{"id":12233,"date":"2004-12-20T00:00:00","date_gmt":"2004-12-20T00:00:00","guid":{"rendered":"http:\/\/montanismo.org\/revista\/?p=12233"},"modified":"2004-12-08T00:00:00","modified_gmt":"2004-12-08T00:00:00","slug":"costeau_en_la_cumbre_de_rio_1992","status":"publish","type":"post","link":"http:\/\/montanismo.org\/2004\/costeau_en_la_cumbre_de_rio_1992\/","title":{"rendered":"COSTEAU EN LA CUMBRE DE RÍO, 1992"},"content":{"rendered":"
He tenido la oportunidad, a través de 59 años de exploraciones por todo el mundo, de ser testigo y de estudiar dos ejemplos impresionantes de comunidades con un destino nefasto: Isla de Pascua y Haití, ambas víctimas de angustiantes tragedias ecológicas de nuestro tiempos. La Isla de Pascua ha experimentado el mismo desarrollo incontrolado que terminó después de mil años de percance en el colapso de una cultura original y la erradicación física de los isleños, por un �autogenocidio�.
Haití está horriblemente sobrepoblada: 7.5 millones en una tierra exigua y empobrecida, con seis hijos en promedio por familia, pero no es raro encontrar familias con once hijos. Tiene una alta tasa de mortalidad infantil, insuficiente escolaridad y miseria debidas a la ignorancia, a la superstición y al mal manejo político.
Sin embargo, los haitianos son bellos, orgullosos, inteligentes, de buen humor y trabajadores. Pero han agotado los recursos marinos de su estrecho arrecife continental. Han deforestado sin precaución, dos tercios de su país y por eso, las lluvias tropicales han barrido la tierra dejando desnuda la roca del suelo lo cual impedirá la agricultura durante los próximos siglos. Para cocinar su escaso alimento continúan deforestando y convierten la madera en carbón de leña.
Nosotros les preguntamos: ¿Qué pasará cuando ya no quede más leña? Eso será el fin del mundo.
�Sí, eso será el fin del mundo, respondieron ellos.
Hasta entonces los hombres de Haití y las mujeres dicen: �¿Quién soy yo para decidir cuántos hijos tendré?�
Los cambios políticos no podrán resolver la tragedia de Haití puesto que este país estará enfermo de pobreza durante muchos años. Tal vez para siempre, porque en ciertos casos la destrucción ambiental puede llegar al punto de no retorno.
En el siglo VII d.C. como lo demuestran los petroglifos, dos grandes canoas llegaron a una isla tropical virgen, exuberante e inhabitada; doscientos polinesios �hombres, mujeres y niños�, y gallinas y cerdos, desembarcaron en las hermosas costas de la Isla de Pascua. Vinieron de las Islas Marquesas donde habían sido condenados al ostracismo y perseguidos después de una guerra tribal.
Durante ocho siglos después de haberse establecido, ellos cultivaron, se multiplicaron y desarrollaron una civilización única, una sociedad dividida en tres castas: campesinos, escultores y sacerdotes. Su población llegó a 70,000 habitantes. La hambruna, las rebeliones sangrientas y el caos causaron el colapso total de su sociedad. Cuando los navegantes holandeses desembarcaron en la Isla de Pascua en el siglo XVII, ésta estaba completamente estéril; era un pedazo de roca totalmente deforestada donde un par de centenares de caníbales se cazaban unos a otros para sobrevivir.
La exuberancia de la Isla de Pascua había expirado bajo el peso de demasiados consumidores. Todo lo que quedó fueron unas estatuas orgullosas y unas lajas de piedra indescifrables, una severa advertencia a la humanidad de lo que le pasará a la Isla Tierra si los humanos no controlan estrictamente su demografía.
Debe haber una movilización general para dar marcha atrás a la tendencia demográfica y evitar �la explosión poblacional� (population big bang). Pero en vez de ello, hay una cierta confusión sobre cómo enfrentar esa amenaza tan grande.
