{"id":12498,"date":"2006-03-09T00:00:00","date_gmt":"2006-03-09T00:00:00","guid":{"rendered":"http:\/\/montanismo.org\/revista\/?p=12498"},"modified":"2006-03-08T00:00:00","modified_gmt":"2006-03-08T00:00:00","slug":"gasherbrum_ii_1992","status":"publish","type":"post","link":"http:\/\/montanismo.org\/2006\/gasherbrum_ii_1992\/","title":{"rendered":"Gasherbrum II, 1992"},"content":{"rendered":"
A 7,000 msnm encontramos una pendiente con mucha nieve de donde los alemanes y unos búlgaros han decidido regresar. La nieve acumulada nos obliga a turnarnos cada diez pasos, las respiraciones se aceleran. Los alemanes deciden seguirnos pero los búlgaros inician el descenso.<\/p>\n

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A medio día nos encontramos con una pendiente bastante insegura: hay roca y nieve muy inestable. Casi una hora nos cuesta decidir por donde cruzar. El tiempo pasa y me empiezo a preocupar. A lo lejos observamos la rapidez con la que se acercan las nubes. <\/p>\n

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Durante los dos días siguientes parece que las cosas se pueden salir de control: Isabel enferma de bronquitis y es ayudada a descender apresuradamente mientras yo pierdo la vista durante el descenso desde el Campamento Dos. Bajar al Campo Base se torna una jornada agotadora ya que el camino entre las grietas y seracs nos demandan un manejo de cuerdas, piolet y crampones como nunca antes.<\/p>\n

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En una grieta nos vemos obligados a deshacernos de parte de nuestras pesadas mochilas, brincamos de orilla a orilla de las grietas. A veces caemos en repisas para después subir hacia afilados montículos de hielo para dejarnos caer nuevamente a la siguiente grieta. <\/p>\n

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A una hora del Campo Base nos alcanzan dos porters que Nazir Sabir ha enviado para ofrecernos un poco de té. A lo lejos vemos a nuestro cocinero brincando y haciéndonos señas. Poco a poco siento una gran paz y alegría.<\/p>\n

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Toño se aproxima hacia nosotros. Nos abrazamos… y empezamos a llorar. Durante todo el día, 21 de julio, recibimos las felicitaciones de otras expediciones y el 26 de julio partimos del campo base e iniciamos nuestro regreso. <\/p>\n

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15 de julio<\/strong><\/p>\n

Ayer subimos al campo Uno Lucio, Rogerio, Germán, Isabel y yo. La ruta ha cambiado pues algunos seracs ya han caído y muchas de nuestras banderas se las llevó el viento o están bajo la nieve. Después de ocho horas llegamos al Campamento Uno.<\/p>\n

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Nuestras tiendas están sepultadas por la nieve. Sopla un viento helado y toda la noche se mantiene nevando. A las 11 de la mañana estamos en la base de la arista que va hacia el Campo Dos. Con mochilas muy pesadas, Germán y yo llevamos la mayor parte del equipo y comida pues se ha decidido que seamos el apoyo de Lucio y Rogerio quienes harán el primer intento a la cumbre. <\/p>\n

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En el Campo Dos se ha nublado, no hace frío y está nevando. En una tienda duermen lucio y Rogerio, en la otra estamos Germán, Isabel y yo.<\/p>\n

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Por fin se decide el camino. Durante un par de horas nos movemos pegados a la roca y la nieve no deja de desprenderse y caer hasta desaparecer entre la niebla que ahora nos envuelve.<\/p>\n

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Escuchamos nuestras respiraciones y el chillido de los crampones contra la roca tratando de encontrar un punto de apoyo. Con el piolet buscamos alguna hendidura que parece nunca aparecerá. <\/p>\n

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Hace ya un rato que la ventisca nos cae: el tiempo ha empeorado. Ya no hay rocas pero la nieve nos dificulta el avance. Está floja y profunda. Todos estamos cansados y nos hundimos hasta la cintura. <\/p>\n

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En estos días pasamos por debajo de las catedrales, el pico Paiju, el Masherbrum, las torres del Trango, la torre Mustagh, llegamos a Concordia, donde vemos la impresionante panorámica del Broad Peak, el K2 , el Gasherbrum IV y el Mitre Peak, lugar que fotografiara a mediados de siglo el italiano Vittorio Sella, además de escenario de algunas de las más impresionantes aventuras del himalaya.<\/p>\n

