{"id":13384,"date":"2008-05-12T00:00:00","date_gmt":"2008-05-12T00:00:00","guid":{"rendered":"http:\/\/montanismo.org\/revista\/?p=13384"},"modified":"2012-05-22T15:30:39","modified_gmt":"2012-05-22T21:30:39","slug":"ascenso_al_volcan_del_condor","status":"publish","type":"post","link":"http:\/\/montanismo.org\/2008\/ascenso_al_volcan_del_condor\/","title":{"rendered":"Ascenso al Volc\u00e1n del C\u00f3ndor"},"content":{"rendered":"
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Fecha:15-02-2008
\nVolcán El Cóndor
\nExpedición realizada desde el 19 al 30 de Enero de 2008.
\nFecha de cumbre: 26 de enero de 2008.<\/p>\n

Cumbre alcanzada<\/strong>: Cumbre Norte (Museo Seismiles). Una de las dos principales cumbres. Está también  la sur un poco más alta tal vez.  Son las principales cúspides que, en torno a cráteres ocluidos por piedras y nieve, sobresalen en este nevado.<\/p>\n

Altitud cumbre alcanzada<\/strong>: 6,430 metros, medida con GPS. <\/p>\n

Ruta<\/strong>: Vertiente oriental, denominada “Ruta de los Martirios”, por lo trabajoso de la misma.<\/p>\n

Ubicación<\/strong>: Esta montaña se encuentra en el noroeste de la provincia de Catamarca, en territorio argentino, en la posición 26°37´559 Sur y 68°21´ 833 Oeste. <\/p>\n

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Objetivo bien claro<\/strong><\/p>\n

Todavía estaban en mi memoria los gratos recuerdos de la cumbre del San Francisco. En abril del 2006, pude repetir satisfactoriamente la misma foto que sacó Walter Penck del Inca Huasi en el año 1913 y luego, tras llenar el libro de cumbre y sólo presionado por un viento suave aunque bastante frío, aprecié hacia el Norte  cómo florecía el Nevado Cóndor con sus 6,400 metros, tachonadas sus bellas crestas por algunos glaciares.<\/p>\n

Un poco hacia su derecha el volcán Peinado, de 5,741 metros. Estaban a 34 y 36 kilómetros de distancia, respectivamente. Dos volcanes con muy diferentes y definidos perfiles que se esconden a la vista normal de los que transitan la montaña, salvo que si se asciende a alguna cumbre cercana. Montañas de las que hay muy poca información y que fijé en mi mente como un próximo objetivo. <\/p>\n

En noviembre del 2007 me llamó mi compañero de varias cumbres, Hans Siebenhaar: <\/p>\n

—¿Te interesa ir al Cóndor? ¡Tengo WP y datos de Alexander Von Gotz y Henri Barret!<\/p>\n

Contesté que sí de inmediato. La propuesta venía como anillo al dedo. Alexander y yo habíamos compartido la expedición al General Belgrano y nos habíamos cruzado comprobantes en numerosas cumbres de Los Andes, sus datos merecían toda nuestra confianza. Pronto discutimos la expedición, trazamos el cronograma de ascenso y fijamos la fecha de salida para el 19 de Enero del 2008. <\/p>\n

Pastos Largos <\/strong><\/p>\n

Tras 10 horas de marcha y de haberse anexado a la expedición en Fiambalá, Magguy y Lis, del museo “Los Seismiles”, llegamos  al atardecer a Pastos Largos, frente a Las Coipas, donde se ingresa hacia el Oeste para acceder al Pissis. Allí quedaríamos esa noche. <\/p>\n

Aclimatar la primera noche sobre los 3,100 metros es siempre muy conveniente. Este viejo y bastante destruido refugio, que tanto sirviera en el pasado cuando se trasladaba ganado a Chile, se encuentra muy descuidado y es usado por pescadores, en su mayoría furtivos. Había llovido mucho la semana anterior y el estado de la construcción era calamitoso. Preferimos como en anteriores expediciones armar las carpas. <\/p>\n

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Las Grutas<\/strong><\/p>\n

El día domingo 20 a las 10 horas, luego del desayuno, emprendimos la salida hacia Las Grutas. Allí, sobre los 4,000 metros aprovecharíamos para aclimatar dos noches. Al llegar y contemplar recortados contra el azul del cielo las nevadas siluetas de Inca Huasi y el San Francisco, no pude menos que echar a volar los recuerdos: La primera vez que estuve en este sitio fue en 1991 transitando  por huellas y largos arenales donde muchas veces se nos quedó el vehículo. Tomó todo un día acceder desde Tinogasta.<\/p>\n<\/div>\n