Poco después de la Segunda Guerra Mundial, el Club de Roma reveló la relación causa-efecto entre el agotamiento de los recursos no renovables y los efectos de la expansión demográfica combinados con el aumentos de los niveles de vida. Hoy, organizaciones como el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y el Instituto World Watch revalúan constantemente las consecuencias del índice del desarrollo humano. Este índice está basado en la expectativa de vida, grado de alfabetización e ingresos.
Pero todos los factores se ven influidos por la calidad del manejo mundial y principalmente por la espantosa tasa de crecimiento de la población. A pesar de algunas mejoras esporádicas, conseguidas con dificultad, el balance no es nada prometedor: algunos países tienen todavía una expectativa de vida de 40 años solamente. El analfabetismo global permanece cerca del 40%, más de mil millones de personas vive en un nivel de pobreza absoluta. Dos mil millones de seres humanos una calidad de vida decreciente.
Pero hoy, el crecimiento de la población se ha vuelto exponencial. Ya no es el momento de discutir las teorías de Malthus. Durante el tiempo que yo he vivido, 80 años solamente, la población mundial se ha más que triplicado, saltando de 1.7 mil millones de habitantes en 1910 a 5.4 mil millones hoy. Si no se hace algo drástico, dentro de 80 años, en el año 2072, la población se triplicará de nuevo hasta alcanzar la absurda cifra de 16 mil millones de seres humanos. Casa seis meses se suma el equivalente de la población francesa (50 millones). Cada diez años nace una nueva China en las regiones más pobres de nuestra Tierra.<\/p>\n
Enfrentémoslo, ya sean 18, 16, 14 o hasta 12 mil millones, las cifras son inaceptables. Aunque encontráramos la manera de alimentar a esta marea humana, sería imposible dotar a esta multitud de unas condiciones de vida decentes. Una supervivencia como ratas no es lo que deberíamos legar a nuestros hijos y nietos.
En noviembre de 1989, en Ottawa, Barber Conable, en ese entonces presidente del Banco Mundial, expresó su ansiedad sobre las restricciones que estos miles de millones de seres humanos impondrían sobre el planeta, y el previsible deterioro en las condiciones de vida de hombres y mujeres.
Hace cinco meses, Robert McNamara, hablando en las Salas Memorial Lecture de las Naciones Unidas, formuló una pregunta básica: �¿Es el incremento en el número de seres humanos y sus ramificaciones ambientales y de desarrollo una causa de preocupación?� después de un meticuloso análisis de este problema crucial, concluyó que sí lo es.
Mientras tanto, las fuentes de agua se acaban, los pantanos y lagunas se secan, las lluvias ácidas y la salvaje deforestación llevan a la destrucción de ecosistemas enteros: se estima que cerca de un millón de plantas, insectos reptiles, pájaros y mamíferos ya han sido eliminados; casi el 10% de todas las criaturas vivientes están extintas para siempre. Los dos fluidos de la vida �hidrósfera y atmósfera� está igualmente amenazados. En el aire respiramos los porcentajes de monóxido y dióxido de carbono, e óxido de nitrógeno, de metano y freón que aumentan dramáticamente, lo cual podría causar el calentamiento de todo el planeta, el derretimiento de glaciares y de capas de hielo y, finalmente, un catastrófico aumento en el nivel del mar.