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Por las tardes los porteadores se reúnen, bromean, se escuchan grandes carcajadas. Después, el silencio se hace presente anticipando las oraciones que junto con los últimos rayos del sol recorren las montañas. <\/p>\n

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16 de julio<\/strong><\/p>\n

Después de dos o tres horas de haber dejado el Campo Dos, el cielo se cubre de nubes y vuelve a nevar, hemos llegado a unos 6,800 msnm y decidimos regresar al Campo Dos.<\/p>\n

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17 de julio<\/strong><\/p>\n

A las 5 de la mañana salimos dos cordadas hacia el Campamento Tres; una, la de Lucio y Rogelio; la otra, Germán y yo. Isabel permanecerá en el Campo Dos. Nosotros transportamos las cargas del último campamento. Una vez instalado el Campo Tres a 7,400 msnm tendremos que descender pues sólo dejaremos una tienda para Lucio y Rogerio. <\/p>\n

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Nuestra primera impresión al salir del avión es la bofetada de calor y la mirada de curiosidad de la gente. Dos días de vuelo nos habían dejado en Islamabad, la moderna capital de Pakistán, el 5 de junio de 1992.<\/p>\n

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Pasamos varios días esperando a que llegara el resto del equipo vía aérea, haciendo trámites en el ministerio de turismo así que aprovechamos para correr en Rawalpindi, la antigua capital y recorrer los impresionantes bazares en calles llenas de toldos y puestos de comida, especias, telas con diseños de mucho colorido, zapatos, trastes, joyería, gente enferma o deforme pidiendo limosna en estas estrechas calles donde hay que esquivar gente, autos, motos, bicicletas y animales. Y la mirada de vendedores y niños nos saludan y siguen. <\/p>\n

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Para realizar el viaje al norte de Pakistán se nos asigna un oficial del ejército pakistaní que nos acompañará durante toda la expedición, también contratamos un cocinero y un autobús en el que viajamos 34 horas. Atravesamos el Punjab y empezamos a subir las colinas. La mayor parte del viaje transcurre a orillas del río Indo. Ocasionalmente nos detenemos para comer y cargar combustible o pasar los retenes militares. Algunos de nosotros enfermamos del estómago.<\/p>\n

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El 11 de junio llegamos a Skardu y vemos durante un buen rato el Nanga Parbat, la montaña que tanto ha cambiado la mentalidad del montañismo. Ahí compramos la comida que nos falta, estufas y queroseno. También contratamos tres jeeps que, tras nueve horas de viaje, nos dejan en Askoli a las 5 de la tarde del 13 de junio. <\/p>\n

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Al día siguiente cientos de porteadores que esperan ser contratados y a 57 de ellos se les reparten cargas de 25 kg. Así, a las 8 de la mañana iniciamos la marcha hacia la cordillera del Karakorum, en una larga fila.<\/p>\n

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El sol es implacable, la temperatura es de 30 grados centígrados y pronto el color verde desaparece. Por todos lados hay arena y rocas. En seis días de camino recorremos más de 100 kilómetros sobre el glaciar del Baltoro, el más grande del mundo localizado fuera de los polos. <\/p>\n

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20 de junio<\/strong><\/p>\n

Llegamos al Campo Base del Gasherbrum II, a 5,000 msnm. Todos estamos agotados por el calor, la mayoría de los porteadores parten al día siguiente y sólo se quedan con nosotros el cocinero y el oficial del ejercito.<\/p>\n

22 de junio<\/strong><\/p>\n

Salimos Lucio, Toño, Rogerio y yo para hacer un recorrido del glaciar a una altura mayor a la del Popocatépetl (5,540 msnm) y probamos los equipos de comunicación. <\/p>\n

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23 de junio<\/strong><\/p>\n

Volvemos a subir (Lucio, Rogerio, Isabel y yo). Casi terminamos la primer cascada. El clima empeora y encontramos mucha nieve. El regreso entre la neblina se nos facilita gracias a que habíamos marcado el camino con banderas… Hace calor y está nublado. Por ratos se escuchan las avalanchas. Cerca de nuestro campamento hay dos expediciones, una internacional y otra americana. <\/p>\n

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25 de junio<\/strong><\/p>\n

