{"id":12077,"date":"2004-04-19T00:00:00","date_gmt":"2004-04-19T00:00:00","guid":{"rendered":"http:\/\/montanismo.org\/revista\/?p=12077"},"modified":"2015-08-14T15:17:37","modified_gmt":"2015-08-14T21:17:37","slug":"exploracion_en_la_barranca_de_piaxtla_o_miravalles","status":"publish","type":"post","link":"http:\/\/montanismo.org\/2004\/exploracion_en_la_barranca_de_piaxtla_o_miravalles\/","title":{"rendered":"EXPLORACI\u00d3N EN LA BARRANCA DE PIAXTLA O MIRAVALLES"},"content":{"rendered":"
Esta es la narraci\u00f3n de una de las tres aventuras que forman la historia del proyecto En busca de un mundo olvidado<\/i>, que tuvo lugar la primera quincena de noviembre del 2003.
\nEl proyecto se inici\u00f3 como la continuaci\u00f3n de las exploraciones que Carlos Lazcano hab\u00eda realizado en Chihuahua, pero una vez dirigido hacia Durango, integrantes del grupo “Pantera”, bajo la direcci\u00f3n de Walter Bishop, y espele\u00f3logos de la Asociaci\u00f3n de Monta\u00f1ismo y Exploraci\u00f3n de la UNAM, que encabezaba Javier Vargas Guerrero.
\nEn esta ocasi\u00f3n formar\u00edan parte del proyecto algunos exploradores italianos del Grupo La Venta, con la direcci\u00f3n de Tullio Bernabei. La Venta tiene a\u00f1os de experiencia no s\u00f3lo en la exploraci\u00f3n de cavernas, sino tambi\u00e9n en grandes ca\u00f1ones e incluso glaciares, por supuesto en terreno de dif\u00edcil acceso.
\nLo que les contar\u00e9 es una historia que nunca olvidar\u00e9 de un recorrido en el r\u00ed\u00ado que deb\u00eda durar s\u00f3lo tres d\u00ed\u00adas pero que por infinitas aventuras a que nos enfrentamos acabaron siendo seis.
\n\"\"INICIO<\/b>
\nLlegamos a la ciudad de Durango el dos de noviembre, cansados del largo viaje en autob\u00fas desde la ciudad de M\u00e9xico, pero con la maravillosa sensaci\u00f3n de estar al borde de una gran aventura. Despu\u00e9s de planear el trabajo, seleccionar el equipo e ir a comprar los v\u00edveres. Nos dividimos en tres grupos:
\nEl primero fue llamado Campo base<\/i> que se instalar\u00eda en el fondo del ca\u00f1\u00f3n del Piaxtla llegando por el poblado El Gavil\u00e1n. Su objetivo ser\u00ed\u00ada la filmaci\u00f3n de las casas rupestres ya encontradas y explorar las paredes del ca\u00f1\u00f3n en busca de m\u00e1s casas.
\nPiedra Parada<\/i> estar\u00ed\u00ada formado por dos italianos expertos en descenso de ca\u00f1ones (Martino y Corrado), Arturo Robles de la UNAM y Miguel del grupo Pantera. Su objetivo ser\u00ed\u00ada explorar el ca\u00f1\u00f3n Piedra Parada que se une al ca\u00f1\u00f3n Piaxtla y llegar al campamento base que se encontrar\u00eda a cinco kil\u00f3metros desde la uni\u00f3n de los dos ca\u00f1ones.
\nEl tercer grupo somos el Piaxtla<\/i>, que continuar\u00edmos el recorrido que hace tiempo inici\u00f3 Carlos Lazcano y que no pudo terminar por falta de cuerdas. En un inicio \u00e9ramos cinco personas: Chicho (Francesco Lo Mastro) espele\u00f3logo, buzo e instructor de espeleorescate nacional en Italia; Paolo Petrignani, fot\u00f3grafo oficial del Grupo La Venta quien ha publicado varias veces en National Geographic: Chesco (Francesco Sauro) y Marco De Antonis, ambos espele\u00f3logos italianos invitados por el grupo de La Venta. Yo, espeleologa de la UNAM y amiga de los italianos, completaba el grupo.
\nNuevamente me ve\u00ed\u00ada inmersa en una expedici\u00f3n rodeada de hombres, donde yo era la \u00fanica mujer que se atrev\u00ed\u00ada a desafiar grandes retos al parejo de ellos. A veces pienso que no es valor lo que me mueve, tanto como la inconciencia de no saber a lo que me enfrento. No lo s\u00e9.
\nDespu\u00e9s de dejar al grupo Piedra Parada para que iniciaran su recorrido, nos dejaron a nosotros en un peque\u00f1o pueblito bajo el cuidado de don Esteban quien al amanecer nos indic\u00f3 el camino hacia el r\u00edo.
\nDIA UNO: EL ESTANQUE NEGRO<\/b>