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Llegar al lugar y  admirar por primera vez esas montañas se convirtió en un recuerdo imborrable.  Esa noche vivaqueamos en una oquedad al lado de una incipiente construcción de vialidad. Todo muy solitariamente ya que recién era ocupado el lugar, tanto por gendarmería como por vialidad provincial a mediados de noviembre. ¡Pero cómo van cambiando las cosas!<\/p>\n

Hoy en día, con el transcurso de los años, se llega a Las Grutas en pocas horas y allí  se cruzan numerosos montañistas y expediciones de varios países que pernoctan y aclimatan en el estratégico y cómodo refugio que tiene Vialidad. Y sin sorpresa alguna aprecié cómo siguen creciendo las construcciones en derredor, aunque también sin sorpresa puede ver cómo acceder al teléfono que existe es casi imposible: por una razón u otra, nunca pude hablar. <\/p>\n

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Hicimos los controles de acceso en Gendarmería, conformamos el peculiar documento que parece ser un deslinde de responsabilidades y que no termino aún de entender a pesar de haberlo firmado mucho más de una decena de veces y tener experiencia  en rescates. Una vez más nos acomodamos en los bunker-refugio que por un muy módico precio diario pone la D.P.V. de Catamarca a disposición del viajero.<\/p>\n

Suele haber, en caso de necesidad, aprovisionamiento de combustible. Luego un tardío almuerzo a los 4,000 metros de altura y después, entre bromas, nos acomodamos junto a varios andinistas más  en los cómodos colchones que tienen las literas para una reparadora siesta. Antes de la cena coordinamos los objetivos para el día siguiente. <\/p>\n

Antes de la noche aprovechamos para verter a los litros de gasoil que calculamos teníamos en nuestros tanques, un 10% de kerosene. Era la mejor forma de proteger  el combustible de las bajas temperaturas que tendríamos a partir de esa noche. <\/p>\n

El día siguiente, lunes 21, lo aprovechamos para lograr aclimatación. El resto del grupo se atrevió a un ascenso al Falso Morocho y yo a  inspeccionar las antiguas ruinas indígenas de la zona y  la nueva edificación de las termas cercanas. <\/p>\n

Aproximando al Objetivo<\/strong><\/p>\n

La zona de Los Andes a la que nos dirigíamos está tachonada por multitud de volcanes que  caracterizan una especial geografía. Algunos rondan los  6,500 metros de altura, cubiertas sus cumbres por nieve y glaciares; otros, menores a los seis mil, de extraña y cónica belleza y con pronunciadas coladas de escoria. Las cenizas y aportes volcánicos de todos ellos formaron grandes extensiones horizontales con tolerables desniveles que transitaríamos, y donde inexorablemente aparecen grandes salares, salinas, lagunas saladas y termas. <\/p>\n

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El martes 22, a las 10:15 horas, nos despedimos de nuestros viejos y nuevos amigos y salimos hacia El Cóndor. Transitamos por asfalto unos 14 km. desde Las Grutas y llegamos al punto S26°52´0152 y O68°14´110, caracterizado porque frente a ése lugar de ingreso hay una señal vial muda. A partir de ahí iniciamos la marcha hacia el norte sobre una marcada huella. La vista del Dos Conos y —más adelante— mirar la parte de atrás del Bertrand, tan diferente a la que se contempla desde Las Grutas, entretenía el viaje.<\/p>\n

Pronto  comenzamos a admirar a  el Peinado y el Cóndor. La buena huella pronto acabó  ante una pronunciada y abrupta bajada hacia las lagunas sólo marcada por aisladas huellas de cubiertas. A las 13:30 iniciamos ese descenso, que no fue muy complicado y 15 minutos después estábamos parados entre ambas cumbres, a los 4,000 metros de altura,  sacando fotografías. <\/p>\n<\/div>\n

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La Amarga, la mayor al norte, es de tono gris-marrón y le endilgan contenido de cianuro por pasadas actividades mineras. A pesar de ello se apreciaban en ella varios flamencos deslizándose con ceremonial movimiento. La otra, mucho más pequeña y de color turquesa se encuentra al sudoeste de la primera, separada por el plano y no muy ancho terraplén donde estábamos detenidos.  Pero el tamaño de su superficie turquesa no impedía que se reflejara El Cóndor en ella, aunque borrosamente por el movimiento del agua por el viento. Ambas contorneaban sus perímetros con una fina franja de escarcha en sus orillas. A siete km. en dirección oriente de esta laguna se encuentra la cumbre de El  Peinado. En sentido contrario y a 18 km, la cumbre de El Cóndor. <\/p>\n