Salen Germán, Rogerio, Lucio y cuatro estadounidenses que están en el Gasherbrum IV. Entre ellos va Alex Lowe. Se termina el recorrido de la ruta hasta el Campo I, a 6000 msnm, y se deja el primer cargamento en este lugar. Las primeras impresiones nos plantean un glaciar muy accidentado en la segunda cascada. Este día arriban al Campo Base una expedición alemana y otra búlgara. Ambas van al Gasherbrum II.<\/p>\n

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26 de junio<\/strong><\/p>\n

Hacemos un chequeo de la ruta colocando banderas para indicar las zonas más peligrosas. Además se ha definido mejor el camino por donde empezaremos a abastecer los campamentos de altura. <\/p>\n

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28 de junio<\/strong><\/p>\n

Salimos a las tres de la mañana hacia el Campo Uno. Llevamos dos tiendas, estufa, tanques de gas y comida que necesitaremos en los campos superiores. A las 10 de la mañana nos sorprende una gran avalancha de la que sólo recibimos un empujón de viento y nieve. La temperatura es de 5 grados bajo cero.<\/p>\n

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Conforme avanzamos y ganamos altura las grietas se vuelven impresionantes, todo es un laberinto de grietas y seracs, que parecen pequeñas cumbres custodiadas por oscuras grietas, inquietantes puentes en los que aguantamos la respiración esperando a veces flotar. El silencio es total y en algunos momentos hacemos bromas. Regresamos al Campo Base a las tres de la tarde. <\/p>\n

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1 de julio<\/strong><\/p>\n

Germán y yo ayudamos a los estadounidenses a bajar su equipo del Gasherbrum IV, su tiempo en la montaña se ha terminado y deben regresar, en agradecimiento nos entregan la comida de altura que aún tienen.<\/p>\n

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4 de julio<\/strong><\/p>\n

Nuevamente partimos Germán y yo con intención de quedarnos en el Campamento Uno. Pero desistimos pues las nevadas cubrieron nuestras banderas y constantemente nos hundimos hasta las rodillas. En los últimos 3 días no ha parado de nevar.<\/p>\n

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7 de julio<\/strong><\/p>\n

Lucio y yo subimos con las cuerdas que se pondrán en la ruta hacia los 6,400 msnm donde se instalará el Campo Dos. Brincar las grietas se vuelve estresante, el calor nos agota y llegamos al Campo Uno con una sensación de enojo, de no querer saber nada y de olvidar al mundo, pero tenemos que cavar en la nieve para formar una plataforma donde colocamos la tienda donde dormiremos.<\/p>\n

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El atardecer llega muy rápido a nosotros. En cuanto aparecen las sombras se empieza a escuchar el crujido del hielo. La temperatura desciende rápidamente por todo el plateau y después el silencio… Nos retiramos a dormir, agotados, con temor y llenos de recuerdos y admiración por estas montañas que se pierden en la oscuridad. <\/p>\n

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8 de julio<\/strong><\/p>\n

Vamos hacia el Campo Dos. A 30 minutos del Campo Uno se eleva una rampa de hielo de unos 50 grados y algunos tramos son verticales. Después tomamos una larga arista de nieve. Para ascender con las cargas nos ayudamos de las cuerdas fijas que han ido instalando Lucio, Rogerio y los alemanes Heinz, Jan y Gunde.<\/p>\n

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Las vistas en esta parte son increíbles y la inclinación se torna imponente. A estas alturas cada paso hacia arriba es para mí un record personal. A las cuatro de la tarde alcanzo los 6,400 msnm del Campamento Dos. Después de descansar y tomar algunos alimentos iniciamos el descenso Germán, Isabel y yo, Lucio y Rogerio se quedan a dormir en el Campo Dos.<\/p>\n

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9 de julio<\/strong><\/p>\n

Germán y yo debemos bajar con Isabel al Campo Base pues no se siente bien y ha estado vomitando. En las cimas del Gasherbrum I y II se han posado nubes lenticulares y se deja sentir la fuerza del viento. Por la tarde, ya en el Campo Base, nos visita una leyenda de estas montañas: Nazir Sabir… El clima ha empeorado.<\/p>\n

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12 de julio<\/strong><\/p>\n

