{"id":12151,"date":"2002-06-03T00:00:00","date_gmt":"2002-06-03T00:00:00","guid":{"rendered":"http:\/\/montanismo.org\/revista\/?p=12151"},"modified":"2004-08-16T00:00:00","modified_gmt":"2004-08-16T00:00:00","slug":"chiltepec_tabasco","status":"publish","type":"post","link":"http:\/\/montanismo.org\/2002\/chiltepec_tabasco\/","title":{"rendered":"Chiltepec, Tabasco"},"content":{"rendered":"
El siguiente punto fue Chiltepec, el pueblo de donde eran los pescadores que habíamos conocido en el faro de Frontera. Ahí Pancho Córdoba nos había invitado a pasar la noche en su casa y la verdad la oferta fue muy tentadora cuando nos mencionó el ventilador y las ventanas con mosquitero, el baño con agua dulce y el río saliendo al mar. Empezábamos a cansarnos de la tienda de campaña y de la arena o, mejor dicho, empezábamos a manifestarlo, porque cansados ya estábamos desde hacía bastantes días.<\/p>\n
<\/p>\n
<\/p>\n
<\/p>\n
Don Pancho Córdoba es un hombre de 43 años con una sonrisa indeleble en su rostro y una amabilidad que le brota de la piel misma. Estar con él era sentirse en la propia casa. Cuando llegamos al faro, preguntamos por él y nos mostraron la casa, pero no había nadie, así que nos dimos a esperar metidos en el río. Era delicioso estar metidos en el agua por primera vez en una corriente de agua dulce. Al rato llegó nuestro hombre con su sonrisa y diciéndonos que avanzábamos rápido y que el día anterior habían estirado la vista para encontrarnos pero no nos vieron. <\/p>\n
<\/p>\n
Después del baño con jabón, la piel se siente más tranquila, aunque muy reseca todavía y sufre un poco cuando nos ponemos la ropa "limpia", aunque ya se sabe que en las expediciones se recurre mucho al de "la menos sucia" porque no podemos tener ropa realmente limpia con nosotros. <\/p>\n
<\/p>\n
<\/p>\n
<\/p>\n <\/a><\/div>\n <\/td>\n <\/tr>\n <\/p>\n <\/p>\n | |