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Cruzamos en medio de las lagunas y enfilamos hacia el Cóndor por una huella poco acentuada que se dirige hacia el empalme para el regreso a Las Grutas o hacia Antofagasta de la Sierra. 17.5 kilómetros más adelante, ya sobre los 4,800 metros, buscamos el mejor lugar posible y  lo encontramos muy pronto en una zona un poco más plana y algo protegida.<\/p>\n

Campamento Base 120<\/strong><\/p>\n

Antes de la una de la tarde habíamos llegado al que sería nuestro campamento base. Poco más de dos horas y media habíamos necesitado para transitar por una tolerable huella los poco más de 60 km. que nos separaban de Las Grutas. Estábamos en la posición S26°36´172 y O68°18´755, y a la nada despreciable altura de  4,838 metros. Y si bien esta altura nos aproximaba más a la cumbre, los vehículos quedaban muy expuestos a las extremas bajas temperaturas del amanecer. Colocamos las camionetas con el frente hacia las rocas y envolvimos el filtro de combustible, algunas cañerías y la batería con aislante y pedazos de manta. Tanto como coronar la cumbre, queríamos preservar el regreso. <\/p>\n

Pasaríamos en este campamento la noche del día de llegada y la del día siguiente, por lo que armamos una carpa estructural grande que nos daría comodidad para aclimatar y dormir. En poco más de media hora estaba lista y habitable. El nombre “Campamento Base 120” brotó como una reflexión nocturna de los dos-algo-más-viejos integrantes de la expedición, y fue bastante fácil el bautizo, sólo hubo que sumar las edades que ambos tendríamos dentro de poco tiempo más. <\/p>\n

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Al día siguiente, miércoles 23, lo dedicamos a estudiar la ruta de ascenso. Hans quería acercarse al campamento base que había hecho Alex, más de cien metros arriba, casi a los cinco mil y adonde llegó utilizando un vehículo naftero. Llegamos también en ese pequeño ascenso de aclimatación hasta los 5,150 metros de altura, lugar preciso en que comenzaba el pedrerío que de menor a mayor tamaño caracterizaría la ruta.<\/p>\n

Regresamos para preparar el equipo de montaña que a partir del día siguiente nos acompañaría en la escalada y en esos nerviosos preparativos muy pronto nos encontró el anochecer. Cenamos cómodamente sentados en banquitos, con buena luz y con una improvisada y práctica mesa. Ya se acabarían las comodidades a partir del día siguiente. <\/p>\n<\/div>\n

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Campamento Alex – 1 de altura<\/strong><\/p>\n

El jueves 24 empezó el ascenso propiamente dicho. El objetivo sería llegar hasta el campamento 1 utilizado por Alexander que se encontraba por encima de los 5,500 metros de altura. Tendríamos por delante un desnivel de más de 700 metros. Salimos pasadas las 9 y media con todo el equipo, comida para los días de expedición y unos cuatro litros de agua cada uno ya que no sabíamos si hallaríamos nieve para derretir. Sumaba también en mi mochila los crampones, una lata de duraznos en almíbar (cuando era más joven llevaba dos) y  la carpa. Era mucho peso ya para mí para ése desnivel. <\/p>\n

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Como pudimos observar el día anterior, sobre los 5,150 metros comenzó a interponerse en nuestro camino un acarreo de piedras que a medida que ascendíamos aumentaban paulatina, inexorable y proporcionalmente su tamaño. No era nada fácil en el mar de piedras encontrar la ruta precisa y debimos hacer continuas correcciones de marcha en la pétrea marea.<\/p>\n

Pasadas las 16 horas y previo a un nuevo y brusco desnivel, también absolutamente tachonado de piedras, un mal movimiento por el cansancio  y la consecuente inclinación de la pesada mochila me produjo un fuerte dolor muscular al costado, que me comenzó a acompañar. Un poco más arriba Magguy trasladó el peso de la carpa que llevaba a su mochila. Por suerte  pronto encontramos unas lenguas horizontales tapizadas con arena gruesa. <\/p>\n

Era un lugar ideal para un campamento y coincidía con el WP que Alex le suministrara a Hans. Fueron casi siete horas de pesado ascenso que darían el nombre a nuestra ruta, “Ruta de los Martirios”. No creo que fuera para menos, la combinación de llevar tanto peso, unido a trabajar continuamente sobre piedras nos condicionó a poner ese nombre. La posición del campamento 1, que llamaríamos “Alex”, es S26°37´222 y O68°20´299 y su altura 5,574 metros.<\/p>\n