Todo el día han estado pasando helicópteros militares hacia una base que tienen a unos tres kilómetros de nuestro Campo Base. Mucho movimiento. Los oficiales de enlace de las expediciones se han ido a la base militar desde ayer. <\/p>\n

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Después de comer escuchamos una fuerte explosión y pensamos que se trata de una avalancha pero minutos después se escucha nuevamente el mismo sonido. <\/p>\n

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Y luego otro. <\/p>\n

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Los alemanes vienen a vernos algo preocupados pues lo que estamos presenciando es el inicio de un bombardeo hacia las posiciones del ejercito hindú. Todos sabemos del conflicto militar que aquí existe desde fines de los años cuarenta, de hecho el glaciar Baltoro es conocido como el campo de batalla mas alto del mundo.<\/p>\n

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A las siete de la noche conseguimos llegar a los 7,400 msnm. El tiempo a esta altura es desconcertante: la calma es total y la tormenta queda a unos cuantos metros debajo de nosotros.<\/p>\n

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Ahora no tenemos opción de regresar, Somos cuatro y sólo tenemos dos sacos de dormir, una tienda diminuta y ninguna muda de ropa para Germán y para mí. El temor hace que tengamos fricciones entre nosotros. Montar la tienda, derretir nieve para tomar agua y acomodarnos para dormir nunca había sido tan complicado. <\/p>\n

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El resto de la noche la paso temblando a medio dormir, acostado incómodamente. Poco a poco la humedad de la ropa que traemos puesta se congela, la temperatura es de 28 grados bajo cero y cada hora es una eternidad. <\/p>\n

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18 de julio<\/strong><\/p>\n

Con los primeros rayos de luz descubrimos la capa helada que cubre nuestras ropas y la cara. El cielo está totalmente despejado y la vista es impresionante, cerca de nuestra tienda descubrimos campamentos abandonados, tanques de oxígeno, bastones.<\/p>\n

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Desde las seis de la mañana estamos derritiendo nieve y tomando mucho agua. A las nueve iniciamos el ascenso. Damos alcance a los alemanes y empezamos a alternarnos para abrir huella en la travesía hacia el lado opuesto de la montaña. Al mediodía cruzamos entre las rocas hacia el lado chino. La vista hacia China es de una inmensa superficie de macizos color café. Estamos a la sombra de la cumbre y el sol no volverá a calentarnos el resto del día.<\/p>\n

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La rampa que observamos hacia la cumbre está casi libre de nieve. Es una pendiente de hielo que no presenta gran complicación pero cada paso nos acelera la respiración y sentimos el bombeo de nuestro corazón. Ya sobre la pendiente final el esfuerzo me vence cuando acelero el paso así que descanso y reanudo con cautela.<\/p>\n

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A las cuatro de la tarde pisan la cumbre Heinz y Rogelio. Después llegan Lucio y Gunde. Minutos mas tarde es mi turno, después Germán. Estamos a 8,035 msnm y hemos realizado todo el ascenso sin la ayuda de oxígeno. Poco a poco nos juntamos en el borde de la cima, nos damos la mano y algunas lágrimas asoman mientras guardamos silencio observando el horizonte que poco a poco se curvea a lo lejos. <\/p>\n

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Bajo nosotros vemos toda la cordillera del Karakorum, podemos contemplar Pakistán, la India y China. A las cinco de la tarde iniciamos el descenso y llegamos a las siete de la noche al Campamento Tres. Ahora los alemanes me ofrecen un saco de dormir para esta noche. Germán es abrigado con ropa de todos y duerme entre Lucio y Rogerio.<\/p>\n

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19 de julio<\/strong><\/p>\n

Fuertes ráfagas de viento nos despiertan, nos apresuramos a levantar el campamento y sin dejar nada nos retiramos. Varias veces he tenido que sentarme a descansar y por momentos siento que me duermo. Volvemos a cruzar entre rocas que nuevamente nos ponen en alerta. Dormimos en el Campo Dos, que nos parece nuestra casa. <\/p>\n

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En 1992, un grupo de mexicanos compuesto por Antonio Cortés, Lucio Cárdenas, Rogerio González, Germán Figueroa, Isabel García y Alejandro Velázquez, viaja a Pakistán para ascender el Gasherbrum II, de 8,035 metros, uno de los catorce ochomiles. Este es el relato de Alejandro, inédito después de 14 años.<\/p>\n<\/td>\n

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