Hace pocos meses, por iniciativa de sus presidentes, Sr. Michael Atiyah y el Dr. Frank Press, dos de las más prestigiosas comunidades científicas del mundo, la Royal Society de Londres y la U.S. National Academy of Sciencies, publicaron un informe que dice:
�Existe una necesidad urgente de concebir la actividad económica, el crecimiento de la población y la protección ambiental como temas interrelacionados y como componentes cruciales que afectan la sustentabilidad de la sociedad humana. Los próximos 30 años pueden ser cruciales.�
El 19 de marzo entrevisté al Dr. Press, quien declaró ante mis cámaras: �Cada persona sobre la Tierra requiere más recursos, más comida, más agua; y cada una de ellas descarga ene. Ambiente subproductos que pueden afectar el ambiente natural. Sentimos que el crecimiento ilimitado de la población significa desastre y que la ciencia no puede rescatar al mundo de las consecuencias de un crecimiento ilimitado de la población.�
Así, la primera prioridad de una comunidad humana preocupada es evitar las hambrunas, en los años 60�s un genetista estadounidense, Norman Borlaug, desarrolló nuevas semillas de trigo para aumentar la producción de alimentos. La Revolución Verde, consecuencia de su investigación, salvó a cientos de millones de personas de inanición, principalmente India, Pakistán y China. En 1970, al Dr. Borlaug le fue otorgado el Premio Nobel de la Paz por sus memorables logros.
�Yo lo llamo el Monstruo de Población�, dijo él, �y es este monstruo el que hace imposible mejorar la calidad de vida de los países pobres. En mi discurso de aceptación del Premio Nobel, dije que triplicando la producción del trigo, el maíz y el arroz, le había dado a los líderes del mundo 30 años de provisiones durante los cuales deberían encontrar soluciones al problema de población. ¡Ya han malgastado 22 de esos años sin siquiera discutir el tema! Sólo quedan pocos años antes de que sea demasiado tarde y los prevengo: no habrá otra Revolución Verde.�
Para alentar a la opinión pública, algunos tecnócratas hacen correr un rumor tranquilizador: �¡No se preocupen! Si algún día nos quedamos cortos de recursos, recurriremos a nuestra reserva inagotable: el mar.� Y en efecto, las empresas pesqueras han mejorado tanto en su campo de acción como en su eficiencia. De 20 millones de toneladas en 1950, la pesca total de las pesqueras hoy en día es de 90 a 100 millones de toneladas. ¡Pero a qué precio!
Barcos grandes, trampas y redes devastadoras, sonares y radares, y los infalibles ojos de los satélites señalando la temperatura del océano, rastreando cardúmenes, revelando todas las áreas de freza. Pero más que una fuente confiable de alimento para un mundo hambriento, la tecnología y las mayores flotas sólo han creado una ilusión peligrosa: el mito de un mar inagotable.<\/p>\n
¿Cuánta comida puede suministrar la pesca? Los océanos cubren el 71% del planeta, pero el 92% del mismo es similar a un desierto, lo que significa que la producción de carbono es menos de 50 gramos por metro cuadrado por año (el ser humano no tiene nada que ver con este hecho).
Para comenzar, la producción primaria global (fuente vegetal de todas las formas animales) de los océanos es sólo la mitad de la producción primaria de la tierra (55 mil millones comparados con 115).
Segundo: la cadena alimenticia es mucho más eficiente en la tierra que en el mar: diez kilos de pasto producen un kilo de oveja o de cabra. Pero para producirán kilo de atún se necesitan 10 toneladas de pasto marino.
Tercero: en la tierra criamos animales para alimentarnos. En el mar los cazamos (la pesca es una cacería). Y como ya estamos pescando en exceso, hemos reducido las reservas de pescado; la prueba de que se ha pescado en exceso se demuestra mediante el aumento en la relación entre el tonelaje de los barcos pesqueros y el tonelaje del pescado capturado.
Cuarto: el tonelaje de pesca es estable pero está falsificado. ¡27% de lo pescado se convierte en harina de pescado para alimentar al ganado! ¡El pescado, para alimento de herbívoros! El pescado como fertilizante� ¡para alimentar el pasto! La cifra oficial de 97 millones de toneladas de alimento marino debería compararse con la cifra de 2.4 mil millones de toneladas de alimentos provenientes de la tierra., un factor de 25. Para resumir: el mar produce hoy un máximo de 35 gramos por día por persona, y esta cifra se reducirá a 10 gramos por día por persona si la población se triplica.
