{"id":12210,"date":"2000-09-15T00:00:00","date_gmt":"2000-09-15T00:00:00","guid":{"rendered":"http:\/\/montanismo.org\/revista\/?p=12210"},"modified":"2012-12-25T11:04:56","modified_gmt":"2012-12-25T17:04:56","slug":"psicologia_e_identidad_del_socorrista_de_montana","status":"publish","type":"post","link":"http:\/\/montanismo.org\/2000\/psicologia_e_identidad_del_socorrista_de_montana\/","title":{"rendered":"Psicolog\u00eda e identidad del socorrista de monta\u00f1a"},"content":{"rendered":"
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 <\/td>\n\n

…me repatea toda esa basura burocr\u00e1tica. La mitad de los que tienen t\u00edtulo no son m\u00e1s que un pu\u00f1ado de tramposos exhibicionistas, como los t\u00edos que se meten en los equipos de rescate de monta\u00f1a s\u00f3lo para presumir de que son una especie de detectives volantes…<\/i><\/p>\n

Joe Simpson
Este Juego de fantasmas<\/i><\/p>\n<\/td>\n<\/tr>\n<\/table>\n

La idea de prestar auxilio a las v\u00edctimas de accidentes en las monta\u00f1as es tan antigua como la historia de las exploraciones y conquistas de las mismas. Es el resultado de las m\u00e1s humanitarias necesidades del hombre. La poblaci\u00f3n en general sabe de la existencia del auxilio de monta\u00f1a y cuenta con la posibilidad de aprovechar esta ayuda en caso de accidente. Este extendido conocimiento del auxilio es, empero, superficial y se basa principalmente en informaciones sobre la historia de este movimiento, en los relatos de las expediciones de rescate o en tramas cinematogr\u00e1ficas y televisivas.<\/p>\n

Sin embargo, la problem\u00e1tica psicol\u00f3gica del auxilio de monta\u00f1a es conocida —si acaso— por los propios socorristas. Hasta la fecha no se han realizado muchas investigaciones en este especial grupo voluntario y\/o profesional y no sabemos mucho sobre el tema de las caracter\u00edsticas psicof\u00edsicas de los socorristas de monta\u00f1a, de las motivaciones de su extraordinaria actividad y de las relaciones interpersonales en este medio, particularmente durante las expediciones de rescate.<\/p>\n

La atm\u00f3sfera psicol\u00f3gica del trabajo del socorrista de monta\u00f1a determina su car\u00e1cter voluntario y, por lo tanto, su libre y aut\u00f3noma elecci\u00f3n. Vale la pena citar literalmente el juramento que en Polonia hacen los candidatos para tener derecho al ejercicio de esta profesi\u00f3n:<\/p>\n

“Yo, el suscrito, voluntariamente prometo bajo palabra de honor, que mientras salud tenga, a cada llamada del comandante o de su sustituto, sin consideraci\u00f3n del a\u00f1o, d\u00eda y estado clim\u00e1tico comparecer\u00e9 en el lugar y hora se\u00f1alados e ir\u00e9 a la monta\u00f1a, con el fin de prestar auxilio a la gente que lo necesita. Observar\u00e9 las disposiciones del GOPR (G\u00f3rskie Ochotnicze Pogotowie Ratunkowe: Servicio Voluntario de Auxilio de Monta\u00f1a). Las recomendaciones del comandante, jefe de la expedici\u00f3n, las realizar\u00e9 honestamente, recordando consciente y fervientemente, que vida y salud humanas dependen de mi proceder. Con plena conciencia acepto estas dif\u00edciles obligaciones y como muestra de buena voluntad de lo arriba prometido y estrechando la mano del comandante, afirmo.”<\/p>\n

As\u00ed es. La profesi\u00f3n de socorrista crea una situaci\u00f3n particular tomando en cuenta el fin: prestaci\u00f3n de auxilio a los accidentados. En este se encuentra la \u00e9tica elemental de esta profesi\u00f3n: dedicaci\u00f3n, ayuda, la prestaci\u00f3n de un bien. Por eso se espera que la actitud de un socorrista, no solamente su trabajo, sean puestos a la prestaci\u00f3n desinteresada de auxilio al pr\u00f3jimo. Del socorrista tambi\u00e9n se espera —e incluso en cierto grado se exige— consagraci\u00f3n y actitudes heroicas. La singularidad del trabajo del socorrista de monta\u00f1a resulta, en cierto grado, de la necesidad de la observaci\u00f3n de algunos de los principios m\u00e9dicos.<\/p>\n

