{"id":12576,"date":"2006-10-09T00:00:00","date_gmt":"2006-10-09T00:00:00","guid":{"rendered":"http:\/\/montanismo.org\/revista\/?p=12576"},"modified":"2006-10-09T00:00:00","modified_gmt":"2006-10-09T00:00:00","slug":"blindaje_a_la_cordillera_blanca","status":"publish","type":"post","link":"http:\/\/montanismo.org\/2006\/blindaje_a_la_cordillera_blanca\/","title":{"rendered":"Blindaje a la Cordillera Blanca"},"content":{"rendered":"
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Conocí la Cordillera Blanca este año y fue una experiencia maravillosa. Convivir con la gente de Huaraz y con los habitantes de la cordillera en camino al campo base, me dejó gratos recuerdos y muchas cosas que pensar.<\/p>\n

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\"Cordillera<\/p>\n

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Pero después de haber leído el Reglamento del Parque Nacional Huascarán<\/em>, vino a mi mente el comentario de un estimado amigo respecto a su intención de regresar a la Cordillera Blanca: “pero pagando porteadores y guías, pues aparte de que son útiles y muy buenos, hay que dejar derrama económica en el País”.<\/p>\n

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La frase por sí misma no es muy relevante, pero toma importancia con mi experiencia en el Tocllaraju, cuando se junta con otro comentario de los guías, durante el ascenso, junto a la última sección de escalada, donde fuimos alcanzados por el japonés Yasu Shino, quien estaba ascendiendo en solitario. Yo no podía creer que viniera solo, pues yo había tenido la misma intención, pero por mi poca experiencia no lo hacía recomendable así que terminé contratando un guía. Aún creo que fue lo correcto en mi caso.<\/p>\n

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\"Cordillera<\/p>\n

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Pero mientras yo sentía admiración hacia Yasu Shino y confirmaba en lo práctico que es posible hacer montañas de ese tipo en solitario, mi guía lo miró y con cierto desdén y su comentario fue que cómo era posible que subiera en solitario sólo<\/em> por no pagar un guía.<\/p>\n

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Más tarde, en compañía de la expedición de otros mexicanos, su guía, diría en el mismo tono: “Esos japoneses no le tienen miedo a la muerte, están locos.” Desde el primer comentario de mi guía observé cuanto pude al japonés. Sobra decir que no creo que fuera un suicida, un loco y mucho menos un avaro, pero sí una persona con un elevado nivel físico y técnico en la montaña.<\/p>\n

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¿Qué hay detrás de esa situación? ¿Qué pasó antes?<\/p>\n

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Durante el periodo en que empecé a buscar información sobre el Cotopaxi y el Chimborazo, que debería estar subiendo en lugar de estar en la Cordillera Blanca, encontré un relato que llamó mi atención: durante el ascenso al Chimborazo un grupo de montañeros alcanzaron a un guía con su cliente e ingenuamente decidieron seguirlos; después de unas horas notaron que el guía solo estaba “paseando” al cliente para cansarlo y que pidiera bajarlo, así que los dejaron atrás y realizaron el ascenso mientras los otros bajaban.<\/p>\n

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\"Taulluraju,<\/p>\n

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También encontré advertencias sobre la calidad de los servicios de los guías en Ecuador que básicamente establece que el servicio está en relación proporcional al costo.<\/p>\n

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Un arriero en el camino al Ishinca, me preguntó si me esperaban en el campamento base, le dije: “No, pienso subir el Urus y el Ishinca, pero solo”. Primero mostró preocupación y le comenté que más tarde me alcanzarían un porteador y un guía para subir al Tocllaraju. Más tranquilo, me comentó que estaría bien, pues realmente nunca estaría solo en las montañas pues los apus<\/em> (los ancestros) me cuidarían. Pero me hizo una advertencia: que tuviera cuidado de que me lavaran bien mi plato pues, según me confió, cuando un guía ve que su cliente no esta en condición de subir o ve difícil el ascenso le pide al cocinero que lave mal su plato para que enferme y el cliente pida su regreso. En lo particular no me preocupó pues mi estómago es fuerte y generalmente ni siquiera lavo mi plato sino que centro mi precaución en desinfectar el agua.<\/p>\n

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\"Huascarán,<\/p>\n

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Más tarde cuando el porteador lavó los platos mi confianza continuó intacta. Pero me llamó la atención que un arriero conocedor de muchas expediciones me advirtiera sobre la posibilidad de que un guía cayera en la tentación de no alcanzar el objetivo pero por medios que no tienen que ver estrictamente con la seguridad en la montaña, como peligros objetivos y\/o subjetivos. Más tarde, durante el ascenso al Tocllaraju encontraría que esa tentación y otras más no están tan lejos de suceder en Perú como yo creía hasta ese momento.<\/p>\n

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Ya lo he dicho antes: las condiciones en el Tocllaraju, no fueron precisamente fáciles. Nevó durante la noche, nos tocó abrir huella, había poca visibilidad por la neblina y un viento constante, ventisca. Pero nada tan fuerte que en sentido estricto impidiera el intento. Así lo creo aún ahora.<\/p>\n

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\"Descenso<\/p>\n

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Sin embargo, el guía se encaminó muy a la derecha para mi gusto (lo que se comprobó más tarde, pero pues yo no conozco y no soy el guía) pero todos cometemos errores. Eso significó regresar un poco (bajar), para volver a subir, cambios de dirección constantes y claro que es difícil avanzar, pero a eso se va a una montaña como el Tocllaraju.<\/p>\n