Quinto: de hecho, los precios del pescado aumentan más rápidamente que los de la carne. Y la agricultura sólo ha logrado producir comida lujosa para los camarones.
Los recursos marinos no son sólo insignificantes comparados con la agricultura sino que ya estamos sobre-explotando, comiéndonos las reservas para suministrar comida lujosa a los países ricos que no la necesitan. Si los científicos, los agrónomos y los oceanógrafos no pueden ayudar a solucionar las consecuencias de un crecimiento de la población exponencial, deberíamos encontrar con urgencia maneras de combatir el �monstruo de población� del doctor Borlaug sin recurrir a ninguna medida autoritaria. La macrocefalia demográfica es asunto de todos.
Generalmente se cree que todos los obstáculos para la planificación familiar son de tipo cultural (o espiritual) y como tales son imposibles de evadir. Pero los hechos demuestran lo contrario. Italia, el país más cercano al Vaticano, tiene hoy por hoy el menor índice de natalidad de toda Europa y del mundo; y España, un país también católico, se encuentra en similares circunstancias.
Indonesia, el país musulmán más extenso, ha desarrollado un plan de acción eficiente y en este momento tiene un índice de natalidad de aproximadamente un tercio del de Kenia, y sigue disminuyendo. Hasta los sacerdotes Vudú están ablandando su posición. Sin embargo, aún permanecen dos formidables obstáculos que deben y pueden superarse: el estatus de la mujer y la inseguridad de los ancianos.
En todos los países con excesiva tasa de crecimiento, se segrega a la mujer, no cuenta con atención médica apropiada; la tasa de analfabetismo de la mujer es un tercio mayor que la del hombre. Dos ejemplos de la importancia de la mujer son: Yemen del Sur con un 95% de mujeres analfabetas y un índice de natalidad de 3.4%, y Tailandia, con un 15% de mujeres analfabetas y un índice de natalidad de 1.3%
La misma clase de proporcionalidad existe entre el índice de natalidad y el porcentaje de Producto Nacional Bruto destinado a la seguridad social y a planes de retiro.
Desafortunadamente, durante los últimos 10 años el porcentaje medio de PNB de los países en desarrollo destinado a la salud, la seguridad social y la educación ha disminuido en aproximadamente un 21% mientras que los gastos en defensa han aumentado: hoy, en naciones menos favorecidas, los ejércitos gastan la misma porción del presupuesto que la salud y la educación combinadas, mientras que en las naciones avanzadas es sólo del 55%.<\/p>\n
Un estimativo aproximado de lo que costaría un plan eficiente para proporcionar agua potable a todos e implementar la promoción social de la mujer y una seguridad decente para la vejez, sumaría unos 400 mil millones de dólares por año o, en otras palabras, cerca de un tercio del presupuesto militar global sumado. En un mundo de deudas, déficits y conflictos armados, tal plan, sin lugar a dudas parece utópìco. Pero la cuenta regresiva ha comenzado y las generaciones futuras no nos perdonarían por haberles estropeado deliberadamente su última oportunidad.
La capacidad de nuestro planeta para sostener la vida �en otras palabras, la habitabilidad de la Tierra� es extremadamente difícil de precisar. Las necesidades temporales o hasta las simples tentaciones tienen, desafortunadamente, mucha influencia en el comportamiento de los seres humanos que el interés por la preservación de su patrimonio.
Así, las naciones en desarrollo donde actualmente lo único que se desarrolla es la población, reclaman que el principal problema es la equitativa distribución de los recursos y no la sobrepoblación o la protección ambiental, mientras que muchos ecologistas de naciones más favorecidas se rasgan las vestiduras cuando los pobladores de Asia o �frica deforestan para sobrevivir. Este malentendido entre los países pobres y ricos se está volviendo agrio y podría degenerar en violencia.