En los accidentes donde la demora en la prestaci\u00f3n de auxilio puede provocar la muerte o agravamiento del estado de salud, el socorrista, al igual que el m\u00e9dico, no puede abandonar al enfermo ni renunciar a la acci\u00f3n de auxilio.<\/p>\n

Las expectativas sociales del socorrista son muy altas, debido a que esta profesi\u00f3n es reconocida particularmente como humanitaria. Del socorrista, al igual que del m\u00e9dico, se espera que el bien de las v\u00edctimas del accidente sea su m\u00e1s alto deber. No es extra\u00f1o que en la imaginaci\u00f3n popular del perfil caracterol\u00f3gico del socorrista de monta\u00f1a sea sometido a cierta idealizaci\u00f3n. Se le adjudica o se espera de \u00e9l caracter\u00edsticas como reflejos, decisi\u00f3n, facilidad para tomar decisiones, control, tranquilidad, resistencia a las situaciones dif\u00edciles y peligrosas y, al final, sentido de dignidad personal, profesional y desinter\u00e9s.<\/p>\n

De manera natural se exigen del socorrista la observancia de los principios \u00e9tico-morales y, ante todo, una actitud de responsabilidad ante los accidentados, ante otros socorristas y frente a la sociedad.<\/p>\n

La relaci\u00f3n del socorrista con la v\u00edctima deber\u00eda resultar de estos principios. Ã?l est\u00e1 obligado a prestar auxilio a cada damnificado en las monta\u00f1as, independientemente de su nacionalidad, edad, estado civil, ideolog\u00eda, etc. En su actividad debe hacer todo en inter\u00e9s del enfermo y de la comunidad. En la relaci\u00f3n con los accidentados, el socorrista debe ser diligente, tolerante, c\u00e1lido, decidido. Debe crear una sensaci\u00f3n de seguridad, despertar esperanzas en el rescate, mitigar el dolor, apaciguar. El socorrista debe tratar a la v\u00edctima del accidente como una segunda persona, quien junto al sufrimiento experimentado puede tener sus propias normas \u00e9ticas. Al socorrista, al igual que al m\u00e9dico, le obliga tambi\u00e9n el secreto profesional.<\/p>\n

Estas reflexiones generales son el resultado de las investigaciones realizadas en la comunidad de socorristas de monta\u00f1a de Polonia, por M. Grybos, en 1986, en el Instituto de Psicolog\u00eda de la Universidad Jagiellonica de Cracovia. Grybos examin\u00f3 a 30 socorristas cuyo rango de edad fue de 25 a 50 a\u00f1os, con un periodo m\u00ednimo laboral en monta\u00f1a de 5 a\u00f1os. Educaci\u00f3n elemental, 3 personas; t\u00e9cnica, 4; media, 13; y superior, 11 personas.<\/p>\n

Los an\u00e1lisis de las investigaciones psicol\u00f3gicas indican que entre socorristas de monta\u00f1a predominan las personas de las siguientes caracter\u00edsticas:<\/p>\n

    \n
  • Tipo normal de personalidad, el mejor adaptado, extrovertido (seg\u00fan Eysenck).\n
  • Tipo sangu\u00edneo, temperamento fuerte.\n
  • Tipo con un alto umbral de excitabilidad, y por lo tanto de baja reactividad.\n
  • Tipo con una movilidad normal de los procesos nerviosos.\n
  • Tipo con una ansiedad normal o disminuida.<\/ul>\n

    Sobre esta base se estableci\u00f3 que el mejor adaptado al trabajo en el auxilio de monta\u00f1a ser\u00eda una persona con la siguiente configuraci\u00f3n de caracter\u00edsticas: sangu\u00ednea, con un nivel normal o bajo de ansiedad, extrovertida, bien adaptada, con un alto umbral de excitabilidad y con la normal agilidad ps\u00edquica. Aconteci\u00f3 que en el grupo examinado, hasta 15 personas presentaron este propio modelo “ideal” de socorrista de monta\u00f1a.<\/p>\n

    Los socorristas fueron tambi\u00e9n analizados en el uso de la lista de las caracter\u00edsticas de “buen socorrista”. Conten\u00eda 24 caracter\u00edsticas, en doce pares opuestos. La tarea del socorrista fue valorar en qu\u00e9 grado deber\u00eda poseer el “buen” socorrista cada una de \u00e9stas. La m\u00e1s altamente valorada fue “la raz\u00f3n” y “la camarader\u00eda”. Esto responde al car\u00e1cter del trabajo del socorrista en una dif\u00edcil situaci\u00f3n y en la actividad en grupo.<\/p>\n