\nEncontramos r\u00e1pidamente el r\u00edo y don Esteban continuaba caminando junto a nosotros. Llev\u00e1bamos dos bolsas secas cada uno porque llev\u00e1bamos comida y material para un recorrido de tres d\u00edas. Despu\u00e9s de recorrer el r\u00ed\u00ado por m\u00e1s de tres horas y esquivar el agua caminando sobre las piedras le pregunt\u00f3 a don Esteban cu\u00e1nto nos faltaba para llegar a la primera cascada.
\nDespu\u00e9s de haberle preguntado en tres ocasiones me respondi\u00f3\u00a0“aqu\u00ed adelantito”. Record\u00e9 que las personas del campo tienen un concepto muy diferente del tiempo y las distancias del que tenemos nosotros. Pregunt\u00e9 cu\u00e1ntas horas porque para entonces ya hab\u00edmos caminado m\u00e1s de cuatro horas y el r\u00ed\u00ado era pr\u00e1cticamente plano: el agua nos llegaba como m\u00e1ximo a la rodilla. Entonces me respondi\u00f3: “Pues como la misma distancia que hemos recorrido”.
\n\u00bfLa misma distancia? No comprend\u00ed por qu\u00e9 tanto tiempo y como era la traductora entre don Esteban y mis amigos italianos, le expliqu\u00e9 a Chicho, responsable del grupo, lo que me hab\u00ed\u00ada dicho. Est\u00e1bamos muy confundidos porque el plan inicial era que nos llevara al inicio de la cascada, la cual sab\u00edamos que estaba a una hora desde el lugar donde dormimos.
\nDon Esteban aclar\u00f3 el asunto:
\n“El se\u00f1or Walter me dijo que los llevara por este lugar para que vieran donde se estrell\u00f3 la avioneta.”
\nSe hizo un silencio mientras nos mir\u00e1bamos unos a otros. \u00bfCu\u00e1l avioneta?
\n“la que se estrell\u00f3 hace unos 10 a\u00f1os”.
\n“\u00bfY… qu\u00e9\u00a0se ve de la avioneta?”
\n“Pues, ya nada, como fue hace mucho tiempo pues ya no queda nada.”
\nRespiramos profundamente. Ya eran las tres de la tarde, comenz\u00e1bamos a tener algo de hambre y pens\u00e1bamos dentro de nosotros “\u00a1No manches!” y, la verdad, tambi\u00e9n lo dijimos. \u00bfC\u00f3mo era posible estar caminando hacia la nada bajo el sol con los pies congelados? El agua estaba como a siete u ocho grados Cent\u00ed\u00adgrados.
\nNuestro gu\u00eda nos propuso algo que nos son\u00f3 razonable y viable en ese momento: pod\u00ed\u00adamos cortar camino hacia lo alto de la ca\u00f1ada y que nos ahorrar\u00ed\u00adamos varias horas de recorrido pues en tres horas lleg\u00e1bamos nuevamente al r\u00edo donde est\u00e1 el inicio de la cascada.
\nAs\u00ed\u00ad que iniciamos la subida, cada vez m\u00e1s inclinada. Llev\u00e1bamos los pies mojados y la carga se sent\u00eda m\u00e1s pesada. Caminamos las primeras tres horas y segu\u00edamos subiendo y cuando el sol se pon\u00eda me di cuenta que hab\u00eda olvidado otra vez el diferente concepto del tiempo.
\nCuando el camino comenz\u00f3 a ser m\u00e1s amable, descendimos. Marco y yo nos lastimamos la rodilla. Chicho, quien tambi\u00e9n era nuestro doctor, me aplic\u00f3 una inyecci\u00f3n intramuscular para aliviar el dolor. Ya no ten\u00edamos ni una gota de agua y nos faltar\u00edan por lo menos unas cuatro horas para llegar al r\u00edo, as\u00ed que le pedimos a don Esteban nos llevara a un lugar donde hubiera agua para poder pasar la noche.
\nNos llevo a un “jag\u00c3\u00bcey” (una poza hecha por los campesinos para que beba el ganado). S\u00ed: era un lago caf\u00e9 con una capa viscosa flotando sobre aquel l\u00edquido. El perro de nuestro gu\u00eda se acerc\u00f3 y no se atrevi\u00f3 a beber: se dio media vuelta y se fue a comer hierba del campo. Nosotros, sedientos, con los labios pegados entre s\u00ed y casi sin saliva, mir\u00e1bamos ese monstruoso espect\u00e1culo y sin tener otra opci\u00f3n cerramos los ojos y llenamos nuestras botellas para agua.
\nEsa noche Marco se rehus\u00f3 a ser inyectado, no por ser Chicho quien lo inyectara, sino porque midi\u00f3 la situaci\u00f3n y a la ma\u00f1ana siguiente tom\u00f3 camino hacia el campo base, pero antes de separarnos, decidimos “aligerar la carga” y le dimos a Marco comida que seg\u00e9n nosotros no necesitar\u00edamos, grave error.<\/div>\n