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Después de unas horas así, sucedió para mí lo inesperado: el guía no estaba seguro de la ruta. “No hay visibilidad, quién sabe si es por aquí”, dijo, y la pregunta “¿Qué hacemos Martín?”  En ese momento, mi confianza en mi guía empezó a derrumbarse. Me dije “¿Cómo que qué hacemos? ¿Qué demonios hago con un guía que no encuentra el camino y me pregunta que hacer? ¿Acaso tengo yo que buscar el camino? ¿Qué diferencia hay entre esto e ir solo?”<\/p>\n

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\"Cordillera<\/p>\n

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En fin, le pedí que esperáramos el amanecer, para tener un poco más de visibilidad y de esta forma encontrar el camino. Eso hicimos, pero la espera a esa hora es una tortura y el frío se apoderó de nosotros. “De repente”, el guía notó que estábamos en la ruta y sólo habría que subir un poco, cruzar una grieta sobre un puente y salvar un paso de escalada con una salida relativamente difícil. ¡Manos a la obra!<\/p>\n

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Tras un primer intento vino la afirmación de mi guía de que no era posible pasar por ahí. Su pregunta —ya no tan inesperada— se repitió y mi respuesta fue “Pues a buscar por otro lado”. Lo intentó sin resultado. De lo inesperado pasamos a la continua repetición, así que nos dispusimos a esperar una vez más.<\/p>\n

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Ya amanecía cuando fuimos alcanzados por Marco y Memo con su guía. Ambos guías regresaron al lugar del primer intento y lo no era posible de repente fue sencillo y resultó evidente lo fácil que las cosas “no posibles” son realizables sin razón aparente. Desde ese momento el estribillo del día desapareció igual que los restos de confianza que me quedaban.<\/p>\n

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En adelante, sucedió algo muy curioso, a partir del encuentro de los dos guías se suscitó una especie de competencia entre ellos, que más allá de la cooperación se convirtió en una carrera encubierta por ser el primero en llevar primero a sus clientes a la cima. Sin dicha competencia no sé si alguno de nosotros habría alcanzado cumbre, pero en el fondo resulta ocioso preguntárselo pues no hay forma de saberlo. Lo relevante es que en medio de todo esto nos alcanzó el Yasu Shino.<\/p>\n

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\"Descenso<\/p>\n

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Mas allá de lo anecdótico, el hecho es que hay montañas y personas de todos los niveles, desde turistas a profesionales con toda la gama intermedia. Cuando estuve ahí pude comprobarlo: las agencias prestan sus servicios a quien los contrata. Quienes buscan ir más lejos, lo intentan. Contratan los servicios que requieren y confrontan su preparación y conocimientos con sus sueños.<\/p>\n

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Si alcanzan sus objetivos o no, en el fondo no es relevante, por que la montaña es la fuente de los que buscan ir más lejos,  los aventureros. Los expedicionarios saben que cuando se desafían en la Montaña carecen de poder y de sabiduría, pero es ésta y sólo ella la que les puede transmitir ese poder y sabiduría que sólo pertenece a cada individuo. Por ello la montaña no es una, sino el preludio de la siguiente.<\/p>\n

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Pero sigo pensando en el Reglamento del Parque Nacional Huascarán.<\/em> Ahora los intereses económicos y gubernamentales en la Cordillera Blanca, empiezan a cancelar esa posibilidad que no tiene sentido en sí misma.<\/p>\n

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\"Las<\/p>\n

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No es que crea que los servicios de agencias sean malos o deficientes, simplemente creo que deben ser contratados sólo por las personas que los requieren y no que deban ser imperativos para todos, con la justificación de que la gente tiene poco o el país pasa por problemas económicos, razón que me parece “insuficiente”.<\/p>\n

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Bonito espectáculo será ver guías llevados de la mano por sus clientes en rutas nuevas, previo calvario con los pagos y contratación de permisos. Me parece triste que entre los guías se tenga la idea de que los montañistas capaces y comprometidos con metas altas y claras no pagan guías por avaricia y por que no valoran su vida. No son turistas sin conocimiento que pasean por la montaña, aunque hay que reconocer que sí los hay.<\/p>\n

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\"La<\/p>\n

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Lo que resulta deplorable es que en la esfera gubernamental y minera se considere que la actividad de los montañistas deba ceñirse a lo turístico y recreativo, por lo que debe circunscribirse sólo a esta actividad y regularse como tal, limitando la libertad inherente que le caracteriza y, sobre todo,  restringiendo la posibilidad de aventura, de ir más lejos, de intentar lo que no se ha intentado, de ser más humanos.<\/p>\n

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Con el blindaje en la Cordillera Blanca comienza una etapa sin aventureros, sin exploradores, donde las historias no ocurrirán ejemplarmente, sino que se repetirán contarán una y otra vez como meras historias sin valor. Los que viajen a la Cordillera Blanca en Perú se dedicarán más a resolver y reportar los incidentes y trabas burocráticas, que los de montaña, como lamentablemente ya sucede en otras parte del mundo.<\/p>\n

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Bonito espectáculo será ver guías llevados de la mano por sus clientes en rutas nuevas, previo calvario con los pagos y contratación de permisos. Me parece triste que entre los guías se tenga la idea de que los montañistas capaces y comprometidos con metas altas y claras no pagan guías por avaricia y por que no valoran su vida.<\/em><\/p>\n<\/td>\n

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