    En el siguiente orden, los examinados enumeraron: disciplina, consecuencia, decisi\u00f3n, energ\u00eda, y despu\u00e9s: comprensi\u00f3n, sacrificio, confianza y honradez.. Estas caracter\u00edsticas no se diferencian estad\u00edsticamente en ambos grupos. Vale la pena advertir que entre los aspectos positivos del socorrista, el hero\u00edsmo fue estimado en grado m\u00ednimo y entre las caracter\u00edsticas negativas, “la indisciplina”.<\/p>\n

    Los socorristas tuvieron la posibilidad de uno o varios entre 13 motivos para la pr\u00e1ctica de su profesi\u00f3n. Este elecci\u00f3n la realizaron en la siguiente frecuencia:<\/p>\n\n\n
    \n\n\n\n\n\n\n\n\n
    \n
    MOTIVO<\/font><\/b><\/div>\n<\/td>\n
    \n
    #<\/font><\/b><\/div>\n<\/td>\n
    \n
    %<\/font><\/b><\/div>\n<\/td>\n<\/tr>\n
    “Porque concuerda con mis intereses”<\/font><\/td>\n\n
    24<\/font><\/div>\n<\/td>\n
    \n
    80<\/font><\/div>\n<\/td>\n<\/tr>\n
    \n
    “Porque es una ocupaci\u00f3n relacionada con la ayuda de otros”<\/font><\/div>\n<\/td>\n
    \n
    20<\/font><\/div>\n<\/td>\n
    \n
    67<\/font><\/div>\n<\/td>\n<\/tr>\n
    “Consider\u00e9 que es una profesi\u00f3n interesante, pues amo las monta\u00f1as”<\/font><\/td>\n\n
    13<\/font><\/div>\n<\/td>\n
    \n
    43<\/font><\/div>\n<\/td>\n<\/tr>\n
    “Porque da la posibilidad de probarse”<\/font><\/td>\n\n
    10<\/font><\/div>\n<\/td>\n
    \n
    33<\/font><\/div>\n<\/td>\n<\/tr>\n
    “Porque resido en regi\u00f3n monta\u00f1osa”<\/font><\/td>\n\n
    9<\/font><\/div>\n<\/td>\n
    \n
    30<\/font><\/div>\n<\/td>\n<\/tr>\n
    “Porque es una profesi\u00f3n que proporciona un sentido de independencia y la posibilidad de tomar importantes decisiones”<\/font><\/td>\n\n
    3<\/font><\/div>\n<\/td>\n
    \n
    10<\/font><\/div>\n<\/td>\n<\/tr>\n<\/table>\n<\/td>\n<\/tr>\n<\/table>\n

    De estas respuestas resulta que el atractivo de la labor del socorrista se encuentra en sus fines y medios, tales como la curiosidad, variedad, ayuda a otros y compatibilidad con los intereses. Vale la pena subrayar que los examinados omitieron completamente motivos tales como la posibilidad de un buen salario, la necesidad de encontrar empleo y la casualidad. Esto habla de una elecci\u00f3n consciente, reflexiva y madura de esta profesi\u00f3n. Por otra parte, la mitad subray\u00f3 que la dificultad fundamental de su trabajo es el riesgo consciente, la amenaza constante a la vida y la responsabilidad por otros.<\/p>\n

    La participaci\u00f3n en las expediciones de monta\u00f1a expone al socorrista a la acci\u00f3n de factores biol\u00f3gicos y psicol\u00f3gicos. Esto es producto de determinadas reacciones emocionales. En la primera fase llega la concientizaci\u00f3n de que el accidentado espera auxilio. Esto provoca tensi\u00f3n ps\u00edquica, prisa e impaciencia en la acci\u00f3n. En la segunda fase se presenta la concentraci\u00f3n sobre los aspectos t\u00e9cnicos de los preparativos de la expedici\u00f3n; le sigue nerviosismo y se presenta una satisfacci\u00f3n en la participaci\u00f3n en algo inusual, desconocido.<\/p>\n