<\/p>\n

D\u00cdA DOS, “ADI\u00d3S AL RYOBY”<\/b>
\nPara llegar al r\u00edo se desciende por un sendero (si a eso se le puede llamar sendero) muy inclinado y expuesto. Ah\u00ed nos despedimos del buen hombre y decidimos apretar el paso, pues ya hab\u00edamos perdido uno de los tres d\u00edas que hab\u00edamos calculado. A partir de ah\u00ed perder\u00edamos totalmente la comunicaci\u00f3n por radio con el campo base y recorrer\u00edamos el ca\u00f1\u00f3n por dentro del r\u00edo. Nadar nos aligerar\u00eda la carga y los neoprenos que nos pusimos nos ayudar\u00edan tanto a nadar como a soportar el fr\u00edo. Al menos eso cre\u00ed. Mi neopreno era muy grande y el agua entraba sin piedad por todos lados rob\u00e1ndome el calor que generaba mi cuerpo, as\u00ed que todo el recorrido lo hice acompa\u00f1ada del fr\u00edo y una congesti\u00f3n de pecho.
\n\"\"Avanz\u00e1bamos muy bien, hasta que de repente la corriente comenz\u00f3 a jalarnos a una velocidad en la que no ten\u00edamos mucho control de nuestros sacos. M\u00e1s adelante encontramos una cascada de unos 20 metros que se llev\u00f3 nuestro maravilloso taladro “Ryoby”. Chesco intent\u00f3 recuperarlo pero fue imposible porque se hundi\u00f3. No lo pod\u00edamos creer: el principio del recorrido y ya sin taladro. Al menos ir\u00edamos m\u00e1s ligeros. Pens\u00e1bamos en silencio \u00bfc\u00f3mo se lo diremos a Tullio? El taladro pertenec\u00eda a “La Venta”, lo mismo que todo el material que llev\u00e1bamos, incluso la comida.
\nM\u00e1s adelante llegamos a la segunda cascada, todo un espect\u00e1culo de 70 metros. Entre Chicho y Chesco armaron el tiro para descender con cuerda. Mientras yo les ayudaba, Paolo tomaba fotos. Inici\u00f3 el descenso Chesco, quien llevaba la video c\u00e1mara. Continu\u00f3 Paolo, quien deb\u00eda documentar tambi\u00e9n, pero con fotos. Me di cuenta que seria siempre \u00e9ste el orden de progresi\u00f3n por el trabajo de cada uno.
\nLuego, yo. En la cuerda me siento muy segura pues es una de las cosas que mejor s\u00e9 controlar, pero una vez llegando al agua, sent\u00ed c\u00f3mo mi estomago se hab\u00eda hecho nudo. La ca\u00edda de la cascada formaba una nube de agua que llegaba a m\u00ed con mucha fuerza y me empujaba justo al cauce del r\u00edo y con la vista nublada pod\u00eda ver a Paolo y Chesco que hac\u00edan se\u00f1as y me gritaban algo, pero con el estruendo del agua no escuchaba. Entend\u00ed que deb\u00eda nadar hasta el otro lado de la poza y no ir hacia el cauce del r\u00edo. Nad\u00e9 con mucha fuerza y no s\u00e9 si eran los nervios, el fr\u00edo o verdaderamente era grande esa poza, pero se me hizo eterno.
\nFinalmente, mientras Chicho descend\u00eda, nosotros tres lo mir\u00e1bamos y apreci\u00e1bamos ese peque\u00f1o monstruo. No Chicho, sino la cascada. Era espectacular. Claro que despu\u00e9s ser\u00eda peque\u00f1a en comparaci\u00f3n con la que nos esperaba mas adelante, pero vaya que disfrutamos ese momento.
\nEl sol nos dejaba sus \u00e9ltimos rayos as\u00ed, que nos dimos prisa y continuamos nuestro camino pero comenz\u00f3 a ser m\u00e1s dif\u00edcil ya que la cascada provocaba que se formaran r\u00e1pidos y tuvimos que atravesar un derrumbe donde en algunos casos utilizamos cuerda para librarlo. Pasamos la noche en un lugar muy c\u00f3modo “seg\u00e9n Chesco”: era una playita llena de piedras que se me incrustaron en el cuerpo durante toda la noche.
\nEsa noche nos dimos cuenta que a las bolsas “secos” se les hab\u00eda metido el agua. Toda la ropa de Chesco y su bolsa de dormir, algunas cosas de Paolo y m\u00edas, estaban muy mojadas. Tendr\u00edamos que terminar el recorrido con todas nuestras cosas mojadas y por supuesto con el doble de peso.<\/div>\n

