidad: ese año se llevaría a cabo el Mundial Juvenil, en Francia y había la posibilidad de mandar una delegación de competidores. Vi cómo se borró la sonrisa de la cara de Clau, cómo cambió la expresión de sus ojos a esa tan conocida de cuando se pone tensa enfocando el objetivo. Puso cara de Yoquieroestarallínoimportacómo. Alfredo no se percató y yo hice como que no me importara. <\/p>\n

Al siguiente día de entrenamiento lo primero que Claudia le dijo a Braulio, su entrenador, fue ¡Tenemos que entrenar para el Mundial! <\/em>Braulio la miró y con los ojos me preguntó qué le pasaba. “Bueno, pues si ella quiere, vamos a prepararnos, ¿sabes cuándo es?”<\/p>\n

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Competencia en Oaxaca, junio 2009<\/em><\/p>\n

No, no sabía pero lo averigüé: hasta finales de agosto. Hasta<\/em>. No, en realidad no era mucho tiempo. Clau ya tenía algunos meses entrenando con Braulio para un proyecto en roca que le serviría también para el circuito Anáhuac, su primer circuito en la categoría Juvenil. Pero ahora tendrían algunas variaciones y sólo Braulio sabía cuáles. Un día me dijo: “Comenzamos con 250 movimientos y desde la semana pasada ya está haciendo 600.” En todo ese tiempo a Claudia se le había ido el tiempo en entrenar, escalar en roca, subir su nivel, perder el miedo al vuelo, asegurar la confianza en Claus, que se soltara más… <\/p>\n

¿Qué quiere usted? matarile lire lon …. <\/strong><\/p>\n

Las competencias y eventos programados para este año tuvieron que ser movidos —algunos cancelados— por la contingencia sanitaria por la Influenza. Pero estos chicos tenían en mente un proyecto muy grande y no dejaron de escalar o entrenar. Cada vez entrenaban más duro. Y llegó mediados de mayo. Alfredo dijo que comenzaría a gestionar el viaje de la delegación al mundial. Aún no tenía claro quiénes integrarían el grupo, pero tenía a tres claramente definidos: Claudia, Samuel Cortés y Santiago de Alba.<\/p>\n

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Torneo selectivo Aguascalientes. Septiembre de 2008<\/em><\/p>\n

Pero cuando le dijeron cuánto dinero destinarían para el contingente, Alfredo ya pudo hacer su selección tomando en cuenta rankeos, los seleccionados eran: Claudia, Samuel, Santiago, Nicolás, Hiram Hafid del Valle (de Morelia) y José David Martínez (de Guanajuato). Todos eran escaladores muy fuertes.<\/p>\n

Pero llegó la última semana para inscribirlos y el dinero para la delegación seguía atorado en una oficina de burócratas. Sin saber si darían finalmente el dinero, Alfredo los inscribió de todas maneras.<\/p>\n

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Competencia en Toca la Roca, enero de 2009<\/em><\/p>\n<\/div>\n

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Dos semanas antes, Alfredo y Braulio tuvieron una reunión en donde se definió que Braulio sería el delegado de la selección mexicana. Había vivido en Francia, habla el idioma y conoce las ciudad sede de la competencia. También definieron el entrenamiento y las fechas para traer a la ciudad de México a los escaladores foráneos. En ese momento comencé a ver Mundial como una realidad. <\/p>\n

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Cañón de Aculco. Abril de 2009<\/em><\/p>\n

A mediados de agosto tuvimos que hacer un plan B porque la burocracia seguía reteniendo el dinero. Braulio y yo comenzamos a idear formas de conseguir dinero para el alojamiento, avión, transporte. <\/p>\n

Claus había estado muy tranquila, hasta que chateó con sus amigas de Canadá, competidoras del Norteamericano donde ella estuvo y le dijeron que ellas ya estaban en Francia desde finales de julio. No sé por qué no gritó, pero salió corriendo a contarme, brincaba, se abrazaba las manos, caminaba, preguntaba y se contestaba sola: que cuándo se iba, el cambio de horario, de comida, el idioma, el hotel…<\/p>\n