    En la tercera fase se presenta fatiga y agotamiento producido por el prolongado esfuerzo ocasionalmente esperado o por la b\u00fasqueda de la v\u00edctima en terreno monta\u00f1\u00e9s. La \u00faltima fase, despu\u00e9s de terminada la acci\u00f3n de socorro, es la satisfacci\u00f3n resultante de la realizaci\u00f3n de la tarea. Es as\u00ed de intensa la reacci\u00f3n emocional, como efectivo fue el auxilio a la v\u00edctima. En caso de expedici\u00f3n desafortunada se produce incertidumbre sobre si todo lo ejecutado fue en base a los principios del arte de auxiliar o si algo no se cuid\u00f3 como debiera haberlo sido.<\/p>\n

    La expedici\u00f3n de rescate es una situaci\u00f3n t\u00edpica de riesgo pues “en las monta\u00f1as frecuentemente acontece lo inesperado”, como dir\u00eda mi amigo de Cracovia, Chemeilowski. Las tareas decisivas, como las que resuelve el socorrista, tienen un car\u00e1cter arriesgado. Vale la pena recordar aqu\u00ed que el riesgo puede comprenderse como caracter\u00edstica de la estructura de la personalidad o tambi\u00e9n como un atributo de una determinada situaci\u00f3n. La psicolog\u00eda no provee bastantes argumentos para tratar la inclinaci\u00f3n o aversi\u00f3n al riesgo como caracter\u00edsticas de la personalidad. El comportamiento arriesgado es determinado m\u00e1s bien por factores ambientales, emocionales y por las caracter\u00edsticas de la situaci\u00f3n. Por otra parte, empero, algunas profesiones \u2014y tambi\u00e9n la del socorrista de monta\u00f1a\u2014 pertenecen a las llamadas profesiones arriesgadas.<\/p>\n

    Cuando los beneficios esperados son elevados (por ejemplo, la posibilidad de salvar una vida), los socorristas est\u00e1n preparados para emprender altos riesgos. Se pueden citar muchos ejemplos de la historia del auxilio de monta\u00f1a en Polonia, como tambi\u00e9n en otras monta\u00f1as del mundo, cuando los socorristas rebasaron el l\u00edmite admitido y se convirtieron ellos mismos en v\u00edctimas de accidentes, en ocasiones mortales. La evaluaci\u00f3n de esta situaci\u00f3n es compleja. La causa m\u00e1s frecuente de los traumas sufridos por el socorrista es la necesidad de aproximarse r\u00e1pidamente a mitigar el intenso sufrimiento del accidentado y, particularmente, a su agon\u00eda y muerte. Tales acciones dejan en la mayor\u00eda de los examinados una profunda impresi\u00f3n y en ocasiones un trauma duradero.<\/p>\n

    Frecuentemente tales experiencias traum\u00e1ticas modelaron la actitud de los socorristas ante las v\u00edctimas, ante el auxilio y tambi\u00e9n ante la monta\u00f1a como medio ambiente. Estas experiencia ense\u00f1aron a muchos socorristas la “humildad ante la fragilidad de la vida humana”.<\/p>\n

    A los socorristas de monta\u00f1a se les reprocha algunas veces su indiferencia, anestesia emocional e incluso cinismo ante los accidentados. Esto puede ser el resultado del ocultamiento de las verdaderas emociones bajo una m\u00e1scara de indiferencia, un humor macabro o tambi\u00e9n uno de los s\u00edntomas de la desviaci\u00f3n profesional. En esta direcci\u00f3n, pues, tienden los cambios de personalidad en la gente que ejecuta profesiones que presentan una actividad de intenso estr\u00e9s psicol\u00f3gico y, particularmente, riesgo.<\/p>\n

    El problema del l\u00edmite de riesgo admitido en el auxilio de monta\u00f1a es muy importante. La heterogeneidad de las situaciones en las expediciones de rescate es tan grande que no se debe establecer, como deber\u00eda proceder con el socorrista. El fundador del GOPR en Polonia, el general Mario Zaruski, sol\u00eda decir: “Atenci\u00f3n, valor y reflexi\u00f3n.” Por eso, para decidir una situaci\u00f3n concreta deber\u00eda existir un compromiso entre la prudencia y la valent\u00eda, recordando la excelente sentencia de Chemeilowski, que “el valor sin fuerza es rid\u00edculo, la fuerza sin valor, digna de desprecio.”<\/p>\n