<\/p>\n

D\u00cdA TRES, “EL \u00c1RBOL ENANO”<\/b>
\nEl paisaje desde aqu\u00ed es hermoso. El ca\u00f1\u00f3n se levanta con paredes de hasta mil metros, el r\u00edo es transparente y en algunos momentos se torna verde esmeralda.
\n\"\"Luego de unas horas llegamos a la cascada m\u00e1s imponente que he visto en mi vida entera, la misma donde Carlos Lazcano no pudo bajar. Pensaba en \u00e9l porque tuve la oportunidad de conocerlo un a\u00f1o antes en otra expedici\u00f3n y ahora somos buenos amigos. Lo imaginaba aqu\u00ed, en medio de este maravilloso escenario donde sientes la presencia de una energ\u00eda poderos\u00edsima, donde tu vista se pierde en el horizonte, el viento te enfr\u00eda la cara y te sientes privilegiado de estar ah\u00ed.
\nCreo que cuando nos acercamos a la orilla de la cascada y vimos su ca\u00edda, ninguno de nosotros pudo pronunciar palabra alguna. Compartimos ese momento en silencio. S\u00f3lo se escuchaba el viento y alg\u00e9n ave que sobrevolaba por encima de nosotros. Calculamos que la cascada tenia menos de los 120 metros que nos hab\u00eda dicho Javier. Pobres ilusos.
\nUna vez armada la cascada, Chicho inicio el descenso. Hab\u00eda pasado mucho tiempo ya, no hab\u00eda sido f\u00e1cil encontrar un buen sitio para armar y ten\u00edamos mucho calor, as\u00ed que pens\u00e1bamos poder llegar abajo sin el neopreno. Chicho me dej\u00f3 uno de sus dos sacos pues llevar\u00eda el material para seguir armando en una repisa que alcanzamos a ver. Esper\u00e1bamos sus noticias por radio y est\u00e1bamos un poco inquietos por que el punto de partida es una saliente de roca como un trampol\u00edn el cual no te permite ver la cuerda y ya se hab\u00eda tardado.
\nPor fin escuchamos un ruido que semejaba la voz de Chicho por radio. S\u00ed, era \u00e9l sumamente agitado, parec\u00eda que no pod\u00eda respirar y entre el estruendo de la cascada (que a la altura donde \u00e9l estaba era muy intenso) y su agitada voz nos dio a entender que hab\u00eda un nudo en la cuerda donde era inevitable “embarcarnos” que el pu\u00f1o se nos iba a quedar arriba, que la cascada “nos iba a tragar” (me refiero con “tragar” que la ca\u00edda de la cascada se mueve con el viento y cae sobre de ti y no te deja ver ni respirar), que la cascada era m\u00e1s grande de lo que pensamos y que nos pusi\u00e9ramos el neopreno, pero que todo estaba “bajo control”.
\nLos tres que est\u00e1bamos arriba, muy seguros de nosotros mismos, repas\u00e1bamos en nuestra cabeza cada palabra y plane\u00e1bamos como bajar para batallar lo menos posible. Yo los mir\u00e9 con un sentido de abandono pues era claro que primero tendr\u00eda que bajar Chesco seguido de Paolo y al final yo. Nos pusimos los neoprenos, Chesco se colg\u00f3 sus dos sacos y comenz\u00f3 a bajar. Paolo le tomaba fotos y yo hacia de mis dos sacos uno solo para as\u00ed bajar el de Chicho.
\nChesco se tardo mucho m\u00e1s que Chicho y eso nos puso de nervios por que aunque tiene s\u00f3lo 23 a\u00f1os de edad es un espele\u00f3logo de muy alto nivel. Despu\u00e9s supimos que el viento hab\u00eda movido la cascada hacia \u00e9l y lo hab\u00eda tragado por completo. Chicho lo miraba desde la repisa y Chesco no se mov\u00eda y por m\u00e1s que le jalaba la cuerda para desviarla no era posible sacarlo de ah\u00ed. Chesco encontr\u00f3 en la pared un punto donde hacer un espacio con sus manos y poder respirar bajo la cascada y en cuanto \u00e9sta se retir\u00f3, volvi\u00f3 a descender. Chicho sab\u00eda bien que no es posible subir a rescatar a una persona bajo una cascada y que las probabilidades de que se ahogue son altas. Despu\u00e9s que Chicho nos avis\u00f3 que ya hab\u00eda llegado Chesco y nos volvi\u00f3 a decir que la cascada nos tragar\u00eda y comenz\u00f3 a bajar Paolo.
\nLe dije a Paolo que me dejara uno de sus sacos ya que llevar\u00eda mucho peso, por que pasar ese nudo donde te embarcas y con la cascada encima seria muy dif\u00edcil para \u00e9l. Yo tengo m\u00e1s pr\u00e1ctica para enfrentar t\u00e9cnicas dif\u00edciles en cuerda y contaba con un “pantin”, un aparato que se fija al pie y que se puede usar para recuperar el pu\u00f1o por muy lejos que te pueda quedar.