Dejé que se explayara hasta que se calmó. “Tranquila”, le dije, “todo tiene que suceder cuando tiene que suceder”. En realidad no dije lo que pensé: “Y si no sucede tengo que comenzar a empujar para que suceda”.<\/p>\n

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Búlder en Aculco. Abril de 2009<\/em><\/p>\n

Algunas personas ya me habían ofrecido una donación para la competencia, gente involucrada en la escalada o con nosotras y por ello saben el camino tortuoso que es que liberen el dinero  para irse, así que comencé a llamar porque lo más seguro es que sí los molestaríamos con lo que pudieran aportar.<\/p>\n

Una semana antes de la competencia yo hablaba casi a diario con Alfredo, me iba contando todo lo que estaba haciendo para “presionar”, todo lo que tenía que pasar, el tiempo invertido, la de personas que tenía que ver… Pocas personas como él, con esa entrega y compromiso. El martes de esa semana, me dijo que tenía que conseguir una cantidad, que yo no tenía. Entonces solté las represas. Que las aguas comenzaran a circular.<\/p>\n

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Búlder en Aculco. Abril de 2009<\/em><\/p>\n

Yo quiero un paje, matarile lire lon. <\/strong><\/p>\n

El engranaje comenzó a andar: harían una colecta entre los padres de la categoría infantil, donde conocen a Claudia; se mandarían correos a conocidos; se verían posibilidades don Telegenios, adonde pertenece Claudia, mis hijos vendían cosas o ahorraban y también hubo quien buscó a una persona que pudiera prestar su tarjeta de crédito, además de las llamadas telefónicas. Y esto no lo hicimos solas, sino fueron muchos los involucrados. De verdad que no tengo palabras para agradecer a todos.<\/p>\n

Para el jueves se sabía que no saldría la cantidad solicitada y tampoco habría abanderamiento. El viernes anterior no había cambiado nada. Era hora de buscar la manera de comprar los boletos de avión. En mi casa teníamos reuniones todos los días en la tarde y contábamos lo que habíamos conseguido, lo que faltaba, las ideas para conseguir más. Claudia observaba. <\/p>\n

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Texcoco. Mayo de 2008<\/em><\/p>\n

Hasta que llegó  el viernes 21 y entonces explotó: lloró, pataleó, se enojó, se rebeló, sacó todo, se explayó. Qué bueno que lo hizo. Estaba preocupada por la deuda con que yo me quedaría pero le respondí que ella ya había hecho su parte, una gran parte; Braulio había hecho la suya, otra una gran parte; Alfredo estaba haciendo la suya. Era mi turno y de eso ella no se tenía que preocupar. Al final lo aceptó y esa noche durmió en paz.<\/p>\n

El sábado, durante un curso de certificación de jueces de competencia, Alfredo nos contó que no tenía idea de cuándo saldría el dinero. Quizá el lunes. ¿El lunes? ¡El lunes! Si eso sucedía ya no tendríamos tiempo para reaccionar y buscar avión, alojamiento y todo lo que se necesitaba. Los competidores tenían que llegar a más tardar el miércoles por la noche, porque su primer eliminatoria era el jueves en la mañana.<\/p>\n

Ya no podía esperar.<\/p>\n<\/div>\n

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Escoja usted, matarile lire lon <\/strong><\/p>\n

Finalmente conseguí quien me prestara su tarjeta de crédito para comprar los boletos de avión ese mismo día, cuando más el domingo. Al finalizar el curso, nos fuimos a mi casa a tratar de apartarlos por Internet. Pero Alfredo tenía una decisión que tomar, ¿se la jugaba para comprar los boletos de los demás? Y digo “los demás” porque yo había asumido la responsabilidad de adquirir esa deuda. ¿Y si no llegaba nunca ese dinero solicitado? ¿Quién pagaría? ¿Alfredo?<\/p>\n

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Penitente, La Cueva. Agosto de 2009<\/em><\/p>\n

Después de hablar con los competidores y sus padres, hubieron quienes asumieron el riesgo, como lo hice yo, pero también quienes no quisieron hacerlo por cuestión de “ideologías”. También hubieron quienes no pudieron. Era hora de decisiones. Alfredo también buscaba a alguien que le prestara su tarjeta, pero aún así no podría comprar boletos para todos: se tenía que quedar uno. Difícil decisión.<\/p>\n