    Acontece, en ocasiones, que en el sentir del socorrista, la v\u00edctima del accidente se encuentra parad\u00f3jicamente en una mejor situaci\u00f3n ps\u00edquica que el socorrista. La v\u00edctima no tiene nada que perder, solamente algo que ganar. En cambio, el socorrista tiene todo para perder, incluso la propia vida.<\/p>\n

    Las acciones y expediciones de rescate, al igual que los arrojados ascensos a la monta\u00f1a, despiertan usualmente un gran inter\u00e9s social y una discusi\u00f3n p\u00fablica. Y aunque algunas expediciones serias son organizadas por turistas o alpinistas fr\u00edvolos, los socorristas usualmente muestran ante ellos comprensi\u00f3n y tolerancia y casi nunca se expresan cr\u00edticamente sobre ello. A los socorristas y a las v\u00edctimas les une, pues, una pasi\u00f3n com\u00fan y espec\u00edfica de conocimiento y conquista de las monta\u00f1as.<\/p>\n

    En torno al auxilio de monta\u00f1a y a los socorristas, desde los inicios se han desarrollado algunos mitos y leyendas. Las personalidades de algunos socorristas han llegado al rango de s\u00edmbolo a la dedicaci\u00f3n y al hero\u00edsmo, manteni\u00e9ndose como modelos positivos de educaci\u00f3n y conducta. La evaluaci\u00f3n unilateral de la labor del socorrista lo hace, en ocasiones, h\u00e9roe, el cual “no sabe” lo que es el miedo y la flaqueza, y es capaz de todo. Esta idea, fija en la comunidad, de la imagen del socorrista, lo coloca ante tareas dif\u00edciles de realizar. En esto se oculta seguramente una de las causas del “hermetismo” de este ambiente y el uso de diferentes m\u00e1scaras y mecanismos de defensa. Se puede \u00fanicamente admitir que debajo de ellos se ocultan sentimientos complejos y reacciones emocionales, las cuales determinan la esencia de esta profesi\u00f3n y sobre las aut\u00e9nticas motivaciones de su elecci\u00f3n.<\/p>\n

    La actividad en grupo es caracter\u00edstica de la labor del socorrista de monta\u00f1a, en un alto grado de identificaci\u00f3n, coherencia y atractivo, seg\u00fan criterios sociol\u00f3gicos. En este grupo unido por juramentos voluntarios obligan al principio de “uno para todos y todos para uno”. La decisi\u00f3n tomada en este grupo, gracias a la delegaci\u00f3n de responsabilidad, se vuelve m\u00e1s arriesgada que si la tomara cada uno de los participantes por separado. La distribuci\u00f3n de la responsabilidad en el grupo de una manera natural reduce el miedo ante el fracaso e influye sobre el aumento de la sensaci\u00f3n de seguridad.<\/p>\n

    La profesi\u00f3n de socorrista de monta\u00f1a, no sin raz\u00f3n, se cuenta entre las m\u00e1s bellas que el ser humano puede ejercer. A pesar de que crea exigencias extraordinariamente altas de capacidad f\u00edsica, ps\u00edquica y moral, proporciona, quiz\u00e1, emociones y satisfacciones no encontradas en ninguna otra actividad. Ella permite, en la vida del hombre, la realizaci\u00f3n de sus necesidades heroicas y altruistas, contenidas en cada individuo, en diferente grado.<\/p><\/div>\n

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    La profesión de socorrista de montaña, no sin razón, se cuenta entre las más bellas que el ser humano puede ejercer. A pesar de que crea exigencias extraordinariamente altas de capacidad física, psíquica y moral, proporciona, quizá, emociones y satisfacciones no encontradas en ninguna otra actividad. Ella permite, en la vida del hombre, la realización de sus necesidades heroicas y altruistas, contenidas en cada individuo, en diferente grado. <\/a><\/p>\n","protected":false},"author":1036,"featured_media":0,"comment_status":"open","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"jetpack_post_was_ever_published":false,"_jetpack_newsletter_access":""},"categories":[1011],"tags":[],"jetpack_featured_media_url":"","jetpack_shortlink":"https:\/\/wp.me\/p51GhY-3aW","_links":{"self":[{"href":"http:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/12210"}],"collection":[{"href":"http:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"http:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"http:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/users\/1036"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"http:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=12210"}],"version-history":[{"count":2,"href":"http:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/12210\/revisions"}],"predecessor-version":[{"id":23124,"href":"http:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/12210\/revisions\/23124"}],"wp:attachment":[{"href":"http:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=12210"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"http:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=12210"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"http:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=12210"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}