\nPaolo se tard\u00f3 m\u00e1s que Chesco. Yo ve\u00eda al horizonte tratando de concentrarme, pues un error y ser\u00eda fatal. La cascada tambi\u00e9n se trag\u00f3 a Paolo. Yo escuchaba gritos pero como no ve\u00eda nada, s\u00f3lo me quedaba esperar. Era Paolo que ped\u00eda que lo sacaran de ah\u00ed. Afortunadamente entre Chesco y Chicho pudieron desviar la cuerda y sacarlo.
\nFinalmente, mi turno, con tres sacos pesados llevaba pero eso no me preocupaba tanto como el batallar con el agua. Chicho hab\u00eda armado muy bien el tiro, bastante retirado de la cascada, pero no hab\u00edamos contado con el viento. El inicio estaba en el suelo (si, pusieron los spits en el piso) y la salida era muy inc\u00f3moda, adem\u00e1s de que te prove\u00edas de un gran manojo de espinas. Mis manos quedaban entre mi descensor y el piso, y con tanto peso deje un rastro de sangre.
\nUna vez colgada sent\u00ed la seguridad de la cuerda y decid\u00ed bajar lo m\u00e1s r\u00e1pido posible pero ya en el nudo estaba completamente mojada, aunque la cascada se hab\u00eda apiadado de m\u00ed y se hab\u00eda quedado tan s\u00f3lo a unos cent\u00edmetros de m\u00ed. Decidi\u00f3 no tragarme, as\u00ed que me dediqu\u00e9 a pasar el famoso “nudo embarcador”. Efectivamente era inevitable dejar arriba el pu\u00f1o y lo que m\u00e1s me llev\u00f3 tiempo fue poder levantarme para recuperarlo pues llevaba mucho peso, tanto que cuando toqu\u00e9 la repisa no pude mover yo sola los tres sacos.
\nLo hab\u00edamos logrado. Est\u00e1bamos en la repisa. El estruendo de la cascada era ensordecedora y ten\u00edamos que gritar para escucharnos. La brisa nos golpeaba y todav\u00eda nos faltar\u00edan por bajar 60 metros. En ese momento el sol se pon\u00eda. Ten\u00edamos que apurarnos.
\nChicho arm\u00f3 sobre un “arbusto”, un \u00e1rbol enano de fuerte tronco, con la seguridad t\u00e9cnicamente m\u00e1s que aceptable, pero de “terror” para la vista. A\u00e9n no sab\u00edamos cuanto nos faltaba por bajar con exactitud, as\u00ed que mantuvimos el mismo orden de descenso y de carga. La claridad del cielo se desvanec\u00eda y la oscuridad lleg\u00f3 justo cuando me qued\u00e9 nuevamente sola.
\n\"\"Cuando comenc\u00e9 a bajar, esta vez con mucho miedo, le ped\u00eda a las fuerzas del universo que ese hermoso arbolito enano se mantuviera en su lugar hasta que yo lograra llegar abajo. Manten\u00eda la mente ocupada y el coraz\u00f3n acelerado. Tambi\u00e9n le ped\u00eda a la roca que se hiciera un poco suave, como de goma, para que ese “roce de la muerte” no fuera a romper la cuerda.
\nAl llegar hasta abajo el impacto que hace el agua al llegar a la poza sal\u00eda disparada con toda su fuerza hacia mi haci\u00e9ndome da\u00f1o, tanto, que casi me tira al suelo. Era tal la adrenalina que recorr\u00eda mi cuerpo que pude levantar los tres sacos y arrastrarlos hasta el lugar donde llegaron a mi ayuda Paolo y Chesco.
\nYo sudaba y ve\u00eda con gran satisfacci\u00f3n esa enorme cascada que nos hab\u00eda hecho temblar a los cuatro pero que ahora nos daba un espect\u00e1culo inolvidable. Caminando entre enormes bloques de rocas de unos 20 y 40 metros de di\u00e1metro, aquellos que desde lo alto parec\u00edan peque\u00f1as piedras, encontramos un buen lugar para pasar la noche. Creo que estar\u00edamos a unos 300 metros de ese torrente de agua y todav\u00eda se tomaba la libertad de hacernos llegar sus gotas.
\nLa luna iluminaba a nuestra ahora amiga a quien nombramos “Salto de la luna”. Platic\u00e1bamos nuestras experiencias y re\u00edamos satisfechos de haberlo logrado. Haciendo la cuenta de la cuerda pensamos que mide un poco m\u00e1s de 170 metros. Durante la noche yo despertaba tan s\u00f3lo para admirar esa visi\u00f3n. No tenia que hacer nada m\u00e1s que abrir los ojos y ah\u00ed estaba, frente a nosotros. Brillante, como de plata.<\/div>\n

