{"id":12536,"date":"2006-07-15T00:00:00","date_gmt":"2006-07-15T00:00:00","guid":{"rendered":"http:\/\/montanismo.org\/revista\/?p=12536"},"modified":"2012-11-23T17:00:34","modified_gmt":"2012-11-23T23:00:34","slug":"la_arana_blanca","status":"publish","type":"post","link":"http:\/\/montanismo.org\/2006\/la_arana_blanca\/","title":{"rendered":"La Ara\u00f1a Blanca"},"content":{"rendered":"
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Heinrich Harrer. La Araña Blanca. Dramática historia de la ascensión a la pared norte del Eiger<\/em>. Ediciones Desnivel, Madrid. 2006. 240 páginas. ISBN: 8496192-99-7<\/p>\n\n\n\n
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La forma y condición de una persona forman su destino; y lo que éste llama destino no es sino la predisposición de su carácter.<\/em><\/p>\n

Menandro<\/p>\n<\/td>\n<\/tr>\n<\/tbody>\n<\/table>\n

\"La
\n Cuando todas las cumbres de los Alpes se habían subido, comenzó el alpinismo de dificultad y las últimas vías en ser ascendidas se denominaron “Los tres últimos problemas de los Alpes”: la pared norte del Cervino, la norte de las Grandes Jorasses por el espolón Walter y la Eigernordwand<\/em> (pared norte del Eiger).<\/p>\n

La pared norte del Eiger es la más famosa de todos los Alpes porque desde su pie, como en el Capitán, en Yosemite, se puede ver con telescopios el progreso de las cordadas. Pero se trata de una pared de mil ochocientos metros, una pared de roca con aludes y un tiempo inestable constante.<\/p>\n

Pared cuyas desgracias fueron muy promovidas por la prensa, fue incluso prohibida, pero esa prohibición fue removida al poco tiempo. En los dos primeros intentos todos los integrantes de las cordadas murieron pero fue la agonía de Toni Kurz lo que proporcionó la imagen sangrienta de la cual aún no se desprende el alpinismo.<\/p>\n

Pese a todo, una cordada de cuatro personas la ascienden y llegan a la cima después de varios vivacs: “Son las 15:30 horas del 24 de julio de 1938.” (p. 90)<\/p>\n

\"FritzEsta primera cordada la conoce la gran mayoría de los alpinistas, aquellos que dirigen sus inquietudes a las paredes heladas de gran nivel. El Eiger sólo puede existir por su pared norte y por ella subieron Anderl Heckmair, Wiggerl Vörg, Fritz Kasparek y Heinrich Harrer.<\/p>\n

Harrer proporciona aquí su propia versión de la historia, versión que sólo cambia por el personaje que lo vive pero que si se compara con la de Heckmair, no discrepa en nada y añade un punto diferente: <\/p>\n

“Anderl tiene que dejar su mochila para intentar superar de nuevo esa zona desprovisto de carga, pero dejándose puestos los crampones debido a las placas de hielo que se pueden encontrar una y otra vez sobre esta pared. Es una forma nueva de escalada: ascensión con crampones por roca difícil o muy difícil, pasando por encima de zonas extraplomadas.” (p. 71)<\/p>\n

¿Comenzó aquí, realmente, el alpinismo extremo? Buen punto de inicio.<\/p>\n

Pero Harrer no se detiene aquí. Considera que:<\/p>\n

“Nosotros, los mayores, debemos alegrarnos de que sigan existiendo jóvenes prometedores alpinistas que sobresalen en la multitud por iniciativa y fantasía. Los jóvenes, a su vez, que alcanzan hoy logros más importantes, deben reconocer que para conseguirlos necesitaban tener esos predecesores que les allanaron más de un camino.” (p. 192)<\/p>\n\n\n\n