No creo que exista en los alrededores mejor lugar para el campamento uno de altura. Inclusive muy cerca florecía un grupo de penitentes que nos permitió reponer el agua gastada y dejar algo para la vuelta. Habíamos recorrido en un desnivel de casi 750 metros y 3,150 m. de distancia. No separaban unos 850 metros de desnivel hasta la cumbre y una distancia de  casi tres kilómetros. Era mucho trabajo sobre un pesado terreno de ascenso tratar de encarar la cumbre en una jornada.<\/p>\n

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Habíamos previsto en nuestro cronograma un segundo campamento que nos daría el día de ataque a la cumbre la posibilidad de salir y regresar con sol. Moverse en la oscuridad en este tipo de laderas un grupo de varios andinistas puede ser muy  riesgoso, por más buena linterna que se lleve. <\/p>\n

Luego de armar las carpas devoramos entre los cuatro la “pesada” lata de duraznos en almíbar. Reposamos un poco el cansancio, para luego seguir comiendo algo más y nos “preparamos mentalmente”, mientras seguimos descansando, para cenar cerca de las 20 horas y después dormir todo lo que se pudiera. El ánimo del grupo era estupendo, y algunas desafinadas canciones se escucharon esa noche desde la carpa de las mujeres y la de los hombres. <\/p>\n

Campamento 2 de altura<\/strong><\/p>\n

El viernes 25, dejando algunas cosas que consideramos peso de más y racionando lo mejor posible la comida para los días restantes del ascenso, partimos con buen sol, pasadas las 10 de la mañana,  a la búsqueda de un segundo campamento de altura.  Florecían ante nosotros dos abruptas crestas, por supuesto con abundantes grandes piedras. Una a la izquierda de color gris y otra a la derecha de amarronado tono.<\/p>\n

Encaramos resueltamente la gris y poco a poco y piedra a piedra fuimos ascendiendo. Era sumamente trabajoso pero nos gratificaba la idea de que no sería un día largo, ya que la idea era buscar un lugar de campamento por los 5,800 metros de altura y no más. Cerca de la una de la tarde, dos horas y media después de la partida, encontramos dos pequeños lugares bastante aceptables para armar el campamento 2 de altura, que necesitaban muy poca nivelación. La posición: S26°37´441 y O68°20´504 y la altura 5,799 metros.<\/p>\n<\/div>\n

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No creímos poder encontrar, aunque las carpas quedaron separadas por piedras, otro lugar mejor, y al día siguiente lo corroboraríamos. Teníamos unos manchones de nieve bastante cercanos metidos entre las rocas, y a la tarde pudimos obtener, aunque un poco trabajosamente, agua de deshielo que discurría entre las piedras. <\/p>\n

El campamento 2 era un balcón desde donde admirábamos al Peinado y las lagunas,  pudiendo ver también la carpa y las camionetas a lo lejos, y el lugar del campamento Alex, del que nos separaban apenas unos 540 metros y sólo 225 metros de desnivel. Pero estábamos mucho más cerca de la cumbre, aproximadamente a 2,500 metros de distancia y a poco más de 600 metros de diferencia de altura. Y a los 5,800 todavía se duerme bien. <\/p>\n

Hacia la cumbre<\/strong><\/p>\n

El sábado 26 de enero era el día de cumbre. Desayunamos temprano y enfundados en las bolsas de dormir. Luego procedimos al lento proceso de vestimenta cargando posteriormente en la mochila un litro de agua, comida de cumbre, la parka, el pantalón impermeable, los mitones y los crampones. Por fin podía sentir mi mochila realmente liviana. A las 8:30 de la mañana cerramos las carpas y partimos.<\/p>\n

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El comienzo fue trabajoso, especialmente al dirigirnos hacia la derecha para ingresar al cauce formado por la unión de cordones rocosos que descendían de los sectores más altos. Debimos con mucho cuidado y evitando perder altura, alcanzar un nivel superior a partir del cual se hizo un poco más cómodo el ascenso.<\/p>\n

Comenzamos por fin a pisar nieve. Casi dos horas después continuábamos por ese cauce a cuya izquierda teníamos escalonadas crestas nevadas a cuyo final se encontraba el sector de cumbre, y a la derecha lomadas que iban perdiendo importancia a medida que al ascender superábamos su nivel. <\/p>\n