<\/p>\n

D\u00cdA CUATRO, “PERDIDOS Y SIN COMIDA” <\/b>
\nLa comida comenz\u00f3 a terminarse y eso era bueno para m\u00ed porque me hab\u00eda tocado cargarla. Ten\u00edamos que apurarnos porque llev\u00e1bamos tres d\u00edas y no hab\u00edamos avanzado “nada”. Ve\u00edamos la carta topogr\u00e1fica y nos faltaba m\u00e1s de la mitad por recorrer.
\n\"\"Apretamos el paso, superamos otro gran derrumbe entre r\u00e1pidos, ca\u00eddas, tiros y saltos. Cre\u00edamos haber avanzado bastante pero despu\u00e9s de seis horas en el r\u00edo volvimos a ver la carta. Nuestro punto de referencia era la confluencia con “piedra parada”. Mir\u00e1bamos a lo lejos y pod\u00edamos apreciar c\u00f3mo el ca\u00f1\u00f3n da vuelta a derecha y luego a izquierda. Ten\u00edamos la esperanza de que una de esas vueltas fuera la “confluencia”, as\u00ed que cada curva que ve\u00edamos trat\u00e1bamos de llegar a ella lo antes posible. Pero no era f\u00e1cil pues el terreno se hab\u00eda tornado complicado. Pero a\u00e9n as\u00ed avanz\u00e1bamos y cuando por fin lleg\u00e1bamos a la inalcanzable curva y nos d\u00e1bamos cuenta que no era la confluencia, nos invad\u00eda una decepci\u00f3n infinita.
\nCaminamos m\u00e1s de ocho horas. Ya no ten\u00edamos barras energ\u00e9ticas y ten\u00edamos que esperar hasta la hora de la cena, que era nuestra \u00e9nica comida pues el desayuno consist\u00eda en s\u00f3lo cafecito caliente. Esa noche vi con otros ojos las huellas que a menudo encontr\u00e1bamos de alg\u00e9n animal peque\u00f1o cerca del r\u00edo, pues tuvimos que empezar a racionar la comida, que no fue agradable ni divertido. Est\u00e1bamos muy cansados, el agua nos robaba demasiada energ\u00eda y nos sent\u00edamos algo perdidos, los GPS se quedaron por error en el campo base.
\nTodos los d\u00edas intent\u00e1bamos comunicarnos por radio con el campo base pero sin resultado alguno pero cuando Chicho por fin lo logr\u00f3 fue un momento hist\u00f3rico. De repente ya no ten\u00eda m\u00e1s cansancio ni hambre, la energ\u00eda me regres\u00f3 de inmediato al cuerpo y nunca olvidar\u00e9 el momento en el que Tullio habl\u00f3 con nosotros. Pensaba dentro de m\u00ed: “Tullio lo puede todo, ya no tengo de que preocuparme”. Y no estaba equivocada, despu\u00e9s me enter\u00e9 que una vez que cortamos comunicaci\u00f3n y le dijimos que ten\u00edamos dos raciones de comida para cuatro personas y nos faltaban dos o m\u00e1s d\u00edas por llegar, se puso en contacto con el helic\u00f3ptero para sacarnos de ah\u00ed por si hac\u00eda falta. Claro, que no fue necesario.<\/div>\n

