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Quiero agradecer las opiniones expresadas en el foro [Iztaxochitla], así como las que me han hecho llegar de manera personal.<\/p>\n

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He revisado con mucha atención sus comentarios y todos (nivel mundial) tenemos las mismas preocupaciones.<\/p>\n

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Comentarios:<\/p>\n

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1. Sergio Santana hace hincapié en que se debe dialogar con las autoridades y quedar como asesores.<\/p>\n

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2. Victorio Calvo comenta que no hay porqué desconfiar del trabajo de las autoridades de ambiente y turismo.<\/p>\n

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3. Gilberto Ledesma comenta sobre el caso de la cueva Ardillas III, que fue comprada y convertida en un parque de aventuras, por lo que no quiere hacer comentarios.<\/p>\n

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4. Guillermo Gassós menciona que debemos dar la información que queramos ya que las autoridades turísticas sólo apoyan proyectos políticos a costo del ambiente.<\/p>\n

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5. Carlos Benedetto: “Observación de fortalezas y debilidades”, el acceso a cuevas por espeleólogos extranjeros es más penalizado por las autoridades turísticas que por la carga excesiva de visitantes a las cuevas y la violación a las normas de seguridad.<\/p>\n

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6. Diego León González menciona que gracias a las gráficas de turistas en cuevas lograron abrir una línea de diálogo con las autoridades en la materia para participar en la reglamentación del proceso de espeleología recreativa en turismo de aventura, clasificando las cuevas para recorridos turísticos y para exploraciones técnicas.<\/p>\n

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7. Gilberto Herrera dice que el acceso permite una derrama económica para la comunidad, la cual puede ayudar a la conservación del lugar (controlar los accesos a las cuevas por medio de puertas).<\/p>\n

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8. Crashter55 comenta que es necesario condicionar la información a cambio de que se normen y se ejecuten sin contemplaciones las regulaciones sobre qué cuevas, quién entra y cómo entra, sus obligaciones e ir dosificando la información de acuerdo a cómo el turismo vaya impulsando estas actividades.<\/p>\n

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Si bien es cierto, como menciona Tullio Bernabei en la revista de Mundos Subterráneos: "Conocer para entender, y entender para conservar".<\/p>\n

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Para poder conservar es necesario dar a conocer lo que tenemos, pero se corre el riesgo de que otras personas destruyan lo que a la naturaleza le costó una vida hacer, que es lo que no queremos que suceda; sin embargo, al no hacerlo, se corre el riesgo de que personas sin experiencia, sin conocimiento, así como coleccionistas las destruyan.<\/p>\n

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Creo que también estamos cometiendo un error. No por ser una agrupación espeleológica, quiere decir que seamos los propietarios o guardianes de las cuevas en nuestro estado; claro que al descubrirlas, explorarlas, documentarlas y difundirlas queremos protegerlas, pero como dice Tullio en su ensayo, "no podemos disponer de los lugares, ya que son propiedad de la nación".<\/p>\n

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Muchas personas actualmente tienen acceso a lugares a los que antes no se podía llegar. Las herramientas como el Google Earth<\/em> permiten hoy en día, trazar rutas en áreas de difícil acceso.<\/p>\n

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La diversidad de deportes como enduro, cuatrimotos, jeep, cañonismo, escalada, montañismo, alpinismo, caminata, acerca a la posibilidad de encontrar sistemas subterráneos y no permite tener un control de quiénes entran y cómo entran. Tampoco hay posibilidad de ver si respetan o no las normas de seguridad.<\/p>\n

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Tampoco podemos controlar a los cientos de turistas que visitan los ejidos, las poblaciones, las rancherías en vacaciones y que pueden encontrar cuevas con ayuda de los ejidatarios.<\/p>\n

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En esta Semana Santa, algunas cuevas son utilizadas para continuar con tradiciones religiosas como lo es la cueva del Santuario del Niño Fidencio; cuando la visitamos a petición de los descendientes del niño Fidencio, pudimos constatar que la cueva está destruida en más de un 60%, la mitad de la cueva ha sido saqueada, utilizada para cultos religiosos, tiene derrumbes naturales y provocados, cuenta con basura, veladoras, fotografías escondidas en los más pequeños espacios de la cueva, cuenta con innumerables cruces; los cientos de seguidores del niño Fidencio asisten cada año a la cueva, donde se realizaban curaciones milagrosas, y aunque su acceso es difícil continúan asistiendo al mismo lugar.<\/p>\n
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O como en la cueva del Rosario, en Durango. Es una cueva turística, cuenta con escalinatas, accesos muy descuidados, puerta de metal, pero la gente ha encontrado la manera de ingresar y saquear, con permiso o no de los guías, así mismo las personas que la han visitado han tenido el tiempo suficiente para cortar estalagmitas con sierra, y estas piezas las encuentras en los lugares donde venden piedras del recuerdo.<\/p>\n
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Claro que las cuevas son un atractivo turístico, lleno de misticismo y de leyendas “todo o nada”, “de tesoros”, de aventuras fantásticas, de animales fantásticos…<\/p>\n
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Para concluir:<\/p>\n
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Me parece que iniciar el diálogo con las autoridades turísticas (conocer qué información requieren y cómo piensan utilizar dicha información) y participar en la clasificación de las cuevas, vendría siendo el primer paso.<\/p>\n
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Estoy de acuerdo en que las cuevas no son propiedad de la asociación, pero tampoco podemos poner la información en bandeja de plata a las autoridades.<\/p>\n
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Considero que es adecuado trabajar entre nosotros para buscar opciones en la conservación de los sistemas subterráneos.<\/p>\n
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Sin más, muchas gracias,<\/p>\n
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Mónica Ponce<\/p>\n
Asociación Coahuilense de Espeleología, A.C.<\/p>\n
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Después de que en el Foro Iztaxochitla se enviara la pregunta sobre si los espeleólogos deberían dejar que las autoridades de turismo tomaran sus datos para hacer con ellos lo que quizá fuera un turismo masivo, las respuestas llegaron a quien emitió la pregunta original. Es ella misma quien plantea un panorama resumido a manera de conclusión.<\/p>\n<\/td>\n
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