En las naciones del sur, el siglo XX ha generalizado la pobreza y el hambre, mientras que en el norte y el oeste ha generado confusión: confusión entre la instrucción y la educación, el placer y el gozo, el dinero y la moral, la tradición y la innovación, los riesgos individuales y los riesgos impuestos sobre otros, hasta sobre los que aún no han nacido. Las universidades se han convertido en agencias de empleo; la libre empresa está llevando a desigualdades escandalosas; el reino del Becerro de Oro, a cuya ley nos sometemos, está dándole los toques finales al asesinato a la moral, sin la cual ninguna sociedad, hasta el momento ha podido funcionar.
A estudiantes se les incita a despreciar la tradición en aras de la innovación, mientras que es la tradición la que ofrece el campo más fértil para la creatividad. De esta confusión, de esta falta de disciplina interna emerge la �Sociedad Yo� cuyo lema es: �Todos tienen derecho a todo, incluyendo lo superfluo, inmediatamente�. En �frica me conmovió ver a niñas pequeñas corriendo 10 kilómetros para traer un balde pequeño de agua potable en vez de estar estudiando en la escuela. En la Amazonía, intrigado por una cantidad de niños que correteaban alrededor de mi maleta, le pregunté al señor de la casa cuántos hijos tenía y me respondió: �yo perdí la cuenta, mi esposa con seguridad podrá contestarle�.
Una mirada de estos jóvenes es suficiente para agitar una rebelión. Paremos este genocidio de acción lenta. Dejemos de pensar sólo en nosotros y de razonar sólo a corto plazo. Aseguremos para los niños venideros los mismos derechos que han sido declarados para sus padres. Estamos viviendo en una interminable sucesión de absurdos impuestos por la lógica miope del pensamiento a corto plazo: la gran explosión de la población, el divorcio norte-sur, los cambios climáticos de toda clase, la eliminación de miles de especies, la nueva dictadura del materialismo.
Todos estos males se deben curar urgentemente y la única medicina es el recurso de la utopía. En un notable discurso en el Ateneo Véneto el 6 de abril de 1990, Federico Mayor, Director General de la UNESCO, dijo: �Desde el Renacimiento, uno ha aseverado con frecuencia que las utopías de hoy son las realidades del mañana� la utopía es la necesidad de sobrepasar y quebrar las barreras del orden establecido.�
Yo deseo que esta Conferencia de Río, las cabezas de Estado y sus delegados se den cuenta de la urgencia de tomar decisiones drásticas y no convencionales. Ustedes tienen una extraordinaria oportunidad para cambiar el curso del mundo, pero solamente si deciden enfrentar los enormes problemas con soluciones radicales. Las personas del mundo están esperando ansiosas una nueva luz. Esa es nuestra responsabilidad, puesto que tenemos en nuestras manos el futuro de las exigentes generaciones del mañana.<\/div>\n
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La sobrepoblación humana es cada vez más desproporcionada. Jacques Yves Cousteau planteó en la Cumbre de Río<\/i>, el 5 de junio de 1992, un panorama en donde se descubre que el mar no es la solución a la sobrepoblación y que se tienen que tomar medidas más drásticas. <\/a><\/p>\n","protected":false},"author":1198,"featured_media":0,"comment_status":"open","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"jetpack_post_was_ever_published":false,"_jetpack_newsletter_access":""},"categories":[1014],"tags":[],"jetpack_featured_media_url":"","jetpack_shortlink":"https:\/\/wp.me\/p51GhY-3bj","_links":{"self":[{"href":"http:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/12233"}],"collection":[{"href":"http:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"http:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"http:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/users\/1198"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"http:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=12233"}],"version-history":[{"count":0,"href":"http:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/12233\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"http:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=12233"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"http:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=12233"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"http:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=12233"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}