<\/p>\n

D\u00cdA CINCO: \u00bfY LA CONFLUENCIA?<\/b>
\nMuy animados y llenos de br\u00edos tomamos r\u00edo abajo y aunque \u00edbamos muy felices el cuerpo no respond\u00eda igual, nos tropez\u00e1bamos f\u00e1cilmente. Las piernas me temblaban en esa agua tan fr\u00eda, tanto que no sent\u00eda las piernas pedalear y tenia que voltear a mirarlas a ver si se mov\u00edan.
\n\"\"Cruz\u00e1bamos ahora grandes pozas de 40 y 80 metros de largo. Los paisajes eran cada vez m\u00e1s impresionantes. La roca cambiaba de color, de gris a roja, a blanca. Camin\u00e1bamos por inercia, nad\u00e1bamos y alcanz\u00e1bamos esas prometedoras curvas una vez tras otra sin tener resultados. \u00a1Que cansancio!, pensaba. Y cuando ve\u00eda dejar caer su fuerte cuerpo a Chicho y a los dem\u00e1s pidiendo un descanso, me daba cuenta que no era la \u00e9nica.
\nSeg\u00e9n nuestros c\u00e1lculos hoy ten\u00edamos que encontrar la confluencia antes de las tres de la tarde” Caminamos y nadamos hasta que la luna nos ilumin\u00f3, creo que ese d\u00eda hubo un eclipse, hab\u00eda una luz muy especial. Esa noche vimos lo \u00e9ltimo de comida que nos quedaba, las dos \u00e9ltimas raciones para los cuatro.
\nNo quisiera volver a sentir esta sensaci\u00f3n de sobrevivencia. Me gustan las expediciones y los retos pero no me gusta llegar a estos extremos. Por supuesto recordaba el momento en el que decidimos darle la comida a Marco.
\nTambi\u00e9n pensaba en mis amigos de “Piedra Parada”. Seg\u00e9n lo que Tullio logr\u00f3 ver al inicio de la expedici\u00f3n cuando sobrevol\u00f3 los dos ca\u00f1ones en helic\u00f3ptero, vieron que el de Piedra Parada era m\u00e1s t\u00e9cnico y puesto que el nuestro result\u00f3 ser m\u00e1s dif\u00edcil de lo que calculamos, los imaginaba a ellos.
\nY pensaba constantemente cuando un d\u00eda antes que nos comunicamos con Tullio y nos dijo que los de Piedra Parada hab\u00edan tenido un “grave problema” y que llegando al campo base nos contaba. Me preocupaba mucho pensar en un accidente, con la compleja morfolog\u00eda del lugar seria una gran odisea llevar acabo un rescate.
\nDespu\u00e9s me enter\u00e9 que su gran problema fue tambi\u00e9n hab\u00edan perdido el “Ryoby” (s\u00ed, el otro taladro) y se toparon con m\u00e1s cascadas de las que vieron desde helic\u00f3ptero y ya no ten\u00edan m\u00e1s cuerda, de tal manera que si se encontraban con una cascada m\u00e1s estaban perdidos.<\/div>\n