A las 11:30 paramos, ya alcanzados  los  6,100 metros para un descanso y llevar agua y alguna fruta a la boca. Pronto divisamos el nevado collado que separaba los cráteres sur y norte, principales cúspides de esta gran montaña. Hans, siguiendo los puntos de Alex encaró resueltamente hacia el Norte.<\/p>\n

Para subirlo mejor debimos colocar los crampones y hacer zigzagueos ascendentes sobre el glaciar que tapizaba la cima. Pasadas las 14 horas superamos los 6,300 metros de altura y finalmente a las 15 horas nos reuníamos en la más alta formación rocosa que por sobre los 6,400 metros sobresalía en el sector sur del cráter norte. <\/p>\n

A grandes rasgos, estos dos grandes sectores de cumbre, el norte y sur,  están conformados por labios-cumbres que rodeaban sus pronunciados aunque ocluidos cráteres. Aunque hay en este nevado, distribuidos en niveles inferiores, más cráteres. Miramos preocupados y detenidamente la altura del que teníamos al Sur, y visualmente lo vimos a la altura del que hollábamos, y como a unos 500 m de distancia. Estaba muy parejo todo. De haber diferencias de altura, serían muy pocos metros. Eran notorias las amarillentas manchas de azufre en la ladera de acceso a él, que teníamos enfrente. <\/p>\n

Magguy y Lis buscaron afanosamente comprobantes en la mayor altura de la torre de rocas. Sabíamos que Henri Barret había subido ambas cumbres, el 1966 la sur y en 2002 la norte; a la que también llegó, por fotografía que después pude ver, Alex Von Gotz con otro alemán. Pronto sentimos con Hans gritos alborozados; las chicas habían encontrado el comprobante de la expedición de [Guillermo] Glass y  [Darío] Brácali, de enero del 2007, donde indicaban que se dirigirían también hacia la cumbre sur.<\/p>\n

Pusieron nuestro comprobante que fue un pedazo de tela con todos nuestros  nombres. Nuestra expedición era la cuarta en ascender este sector de El Cóndor y para diferenciar más esta cumbre de la otra la bautizamos con el nombre de “Museo Seismiles”, en el afán de difundir más el gran esfuerzo que por las actividades de montaña, hacían nuestras jóvenes acompañantes. <\/p>\n

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Leímos los GPS que alcanzaban, este 26 de Enero de 2008 en la posición de cumbre S26°37´558 y O68°21´833, los 6,430 metros. Hacia el Sur a 20 kilómetros el Falso Azufre, y el Inca Huasi a 45 kilómetros. Hacia el Sudoeste, a 30 kilómetros, era apreciable casi completamente la Laguna Verde de Chile, y tras ella el Ojos. En sentido Norte el Antofalla resaltaba claramente su níveo perfil a 130 kilómetros de distancia. Y así nos seguimos  deleitando con el inigualable paisaje que brinda una cumbre, mientras con alborozo intercambiábamos comentarios y algunos conversábamos con nosotros mismos. <\/p>\n

Regreso… <\/strong><\/p>\n

Habían sido unas siete horas de trabajoso ascenso para llegar a la cumbre, y debíamos volver. Cuarenta minutos después de haberla alcanzado iniciamos el regreso, desandando las huellas dejadas primero, y el recuerdo de las grandes piedras y puntos de referencia, después. A las 20,30 estábamos abriendo las carpas que nos esperaban en el campamento 2. Fueron 12 horas de continua actividad y emociones. Correspondía un té caliente, una comida para recuperar energías y un buen descanso. <\/p>\n

Al día siguiente, lunes 27, sin ningún tipo de apuro y luego de desarmar el campamento, partimos hacia el  campamento base 120. Teníamos un desnivel de casi mil metros y nos separaba una distancia de poco más de 3.5 kilómetros. Nos esperaban un maduro y oloroso melón y cuatro latas de cerveza para festejar, pero también desarmar la carpa y la intriga de poder hacer arrancar los vehículos, luego de que pasaran varias noches con temperaturas bajo cero. <\/p>\n

Y luego el retorno, con rumbo hacia Antofagasta de la Sierra. Pero esa es otra larga historia. <\/p>\n

Jaime Suárez Enero 2008<\/p>\n<\/div>\n

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El acceso a las montañas de Argentina es largo y eso ha determinado que no sean muy frecuentadas. El Volcán del Cóndor es una de ellas y Jaimr Suárez hace vivir el ascenso a esta montaña de una manera peculiar. <\/p>\n<\/td>\n

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