Braulio y yo buscábamos donde acomodar a los competidores y cuando encontramos uno que era el adecuado, no pudimos ponernos en contacto con quien me había prestado su tarjeta. Yo comenzaba a desesperarme. <\/p>\n

Yo escojo a Claus, ¿qué nombre le pondremos? matarile lire lon <\/strong><\/p>\n

Nos dijeron que no tenía caso ir al aeropuerto y tratamos de comprar los boletos por Internet. Rayo telefoneaba a las aerolíneas, pero todas nos mandaban a Internet. Aeroméxico sí tenía pero… sólo en clase Premier y cada boleto costaba casi 2,500 dólares. Ni queriendo. Yo me pasé horas buscando en Internet. No había, no había, no había… En ninguna aerolínea, destino, conexión con diferentes aerolíneas, con trenes… ¡Y no encontraba!<\/p>\n

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Penitente, La Cueva. Agosto de 2009<\/em><\/p>\n

Finalmente encontré uno. Tan rápido como lo permitían mis dedos, comencé a teclear los datos de Clau y Brau, de la tarjeta y… Enter. Cerré los ojos. Resultado: la tarjeta era rechazada. ¿Ahora qué íbamos a hacer? Rayo afirmó que esa tarjeta estaba en ceros y que el límite de crédito alcanzaba, por supuesto. Pero me ayudaría en unos minutos porque justamente en ese momento llegó mucha gente adonde estábamos y él los tenía que atender.<\/p>\n

Yo temía que la página fuera a caducar así que me regresé y cambié algunos datos de la tarjeta. Enter. Datos equivocados. De nuevo pero los datos correctos. Enter. Tarjeta aceptada. ¡Había pasado! ¡Teníamos los boletos de avión!  Pero no, aún faltaba un correo de confirmación. Por el momento sólo estaban reservados.<\/p>\n

Le pondremos la competidora viajera, matarile lire lon<\/strong>Ese nombre si le gusta, matarile lire lon  <\/strong><\/p>\n

Entré a mi cuenta de correo y sí: había un correo de la aerolínea. Click. Cerré los ojos. Cuando los abrí, allí seguía: ¡sí teníamos los vuelos! Casi lloro. Buscamos a Alfredo para darle los datos del vuelo. Quizá se pudieran ir todos juntos, algo muy remoto, pero pudiera ser. Mientras tanto, Alfredo les había pedido a los competidores que se encontraran en Francia y  tenían que ponerse de acuerdo en muchas cosas.  El siguiente paso era conseguir dinero para comidas y alojamiento, recurrir a todo mundo. Tenía que hacer muchas llamadas. <\/p>\n

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Penitente, La Cueva. Agosto de 2009<\/em><\/p>\n

Era domingo y terminaba el curso de jueces, yo me había perdido la segunda parte por hacer llamadas y responder mensajes. Varios amigos me prometían depositar el lunes, personas que se esperaron hasta estar seguras que Claus sí iba. Al menos tenía que reunir cierta cantidad para que tuvieran del martes al viernes, porque a mí me pagan el jueves, pero por cambios de horario ellos podrían ver el depósito hasta el viernes. Confiaba en que encontraría a otro de los dioses lo suficientemente desocupado que se ocupara de nosotros. Una vez más.<\/p>\n

Cuando Alfredo se desocupó  platicamos. Había tomado decisiones: él asumiría el riesgo con la tarjeta prestada y sabía ya quien se quedaría. Con el dolor de su corazón, no tenía más alternativa. Le di una copia de la confirmación del vuelo de Clau y Brau para que se diera a la tarea de encontrar, si no en el mismo, al menos uno similar o por lo mucho que llegaran más o menos a la misma hora a Lyon, que es el aeropuerto más cercano, después ellos verían como trasladarse a Valence que está a 97 km.<\/p>\n

Nos teníamos que ir a casa a hacer la maleta. Los padres de los competidores de la categoría infantil le dieron a Clau un sobre con euros y cartas. No las quiso leer, ya lo haría en el avión.<\/p>\n

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Matanga, La Cueva. Agosto de 2009<\/em><\/p>\n<\/div>\n