<\/p>\n

D\u00cdA SEIS, “MIS AMIGOS”<\/b>
\nMuy cansados, sin desayuno y con s\u00f3lo agua en la panza, caminamos durante varias horas y alcanz\u00e1bamos esas curvas del ca\u00f1\u00f3n, cuando sin pensar en ello encontramos la “confluencia”. Lo hab\u00edamos logrado, Tullio nos dijo que a partir de la confluencia s\u00f3lo eran tres horas hasta el campo base.
\nNuestros \u00e1nimos se levantaron y apresuramos el paso. Comenzamos a ver pisadas de vacas en la arena, y despu\u00e9s de un par de horas encontramos un escrito en la arena, con una maravillosa flecha indicando el \u00e9nico sentido que nos llevar\u00eda al campo y dec\u00eda “Campo base 3 horas”. Ya no tenia hambre, solo quer\u00eda ver a Paulina (mi prima, quien apoy\u00f3 en campo base) y a mis amigos a Javier, a Sa\u00e9l, Arturo y por supuesto a Tullio.
\n\"\"Quer\u00eda moverme m\u00e1s r\u00e1pido pero no pod\u00eda. En este momento iba como \u00e9ltima cuando vi a mis compa\u00f1eros que se alegran, r\u00eden y hablan con alguien, entonces corr\u00ed y al primero que vi fue a Tullio. Acompa\u00f1ado de Sa\u00e9l y Renato hab\u00edan caminado r\u00edo arriba para alcanzarnos con algo de comida.
\nNunca olvidar\u00e9 la felicidad que me dio abrazarlos.
\nLos de Piedra Parada hab\u00edan llegado una hora antes que nosotros. Recuerdo bien esa felicidad de estar rodeada de gente que quiero mucho y de haber pasado aventuras intensas y sobre todo de poder contarlas. Paulina nos recibi\u00f3 con una dotaci\u00f3n de quesadillas, con salsa de chile habanero. Ya se imaginar\u00e1n que nos supieron a gloria.
\nEsta es la historia del grupo Piaxtla, planeada para tres d\u00edas pero que resultaron ser seis, llenos de vivencias maravillosas.<\/div>\n

 <\/p>\n

\"\"<\/div>\n

<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

El proyecto En busca de un mundo olvidado<\/i>, iniciado en el estado de Chihuahua por Carlos Lazcano, trascendió a Durango, donde están barrancas más inaccesibles aún, donde una excelente técnica es imprescindible para llegar a los lugares. Este es uno de los relatos de una exploración llevada a cabo en las barrancas por un equipo de exploradores italianos y espeleólogos universitarios en noviembre del 2003. Fotografías de Paolo Petrignani.<\/div>\n

<\/a><\/p>\n","protected":false},"author":1160,"featured_media":0,"comment_status":"open","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"jetpack_post_was_ever_published":false,"_jetpack_newsletter_access":""},"categories":[1007],"tags":[],"jetpack_featured_media_url":"","jetpack_shortlink":"https:\/\/wp.me\/p51GhY-38N","_links":{"self":[{"href":"http:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/12077"}],"collection":[{"href":"http:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"http:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"http:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/users\/1160"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"http:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=12077"}],"version-history":[{"count":2,"href":"http:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/12077\/revisions"}],"predecessor-version":[{"id":25701,"href":"http:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/12077\/revisions\/25701"}],"wp:attachment":[{"href":"http:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=12077"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"http:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=12077"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"http:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=12077"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}